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Desafíos para el fin del quinquenio

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Caralvá

 

 

 

Los últimos meses de la Administración del Presidente Mauricio Funes, implicarán una ardua tarea de diálogo para avanzar en la gobernabilidad y la pluralidad, con temas referidos a la elección de los magistrados de la Corte de Cuentas, sistema de pensiones, regulación de los temas hídricos, condición económica de los lisiados de guerra, desarrollo de puertos y aeropuertos, seguridad nacional (en el tema de las pandillas), narcotráfico, escuchas telefónicas ilegales (espionajes móviles), etc. muchos de estos temas acompañados del ruido de una campaña presidencial prematura, que aumenta el tono de crispación al divulgar acusaciones que en otro contexto serían motivo de acciones legales.

 

Un tema sin solución  es la pobreza estructural, esa que radica en el modelo productivo, en el cual se profundiza el ciclo vicioso de baja educación, salarios “de hambre” y precariedad en la integración económica que provoca subempleos, ilegalidad, marginalidad social, etc.

 

El conjunto de estos problemas nos plantea la necesidad de continuidad en los cambios sociales, que al menos la actual administración ha dado muestras significativas de logros inéditos, los cuales no se pueden garantizar si las elecciones se pronuncian por el retorno al pasado.

 

Un tema de los mencionados parece ser crucial, la seguridad nacional referente a las pandillas, este aspecto implica gobernabilidad, pluralidad, alianzas políticas, además de un significativo caudal de votos en el próximo año, puesto que el manejo del marketing político es emotivo, es publicidad, imágenes positivas o negativas, de tal forma que la arquitectura de estas iniciales pautas en los medios de comunicación pretenden el posicionamiento de los partidos en contienda; la diferencia en el tratamiento de este problema es claro: el retorno a la violencia o el impulso de medios innovadores.

 

Cualquiera que sea la modalidad del tratamiento, será una herencia para el siguiente gobierno, pero también una decisión política ciudadana, en ese punto no podemos olvidar el enorme daño y dolor causado a la familia salvadoreña por estas organizaciones criminales, por esta razón estos últimos meses serán decisivos, no solo para el momento electoral, sino también para los implicados en estas organizaciones delictivas, ellos serán los responsables directos de su futuro en los siguientes meses, con una grave decisión: continuar con el crimen y exponerse al retorno a la violencia o demostrar resultados convincentes que no dejen duda de la opción de la buena voluntad hacia la reinserción social.

 

Este tema recurrente en la vida social salvadoreña se profundizará en los próximos meses, debido a la internacionalización de las pandillas, con réplicas en Honduras y al menos recientemente un medio norteamericano hace referencias a la denominada: Tregua entre Pandillas, que interesa a la opinión pública norteamericana y probablemente al Congreso de Estados Unidos de América.

 

Las pandillas deben desaparecer, en mente y corazón de sus miembros, esa es la meta de la reinserción, de lo contrario surgirá un Catón como en la antigüedad pronunciando: Ceterum censeo Carthaginem esse delendam (Además opino que Cartago debe ser destruida).

 

Es sintomático referir la gobernabilidad, la pluralidad, el diálogo con los sectores nacionales sobre el tema, en tal sentido debemos buscar un Acuerdo de Nación en el marco constitucional.

 

www.cesarramirezcaralva.com 

 

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