Caralvá
Vivimos otra realidad después del 5 de julio del 2006. Esta realidad es la identificación de grupos armados antisistema. Es el mismo mensaje de inseguridad que provocan las maras con su sangriento accionar, que también cae en este mismo rubro.
Algunas conclusiones sobre este acontecimiento son: la existencia de este grupo armado antisistema; los pronunciamientos oficiales de las fuerzas políticas dejan clara su vocación por la democracia y su rechazo a medios armados e ilegales; el mensaje de este grupo antisistema y terrorista ha sido escuchado nacional e internacionalmente, su aparición ha sido motivo de amplias condenas a lo largo de la escala social; la absurda vinculación entre legítimas reivindicaciones y el uso de las armas ha dejado entreabierta la puerta para suponer que muchas otras acciones de protestas ciudadanas, puedan tornarse protestas armadas, con resultados fatales; el precedente terrorista de asesinar a policías nacionales y finalmente el manejo propagandístico del evento, pensando en forma partidaria en lugar de pensar en la nación.
Un precedente del 05JUL es que las armas pueden surgir en cualquier momento de lugares inesperados y la mentalidad de guerra no ha muerto.
Es necesario realizar un balance político sin honor “ideológico” porque tristemente este es el resultado del nocivo hábito de la desconfianza, que califica al adversario político antes que lo hagan las leyes, que desacredita al opositor antes de escuchar argumento alguno, que lanza infundios masivos antes que verificar los sucesos particulares.
Una pregunta deberíamos hacernos como ciudadanos: ¿existen fuerzas centrífugas en crecimiento y en multiplicación? ¿Existen entidades que agrupan a los grupos antisistema? Estas fuerzas centrífugas pretenden descarrilar el tren de la democracia, estas fuerzas no creen en la solución con las reglas democráticas, ni soluciones pacíficas, ni en leyes, ni en nada que no sea su propio discurso, el mensaje del 05JUL es claro: “las armas pretenden hablar sin consultar a nadie”, siendo muy probable que estén en multiplicación, que no sea un solo grupo sino varios con diversas denominaciones, pero al igual que las maras, tienen por estrategia la extorsión y el terrorismo para hacerse escuchar.
Podemos observar el surgimiento de centros de poder, que tienen diversos contenidos y bases de apoyo. Las denominaciones de cada grupo antisistema son amplias pero cuestionan el avance democrático en general, porque las fronteras de lo legal e ilegal son rebasadas cotidianamente. Los pronunciamientos de los partidos mayoritarios al menos, han aislado a estos grupos antisistema, eso es una contribución a la gobernabilidad.
Después del 05JUL son visibles: el consenso en la unidad de poder legal, la estabilidad del régimen y la alianza por la paz de todas las fuerzas democráticas. Contrario a lo que pueda parecer, la gran ganadora es la democracia y la gobernabilidad, porque se ha formado un consenso nacional contra estos grupos antisistema que son esencialmente terroristas.
Ahora es el momento de plantear soluciones entre los centros de poder para disminuir la presión interna y externa sobre el sistema político, es el momento de transformar el capital político en una amplia alianza contra el terrorismo, porque el mensaje es claro, la mejor contribución a la gobernabilidad es hacer efectivo el aislamiento de los grupos antisistema y profundizar las reformas legales. La verdadera fuerza de los partidos políticos es controlar a estas fuerzas centrífugas e impulsar soluciones democráticas.
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