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  • En el tanque… la credibilidad política

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    Caralvá

    Ahora lo primero que hacemos es observar el tanque de la gasolina, esta tan próximo que nuestras respuestas son medidas por cuantos cuartos de gasolina tenemos acumulados en el tanque del auto, pero si lo ampliamos podemos imaginar el tanque de los buses, taxis, motos, tractores, aviones, buques, etc. de esta forma toda operación comercial debe implicar costos sobre nuestros ingresos, en general, al final los pobres terminarán pagando el costo de la crisis, porque es lo más fácil para algunos, para los pobres es la peor de las medicinas.
    El tanque mide el pan, la harina, las medicinas, el salario mínimo, los servicios, hasta los frijoles, porque solo a “pocos” privilegiados les regalan la gasolina, a los demás no nos regalan ni el saludo…
    Es legítimo preguntarse por el futuro: ¿cómo estaremos en abril de 2009? cuando el precio de la gasolina llegue a $5 o $6…espero estar absolutamente equivocado y yo seré el primero en alegrarme, pero hacia allá vamos y sin frenos.
    Algo debemos tener claro, no buscar culpables evidentes, porque solo encontraremos inocentes, toca a cada sector hacer su mejor esfuerzo en la búsqueda de soluciones integrales, como nos repetían algunos maestros en el INCAE: “Duro con los problemas, blando con las personas”.
    El tanque de la gasolina parece que ha movido nuestro sistema de creencias, ahora creemos que las distancias son más largas porque la gasolina dura menos, creemos que el auto consume más cuando en realidad realiza el mismo trabajo con menos combustible, creemos que la aguja del marcador no se mueve cuando en realidad la aguja no miente en su recorrido a “tanque vacío”, creemos pecar por usar vías más largas para evitar el tráfico diario o elegidos de la Divina Providencia al exclamar: “Gracias a Dios tengo para la gasolina”.
    El costo de la gasolina es una magnífica oportunidad para los gobernantes de brindar soluciones y un factor que no distingue de banderas políticas; sobre este tema diversos sectores sociales públicamente han expresado puntos coincidentes: austeridad gubernamental, ejecución de proyectos pendientes, transparencia en el manejo de los dineros del pueblo, aumentos salariales, liberación de impuestos en productos básicos, garantía alimenticia para los más necesitados, defensa de empleos… etc.
    En el tanque también esta la credibilidad política, ahora no bastarán promesas, sino realidades en un mundo ahogado por los precios del petróleo, esta brecha de credibilidad implica muchas variantes, pero una parece indicar el camino de la razón, la nación debe comprometerse en una amplia alianza social para lograr acuerdos entre todos los sectores: gobierno, iniciativa privada, iglesias, partidos políticos, medios de comunicación porque el momento lo exige; ninguna fuerza por si sola puede hacer frente al golpe económico mundial, al menos de esta manera un pacto social podría atenuar este infortunio internacional.
    Es un buen momento para reflexionar que el mundo no llegará a su fin por el aumento del precio de los combustibles fósiles, pero si puede acabar con la credibilidad política de muchos representantes populares.

  • Sin anestesia para el dolor de la gasolina

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    Caralvá
    De pronto el detonante de los conflictos sociales, esta mas cerca de la gasolina que de organizaciones políticas, pero son las organizaciones políticas las llamadas a desactivar estos potenciales conflictos. La gasolina a fin de cuentas nos impone un cambio cultural en el mejor de los términos.
    Deberíamos plantearnos y con gran significado ¿Qué hacer ante la condición económica mundial y las soluciones posibles en la nación?.
    A la nación debemos aportar todos: sociedad política y sociedad civil, nadie debe excluirse, es un buen momento de emplear la palabra Ágape (αγάπη) como los antiguos filósofos griegos, en designio del amor a la verdad y la humanidad, puesto que la fiesta trágica ya se inició y sin invitación, esta fiesta durará al menos los siguientes 3 años… se llama: recesión económica.
    De esta forma las medidas audaces conocidas a la fecha, nos llegan del gobierno de los Estados Unidos de América que reparte dinero a sus ciudadanos… notable…casi llegamos al absurdo del capitalismo, puesto que el valor del dinero es generado por el trabajo, pero si lo regalan, entonces el valor dinerario es cero.
    ¿Por qué no realizar algo similar en la nación?...¡Absurdo!, para Estados Unidos de América no lo es.
    Además la iniciativa privada puede renunciar a ciertos privilegios y otorgar un aumento salarial a sus trabajadores, es más fácil otorgarlo por voluntad propia que aceptarlo como Ley de la República.
    A menos que se logre un acuerdo nacional, sobre la política económica, existen posibilidades que surjan espacios de trueques comerciales en muchos campos sociales, esta situación es propiciada por el desempleo y la pérdida de oportunidades para muchos. Ya existen trabajos físicos a cambio de alimentos, lo cual es aceptado por muchos y muchas.
    El tema no es simple para nadie, siempre que hablamos de renuncias económicas, la primera palabra que surge es de condena: “comunismo”, al igual con la palabra “ventajas económicas”, la palabra favorita es: “capitalismo”.
    Hemos propuesto que no sean los trabajadores, quienes paguen con su despido laboral, la inercia económica en las empresas o instituciones, la realidad nacional impone soluciones de cambio cultural con amplia participación e intersectorial.
    Las soluciones implican garantía de alimentos para las clases populares, como condición ineludible y objetivo nacional prioritario.
    No existe anestesia para el dolor que provoca el aumento de la gasolina y comprendemos los motivos de los aumentos, aunque no los compartimos, pero de sacrificios ya tenemos suficientes, es mejor eliminar impuestos, ampliar los aumentos salariales privados o públicos, pedir disminución de tasas de interés, pago de seguros a tiempo y no fraudes que retrazan el pago de terceras personas, etc., etc., se debe actuar ahora, para aliviar la economía de muchos ciudadanos y no esperar acciones predecibles por incapacidad en la visión social.

  • Tratado de Libre Migración

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    Caralvá

    Las historias de las tragedias de los emigrantes, se parecen cada vez más a una contabilidad de guerra política, una guerra de emigrantes contra la pobreza en sus naciones de origen, una desesperada lucha contra el destino anunciado a su generación y las realidades de su entorno, versus una leve esperanza de cambio en Estados Unidos de América u otras naciones de primer mundo.
    Son conocidos los motivos migratorios: conflictos sociales, trabajos temporales, residencias permanentes en otra nación, incluso recientemente: las extorsiones, secuestros y accionar de las bandas criminales denominadas “maras”, que obligan a la ciudadanía a emigrar y en esta decisión “forzada” se involucra a terceros países.
    La migración de Centroamérica involucra a México, la emigración de Suramérica y otros continentes involucra a Centroamérica, estos elementos del emigrante no pueden observarse aislados porque deben considerarse el origen, tránsito y destino de miles de personas que huyen de sus naciones.
    La migración es una especie de guerra irregular.
    En cierto momento debemos preguntarnos si existe un Tratado de Libre Comercio: ¿Por qué no realizar un Tratado de Libre Migración?.
    La ausencia de un Tratado Migratorio entre nuestras naciones genera miles de injusticias para los emigrantes, que abandonan sus tierras porque simplemente las políticas estatales no contemplan rubros tradicionales en sus trabajos generacionales.
    Cuando una persona opta por la migración ilegal en Centroamérica y otras regiones del continente, asume una condición de pobreza material, consciente o inconscientemente se ubica en un estado de marginalidad social, además percibe un deterioro en su concepción de justicia, se convierte en una persona desesperada por escapar de la realidad…
    Esta condición de deterioro no termina con sus esperanzas, pero en su afán migratorio a cualquier costo, los emigrante se exponen a vejámenes inhumanos, abandonos en pleno desierto, asfixia en vagones de trenes, muerte en compartimiento de camiones, lanzamientos en alta mar, vejaciones sexuales, físicas, robos, mutilaciones, incluso ahogamiento en represas mexicanas, como el reciente caso: al encontrarse atrapados en pequeños espacios de un camión de electromésticos, un camión de traficantes se hundió 20 metros en aguas de una represa llamada: La Angostura... etc.
    Las frías estadísticas muestran que cada año transitan 500,000 centroamericanos de México hacia Estados Unidos, solo en el año 2007 en la frontera sur de México, fueron detenidas 183,000 emigrantes, 84,000 guatemaltecos, 58,000 hondureños y otros tantos salvadoreños…
    Es previsible que el flujo migratorio aumentará en la misma proporción que la recesión económica, con números de tragedias similares a los anotados, pero ¿qué hacer?, si gran número de nuestra población está condenada a emigrar, lo menos que podemos hacer es solicitar un Tratado Migratorio para potenciales trabajadores temporales, un Tratado que dignifique a los emigrantes y no les condene a la peor condición migratoria: desaparición física, sin rastro alguno.
    Al menos un Tratado Migratorio normará este vacío legal internacional, que solo provoca corrupción, crimen organizado y vergüenza a la humanidad.

  • La transparencia en la crisis

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    Caralvá

    Varios factores moldearán la opinión pública en los siguientes años, porque el centro de gravedad comercial tendrá por nombre: recesión económica.
    Diversos estudios coinciden que Estados Unidos irradiará para el resto del mundo disminuciones en las inversiones internacionales, retroceso en envío de remesas y contracción financiera.
    Ante este panorama desalentador, la administración gubernamental deberá responder con la mayor transparencia posible, puesto que la crisis exigirá una severa austeridad y ahorro de los dineros del pueblo, junto a un trabajo demostrable a favor de la ciudadanía. Trabajos visibles en: agua potable, vivienda, seguridad, austeridad y control de la corrupción.
    Como si fuera poco, la crisis incluye a toda la ciudadanía, pero en la transparencia el factor principal es gubernamental; también exigirá a la clase política austeridad en el manejo de los fondos institucionales al igual que los poderes locales, porque ahora la palabra ahorro es una palabra muy usada, pero en breve será superada por: “estamos jodidos”.
    Tendremos panoramas difíciles para escoger entre: gasolina y pan, pago de las deudas y gastos “obligados”, ahorro en los servicios o renunciar al entretenimiento familiar… etc. Todo esto con el “ojo avizor” hacia los administradores del gasto público y la clase política, que son los destinatarios de nuestros impuestos.
    Si los despidos están a la vuelta de la esquina y por todos lados escuchamos tristes historias de incertidumbres laborales, en mucho agradeceremos como ciudadanos, acciones gubernamentales que compensen esta situación, puesto que los intereses nacionales estarán a prueba en muchas áreas, pero nunca es mala la ponderación, puesto que este imprevisto colapso internacional debe catalizar un encuentro entre la iniciativa privada y la iniciativa social.
    No esperamos “discursos para las masas” cargados de conceptos que generan odio, ni culpas para todos menos para el partido, ni chantajes políticos a cambio de votos electorales; la crisis es un magnífico momento para un encuentro nacional que no identifique ideologías, por que la crisis vive ahora en los precios de los productos básicos y desempleados.
    Durante estos años, el conflicto entre: presidente del partido y presidente de la nación, no ha permitido una administración transparente, ya es tiempo de romper ese conflicto por la elección del nuevo candidato, es un buen momento para que el Presidente de la República esté liberado de su partido y lidere a la nación en sus intereses, lástima que solo queden unos cuantos meses de su gestión.
    La transparencia puede ser un punto de encuentro para todos, incluyendo a la oposición política, al aceptar que la crisis mundial esta en la agenda política, no como un bastión de votos, sino como un elemento ineludible, que incluye el tiempo de administración en un posible triunfo electoral.
    Si la crisis capitalista se politiza, nos irá peor a todos, pero con la transparencia en la información de temas sensibles (evasión de impuestos, acuerdos con transnacionales, dispendios secretos, gastos de representación, “imprevistos”…) al menos tendremos un bálsamo para calmar tanto malestar nacional.