Caralvá
Existe una avalancha del infortunio sobre el futuro de la nación, esta condición se perfila con intensidad durante los procesos electorales, este año no es la excepción, la condiciones objetivas de la realidad nacional a pesar de todo permite un optimismo moderado, no obstante la voz de los ciudadanos y su opinión es sustituida por las acciones en algunos medios de comunicación, así las realidades son distorsionadas durante las campañas electorales.
Los viejos profetas del infortunio en estos momentos deben estar bajo la mesa más oscura de un castillo olvidado en el tiempo, hace un par de años inundaron la nación con estribillos y cánticos que hacían pensar en un éxodo masivo de todos los miembros de las familias más adineradas, junto a los imitadores y aspirantes a oligarcas; afirmaron que en pocos meses el país sería un ruina completa, que un Golpe de Estado era posible, que las reservas internacionales serían saqueadas, con deportaciones masivas desde Estados Unidos, todo era cuestión de tiempo, además el dólar sería sustituido por el colón y un rosario de fatalidades peores que el Apocalipsis.
Estos profetas cuando se empeñan en vociferar el desastre nunca proponen soluciones, olvidan la historia de 20 años de un Partido-Gobierno, olvidan que la delincuencia no es un fenómeno reciente, que el contrabando de drogas era cínico y a la vista pública, recordemos que un alijo de droga fue descubierto en unas bodegas privadas pero curiosamente no hubo capturas, en las antiguas entidades financieras nunca se denunció las irregularidades de organizaciones sospechosas que luego provocaron un daño irreparable a cientos de familias salvadoreñas, en algunos casos provocaron la muerte de jubilados que perdieron los ahorros de su vida, el nepotismo en instituciones públicas, el reparto de becas destinadas a estudiantes pobres en el exterior.. etc. pero estos profetas del desastre callan la historia; “extraña memoria” que olvida a propósito y no recuerda a los afectados.
Los profetas del desastre en tiempos electorales están “enfiestados”, todo está mal y vamos para peor, si esto no cambia simplemente el caos… ¿no piensan acaso que si sus augurios se cumplen no quedará nada? ¿No saben que si sus interpretaciones se realizan no ganará su partido, sino perderemos a la nación? ¿Por qué insistir en el desastre si después de esa catástrofe que ellos desean tan patrióticamente heredarán la ruina?.
Así al realizar afirmaciones irresponsables deberíamos de estudiar las circunstancias de nuestra nación, su historia, las estructuras legales, etc, todo el marco conceptual que nos permite como ciudadanos construir una nación para los siguientes años, necesitamos este ejercicio, con soluciones posibles para construir una racionalidad multisectorial, para encontrar puntos convergentes que no deben ser manipulados tendenciosamente, aspectos que nos involucran hacia una democracia posible como: seguridad, economía, energía, alimentos, migración, cultura etc. elementos que parecen unirnos más que separarnos…¿Quién no desea la seguridad de su familia? ¿Quién no desea una economía estable e integral? ¿Quién no aspira a productos energéticos a precios justos y accesibles? ¿Es extraviado solicitar los derechos de nuestros compatriotas en tierras extranjeras y en ese punto trabajo temporal o su protección migratoria?
En lugar de lanzarnos propuestas huecas y sin contenido, divulgar calumnias de un partido contra otro, la ciudadanía desea escuchar a los partidos una opción de acuerdos posibles, de una propuesta de unión a la nación ante el infortunio. El pueblo ya votó en ese caso y no temer al futuro es una realidad ahora.