César Ramírez
@caralvasalvador
Recuerdo con mucha ternura aquellas situación de mi barrio pobre de la Colonia Monserrat en los años sesentas, la infancia en su esplendor llena de gracia y candor, recuerdo un centenar de párvulos recién llegados a esa área residencial de trabajadores, aquella condición era novedosa según afirman los testigos, esos modelos habitacionales fueron un producto de importación israelí, en su inauguración asistió la Señora Primer Ministra Golda Meir (Meyerson) (en hebreo: גולדה מאיר), un acontecimiento trascendente. El área contaba con escuela pública, dos jardines de niños, Centro Comercial, Mercado, Centro de Salud, Casa Comunal, cancha de fútbol, una terminal de autobuses, un parque recreativo; parece un relato fantástico, no obstante en el Jardín de niños y niñas nos recibían con un desayuno: “un vaso de leche con un pequeño complemento”, todo el material y los ingredientes eran facilitados por la Alianza para el Progreso, aquello era la ayuda de Estados Unidos de Norteamérica calificada como la respuesta social ante la rutilante Revolución Cubana. El Centro Comunal dirigido por norteamericanos tenía instructores deportivos de: Beisbol, Fútbol, Boxeo, Ajedrez, etc. además proyecciones de películas gratis, estudios del Profeta Joseph Smith y otros eventos. Aquél proyecto fue calificado en su momento como un modelo contrainsurgente por la ortodoxia ideológica izquierdista, especialmente el vaso de leche y las áreas deportivas, pero de esa generación salió de todo: coroneles, guerrilleros, curas, obispos mormones, muchos emigrantes (ahora ciudadanos norteamericanos), políticos, un mosaico insurgente veinte años, incluso esas instalaciones fueron centros de reuniones clandestinas. Ahora cincuenta años después, algunos voceros de las cúpulas empresariales declaran que procederán con recursos inconstitucionales ante el Presupuesto de la Nación recién aprobado debido a que: el vaso de leche, los uniformes, el apoyo educativo de computadoras, salud, deportes, seguridad., etc., son acciones populistas y un derroche de dinero, en una palabra acciones socialistas; es una coincidencia de calificaciones de la ortodoxia derechista, en el tiempo “les extrêmes se touchent”, antes contrarevolucionario, ahora revolucionario –procomunista-, aunque el evento parece un movimiento pendular, la calificación es similar. La diferencia fundamental es un proyecto de un gobierno salvadoreño y no la ayuda norteamericana, un gobierno salvadoreño democrático y popular.
El fallo de los norteamericanos fue defender las antiguas estructuras oligárquicas y no promover la democracia ni la modernización del capitalismo, además de calificar a todo demócrata como comunista; ahora parece el mundo al revés, se promueve la democracia, la tolerancia ideológica, el capitalismo se moderniza con proyectos sociales, a nadie se desaparece por un color político, pero curiosamente los sectores pro-oligárquicos se oponen a todo cambio, sin importar las consecuencias. Al anunciar amparos constitucionales contra el Presupuesto Nacional, la vocación del pueblo se perderá, existirá el incumplimiento de pagos en las instituciones públicas lo cual generará deudas, frustración y con mucha probabilidad un Golpe de Estado que acabará con todo. Un fallo inconstitucional no será sorpresa, sino la visión del retorno al pasado oligárquico, con las consecuencias conocidas.