Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

drogas

  • De violencia por todas partes

    P1190677.JPG

     

     

     

    Caralvá

     

     

     

    Hace unos días (18OCT013)  el alcalde de Osicala, Departamento de Morazán: Fredy Edilberto Villeda García fue emboscado mientras realizaba gestiones municipales, ayer (21OCT013) otra personalidad de estructuras políticas Vicente Valdivieso y su hijo Juan,   sufrieron la misma suerte, estos trágicos eventos acontecen en medio de un clima político viciado por la desinformación, donde los foros de opinión son orientados hacia estrategias electorales y no hacia objetivos constructivos.

     

    La realidad es que dos prominentes miembros de la clase política fueron asesinados por personas que no tienen ninguna calidad de valores morales, ni cívicos, ni siquiera cristianos, dejando una saga de luto en la sociedad salvadoreña.

     

    El mensaje de violencia ahora se orienta hacia la clase política.

     

    Mientras cientos de ciudadanos han sufrido estas acciones, ahora la resonancia de estas acciones invade un sector que durante mucho tiempo se ha considerado intocable, no obstante los tiempos están cambiando.

     

    En estos momentos vivimos en la violencia como en tiempos de la guerra, navegamos en tormentas de tragedia cotidiana, pero no debemos aceptar un destino en forma pasiva, la clase política es ahora la que tiene el turno de su defensa social.

     

    El escenario donde casualmente dos miembros de la clase política de diferentes partidos son afectados, debe poner en guardia a quienes toman las decisiones de gobernación, debido  a que los instrumentos de control sobre estas organizaciones criminales ha rebasado todo mecanismo de contención y ahora avanza hacia intereses territoriales donde solo los políticos tenían espacio… es tiempo de reaccionar.

     

    La lectura de este panorama recuerda muchas acusaciones del pasado, donde las acciones corruptas invaden las esferas políticas, pero estas denuncias nunca llegaron a los tribunales de justicia, solo terminan en rumores. Existe un rosario de episodios sangrientos (Posada Carriles se pasea por San Salvador y abre negocios legales, el asesinato de diputados en Guatemala, el Cartel de Texis, la muerte de Facundo Cabral, incluso el Aeropuerto de Ilopango está relacionados con narcotráfico, etc) de esta manera personalidades políticas han sido mencionados, no obstante la justicia salvadoreña parece rezagarse en acciones preventivas.

     

    La clase política debe reaccionar en forma social, con investigaciones visibles y que eliminen cualquier amenaza, puesto que ahora desde su seno surge este peligro definitivo, donde el enemigo interno se esconde, es cuestión de sobrevivencia.

     

    Las soluciones posibles deben ser categóricas, nuevas leyes son necesarias.

     

    Quizás ahora reaccionen como nación, cuando los miembros de la clase política se convierten en la primera línea de su propia defensa.

     

    ¿De dónde proviene esta inestabilidad?

     

    ¿A quién interesa la ingobernabilidad?

     

    ¿Es parte de un escenario de violencia electoral?

     

    Tenemos lecturas parciales del fenómeno, pero comprendemos que los límites de seguridad no funcionan, solo sabemos del dolor y luto provocado en la familia salvadoreña, exigimos como ciudadanos la pronta captura de los responsables y una acción de justicia visible.

     

    www.cesarramirezcaralva.com

     

     

     

     

     

  • La peste traficada

    DSC08487.JPG

     

    Caralvá

     

    La misma proporción de acontecimientos violentos a lo largo del territorio nacional, parecen tener relación directa con el narcotráfico y crimen organizado que reside entre nosotros.

    Las semejanzas con otras naciones que combaten estos síntomas alarmantes, son evidentes.

    Parece que la geografía nos une en grandes corredores de violencia desde Estados Unidos hasta Suramérica, generando la degradación social en muchos ciudadanos que sucumben ante estas poderosas fuerzas del mal.

    Son miles de acciones violentas e ilegales que penetran las estructuras sociales e institucionales, pero cuando la sociedad sanciona a los agresores se genera la aguda crisis carcelaria con sus ramificaciones explosivas. De esta forma las cárceles son el reflejo del combate entre la nación versus el narcotráfico y el crimen organizado.

    Las redes de distribución de las drogas en diversas escalas, parecen coincidir con los crímenes que observamos a diario, ese mapa de muerte sigue el rastro de las drogas o territorios de control de bandas del crimen organizado.

    Honrados ciudadanos son asesinados sin piedad, trabajadores del transporte colectivo, maestros, religiosos,  vendedores de pan, taxistas, etc. parece una nueva peste traficada de la humanidad en el siglo XXI. La peste traficada  es similar a la peste negra del siglo XIV, porque esta terminando con la vida de millones de personas.

    A nombre de estas horrorosas banderas del narcotráfico se comenten todas los crímenes que observamos, ese es el fondo, un cáncer que destruye nuestro sistema democrático.

    La lucha no es contra el sistema judicial, ni carcelario o un partido, es nuestro modelo institucional que se encuentra en peligro.

    Desafortunadamente nuestra sociedad esta fragmentada, aún parece un sueño resolver por medio de la Unidad Nacional los temas que acosan a la ciudadanía, es posible que por esta razón no reaccionemos, pero la inacción nos lleva a la muerte social.

    Ahora es tiempo de reconocer que tenemos un poderoso enemigo interno: el narcotráfico y el crimen organizado.

    No existe solución a corto plazo, quizás no hay solución ni a largo plazo y debemos aprender a convivir-combatir con este mal, bajo nuevas reglas del juego.

    Naciones como Colombia, México, Guatemala, los mismos Estados Unidos libran cada uno su lucha particular, al menos nos aventajan en experiencia.

    Si ya convivimos con el narcotráfico y el crimen organizado en nuestras calles y barrios, es tiempo de seguir ejemplos de las naciones mencionadas y unir las fuerzas necesarias bajo un Consejo Defensivo Internacional contra este mal.

    Las crisis carcelarias y sus graves consecuencias, deben tener las mejores respuestas institucionales, la unidad nacional es una de ellas.

    www.cesarramirezcaralva.com