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Los cipotes abandonados

Caralvá

Siempre han existido niños abandonados, pero el narcotráfico parece potenciar esta condición lamentable.
Existen extremos en los análisis, los rangos principales podríamos ubicarlos casi en un acordeón ideológico, incluso existe confusión sobre dónde ubicar al enemigo social. Esto debido a que la democracia se debilita ante el narcotráfico, la democracia y sus instituciones tiemblan ante tantos millones de dólares dispuestos a comprar voluntades. El caso de Vladimiro Montesinos en Perú es uno de esos casos.
Hace unos meses anotar estos elementos eran: “delectaciones intelectuales”, pasatiempos de académicos izquierdistas, fumadas narcóticas de estudiosos tropicales, etc., pero a partir de la exposición mediática de un miembro de la clase política, con negocios en muchas alcaldías de todos los colores políticos y sus nexos con el lavado de dinero proveniente del narcotráfico y otro señor del cartel de Medellín que se ha paseado durante muchos años por nuestras calles, bebiendo alegremente en los bares de la ciudad, entonces aquellos sueños nos despiertan en nuestras peores pesadillas, nuestra nación es territorio del narcotráfico y el crimen organizado, ahora: tanto crimen y tanta extorsión tienen un mismo origen, esa es la causa principal, la disputa de territorios narcos. Para llevar a cabo sus actos delictivos, estos señores del mal reclutan a cipotes de la calle, basta con caminar entre la 1ª calle poniente y 25 avenida norte, avanzando hacia el Norte, en el paso a desniveles frente al Seguro Social, donde hace 31 años ocurrió una histórica represión militar; en ese lugar existe una casa abandonada, con un rótulo de Kung Fu, en ella se pueden observar a diversas horas a: cipotes irritables, ansiosos, paranoicos, algunos violentos, que parecen consumidores de crack y su realidad es parte del paisaje urbano.
Parecemos ciegos ante el dolor de estos chicos, pero poco a poco se hace la luz, no por la voluntad de nuestra clase política, sino por las denuncias de los organismos de Estados Unidos, que han alertado sobre la extrema debilidad del sistema judicial, la discriminación étnica en nuestra nación y el tráfico de drogas que acontece en el territorio. La esclavitud de los chicos de la calle es una realidad visible, pero nosotros pertenecemos a una sociedad de ciegos. Somos ciegos ante el abandono de estos cipotes, los cuales son usados para cobrar rentas, recoger rescates, transportar drogas, vigilancias de víctimas, pintar grafitis, además el horrendo acto del sicariato.
El abandono de los cipotes es en si una violación a los derechos de los niños, no obstante acá parece normal… Estos cipotes educados para el mal, con disponibilidad de armas, sin opciones sociales, inmersos en este estado de pobreza impuesta, repetirán las historias de que ahora vemos a diario, porque no dudo que los actuales delincuentes, en otro tiempo se forjaron en las calles de nuestra ciudad, con esas normas criminales.
Así el futuro de los cipotes de la calle es cruel… son excluidos en su infancia, expulsados de la educación formal, condenados a pedir, coaccionados de origen, apostados en los cruceros de las calles…los niños no pueden escapar a su destino, ahora no tienen nada, mañana a lo mejor tendrán armas para continuar pidiendo más cuotas de dinero, acostumbrados a enfrentar la vida de la peor manera posible, en el desamparo total… ¿Por qué no confiscar todas las propiedades de los señores del mal y usarlos para el rescate de los niños?
http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3045

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