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"Ni Dios lo quiera" la paz de una dictadura

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Caralvá

 

 

 

Existen diferentes conceptos de Paz,  estas refieren criterios de individuos, comunidades, sociedades, instituciones, naciones etc. bajo formas elementales puede referir “ausencia de la guerra”, pero esta no es suficiente, puesto que a la paz se asocia usualmente la violencia. La violencia puede ser legal o ilegal, la primera es aquella que se esgrime como derecho, la otra es para luchar contra ese derecho, paradójico pero la violencia se transforma históricamente.         

 

De esta manera podemos continuar agregando conceptos asociados a tan importante condición humana.

 

Para no reconstruir la historia en general fijemos algunos puntos trascendentales, uno de ellos es la Revolución Francesa al proclamar los Derechos del Hombre, que cambió la concepción de las antiguas sociedades absolutas al proclamar estos derechos también se recuerda a las personas que no tienen derechos, los pierden, el Estado los suprime y las instituciones también niegan a ciertos individuos esta calidad.

 

En nuestra nación la democracia tiene un largo camino que recorrer en el respeto a la vida humana, para no ir muy lejos la contabilidad de las muertes de ciudadanos a manos de los delincuentes es una estadística que mide la paz de la nación y además es un argumento político para alimentar la desinformación cotidiana de adversarios políticos.

 

En días recientes se informa a la población por medio de voceros de la Iglesia Católica de una tregua entre las principales pandillas de la nación, en otras palabras se inicia la otra paz que se concibe más o menos como el respeto a la vida entre ellos. Los alcances de este pacto son difusos, pero con resultados visibles, existe una dramática caída en las estadísticas de las muertes violentas, es un acontecimiento para reflexionar y proponer caminos a seguir, no para “legalizar” a organizaciones criminales sino para continuar en este esfuerzo que al menos proclama el respeto a la vida. El complejo surgimiento de las bandas criminales y sus ramificaciones en los últimos veinte años,  no puede solucionarse de un día para otro; unido al surgimiento de estas estructuras está la violencia indiscriminada en todos los niveles, al igual que la corrupción de menores, inducción a cometer ilícitos, coacción, extorsiones y un rosario de actos que destruyen la paz democrática de la nación. Este infortunado evento no tiene solución fácil, ni siquiera en Estados Unidos de América, ni en México, ni en ningún otro país existe un antecedente donde una tregua entre pandillas elimine la violencia generada por intereses antagónicos entre sus miembros, usualmente por dominio de territorios para favorecer ilícitos de diversa naturaleza. Pero quizás nuestra incomprensión del alcance de este evento este propiciado por que desconocemos todo el árbol que une este tejido de acuerdos entre pandillas, así como desconocemos implicaciones que nos involucran como ciudadanos, sociedad o Estado.

 

La Paz  de nuestra sociedad democrática es un acuerdo de nación, de historia, de cultura entre ciudadanos, esta paz se ilumina bajo los conceptos constitucionales. Acaso debemos ser prudentes ante esta iniciativa de la  Iglesia Católica, pero eso es todo, la Iglesia asumirá compromisos bajo su jurisdicción que no implican compromisos con la sociedad salvadoreña en absoluto. Ni Dios lo quiera la paz de una dictadura,  como en 1932, que por cierto también recibió la bendición a sus armas de la Iglesia Católica.

 

www.cesarramirezcaralva.com

 

 

 

 

 

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