Caralvá
Un día al año observamos los cementerios de otra forma.
Nuestros cementerios no son un sitio destino-final, sino un punto de encuentro familiar, con verdadera fiesta memorial.
El día de los difuntos tiene cierta connotación alegre, festiva, llena de encuentros y desencuentros, contiene la negación a la soledad que en cierta forma acontece al abandonar el cuerpo físico de los seres humanos.
El día de los difuntos, el sitio del recuerdo es la vida manifiesta en los sitios que en otros días del año son elementos estructurales, prados extensos, jardines silenciosos con ocasionales visitantes.
Pero el 2 de noviembre, es inevitable recordar la vida en otras vidas, porque al final es el triunfo de esta vida que atrapamos brevemente solo este día.
Mañana también tendremos visitas como ellos, pero solo este día del año, porque hasta la fecha nadie ha podido evadir ese destino humanamente diseñado para descansar.
Nuestros antepasados, los pueblos originarios de Mesoamérica tenían connotaciones diversas sobre la muerte, era parte de su vida, la diferencia era su visión del mundo.
Cuentan las historias en general, que nuestros antepasados consideraban a la muerte como una comunicación y transición hacia otros planos, esto mucho antes que llegaran los españoles.
De ahí el sincretismo de celebrar el 2 de noviembre en un ritual que ya existía en tiempos mesoamericanos.
El día de los difuntos en México es celebrado con reuniones familiares en los campos santos, ahí se comparte vino y alimentos, al difunto se le invita a departir, mientras en Ecuador además de los alimentos la familia comparte en conversaciones una verdadera actualización de los acontecimientos familiares con el ausente, pero entre plática y plática se comparte pan y alimentos tradicionales.
En Centroamérica, las tumbas son remozadas por niños que ofrecen sus servicios por unas cuantas monedas, más recientemente con la llegada de los conceptos de cementerios-condominios, porque los muertos son colocados a modo propiedades horizontales, uno sobre otro, con espacios que pueden alojar a familias completas; la limpieza de placas, bustos conmemorativos o espacios cerrados, se convierte en un negocio de los chicos, que logran buenas monedas a lo largo de la jornada.
La muerte tiene un gran sentido democrático, porque nos une sin distinciones sociales, además tiene la enorme virtud de uniformidad y nos conduce a la humildad del reposo, porque nadie puede escapar a su encuentro. No puedo evitar pensar, que ese destino de mortalidad, encierra muchos sentimientos encontrados, porque las personas tienen diferentes opciones ante el acontecimiento inevitable.
Los romanos creían que sus familiares fallecidos estaban en el Hades, pero por medio de estatuillas podían establecer con ellos algunos contactos, los protegían los lares, divinidades que defendían las encrucijadas y los hogares.
Las tradiciones marcan el sentido de los pueblos y su reverencia por sus antepasados, esta acción evoca la vida que recuerda a la vida, porque si algo estamos seguros es que cada 2 de noviembre asistimos a celebrar junto a la familia, el recuerdo de muchas personas que viven entre nosotros en otras circunstancias, pero están por ahí, muy cercanas.
Hoy ha salido el sol para todos, eso nos permite compartir pequeñas esperanzas.
En nuestra nación abatida por grandes vicios y maldades, también existen grandes soluciones, la muerte es solo un elemento que convive entre nosotros, después de tantos años que parecen pocos, acaso recordar a los difuntos es lo mismo que pensar en la vida.
http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3098
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Día de los difuntos en la República de Cuscatlán
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Mis libros
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Creación de la Unidad Nacional
Caralvá
El crimen organizado está fuera de todo contexto legal, su existencia es absurda, no obstante viven para secuestrar octogenarios, cipotas escolares, reinas de belleza etc. Su accionar está en las calles, las ciudades y ejecutan acciones horrorosas. Si estos señores del crimen organizado caen dentro del sistema legal, se defienden a nombre de la democracia y los tratados de derecho internacional, son los mismos derechos que ellos han negados a sus víctimas.
Ante las condiciones de violencia extremas de estos grupos con diversas nominaciones, nuestra sociedad muestra signos de “voluntad” hacia la unidad para afrontar el vicio delincuencial.
La unidad se crea, es producto de las relaciones fundamentales entre los ciudadanos, es generada por la confianza hacia las instituciones, los líderes políticos, iglesias, la credibilidad en la clase política etc., al concluir el largo listado de características, el trabajo para crear la unidad resultante será harto difícil.
¿Qué es la confianza o unidad de la nación?.. hay muchos elementos pero veamos algunos: Confianza es distribuir las campañas publicitarias estatales igualitariamente en todos los medios de comunicación social, confianza es rendir cuentas de los impuestos estatales y que todos paguen por igual sus impuestos al Estado, confianza es abandonar todo signo de calificación de guerra a los adversarios políticos y posiciones partidarias inflexibles; el tiempo exige audacia e iniciativa ciudadana.
En ocasiones hemos creído estar cerca o ser parte del Estado por algunas buenas acciones a favor de la ciudadanía, esto sucede cuando nuestras aspiraciones han coincidido con los lineamientos del poder ejecutivo, en otras ocasiones las propuestas legislativas son dignas de aplausos, pero cuando el Poder Judicial no investiga a los jueces con fallos tan asombrosos como liberar a secuestradores, ampararse en boberías para liberar a criminales, ignorar pruebas justificando interpretaciones individuales, etc., el golpe de esa acción es recibido por miles de víctimas desamparadas, a las cuales se les ajustarán las cuentas por los delincuentes recién liberados…con el aval de estos célebres jueces.
El crimen organizado con su accionar terrorista, nos conduce al extremo de preguntarnos: ¿debemos sacrificar los derechos ciudadanos a favor del poder absoluto del Estado? o ¿pedir cuentas sobre: derechos, cuentas fiscales, legitimidad, invocando la unidad ciudadana?.
El centro de gravedad es el interés superior de la nación: liberarnos del crimen organizado, porque si la unidad no se logra, no faltarán cantos de sirena proclamando Golpe de Estado y totalitarismos mesiánicos.
La opinión pública clama acciones valientes de las autoridades, pero algunas instituciones parecen estar atadas a conceptos que invocan preceptos al estilo suizo. Estos defensores invocan criterios activos a favor de los criminales, olvidando que nuestras calles están manchadas de sangre de tanto transportista y cobrador asesinado por los sicarios. Es un momento histórico… el dilema es aumentar el poder de Estado a favor del poder Ejecutivo sobre el poder judicial, los partidos políticos y la misma constitución, con una única razón: salvar a la patria del peligro del crimen organizado o continuar como hasta el momento, sin realizar ningún sacrificio ciudadano.
La discusión entonces se transforma en un Acuerdo de Derecho y la comunidad de intereses nacionales… construyamos la confianza y unidad junto a los líderes nacionales.
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Su crudo accionar es similar a los antiguos esclavistas
Caralvá
Las viejas caracterizaciones delincuenciales de acciones individuales, parecen cosa del pasado, porque nuestra sociedad se enfrenta a verdaderas bandas organizadas que caben dentro del esquema denominado: crimen organizado y narcotráfico. Un elemento que acompaña a estos vicios es la corrupción de funcionarios públicos, porque los millones de dólares apropiados indebidamente provocan: enfermedades, muerte, orfandad, viudas, subdesarrollo, pobreza…¿acaso no es este el resultado de la ausencia de agua en las comunidades?.
Pero las acciones ilegales de estas bandas organizadas bajo diversas denominaciones se cometen día con día, existen lujos de atropellos contra la ciudadanía, es doloroso el cuadro de niños huérfanos, viudas, madres desoladas, religiosos extorsionados, tienditas populares, almacenes, pupuserías etc, en general pocas personas pueden sentirse seguras ante este cáncer social, muy similar a la corrupción de funcionario públicos y los casos son muy conocidos. La Seguridad Nacional ha sido un tema que compete al Estado porque el enemigo era externo, pero con el tiempo se cambió a enemigo interno, al cual se le nombró con diversos peyorativos: indios, comunistas, subversivos, terroristas etc… después del Acuerdo de Paz los enemigos fueron perfilándose de otra forma, aunque ese esquema de la calificación: amigo-enemigo, comunista-fascista continúa y provoca la polarización nacional, con el resultado del nocivo hábito de la desconfianza política. Ahora vivimos bajo el acecho del crimen organizado y el narcotráfico. Dentro de la maraña de acontecimientos sobre la seguridad nacional, es preciso distinguir que el factor ideológico no esta excluido del debate, porque el fondo es la gobernabilidad de la nación y una anotación fundamental es que el crimen organizado, el narcotráfico y las denominadas maras son una especie de ideología para delinquir, que se combate con mecanismos civiles, pero tiene otro componente que es su narcoideología, la cual se debe corregir con rotundas demostraciones que el crimen no paga y existen castigos para las infracciones, pero que también existe un camino para la rehabilitación.
Esta narcoideología, tiene varios componentes: pertenencia al grupo infractor, condición armada, nexos con similares y su visión fatalista: el hospital, el cementerio o la cárcel.
La narcoideología proviene de la facilidad en adquirir drogas, el acceso a las armas sin control, el aprendizaje de la coacción, toda la cultura criminal que los lleva a actuar como clásicos malhechores, porque según estos grupos esta es una guerra, luchan contra todos los valores establecidos, contra todo lo que significa trabajo honrado. El valor por el mérito académico no significa nada, el valor de los derechos humanos o de los niños tampoco. Su crudo accionar es similar a los antiguos esclavistas.
Acorde a estos elementos, otras naciones nos adelantan en el tratamiento de este mal, entre ellos el tratamiento de la corrupción, las leyes, el concepto de seguridad nacional que ya no es exclusivo del Estado, planes nacionales de rehabilitación e integración para muchos de estos jóvenes que podrían tener una oportunidad en la sociedad, porque también existen espacios en el trabajo, la familia, el mérito académico y una sociedad democrática.
Cuando la clase política comprenda que el camino es eliminar el nocivo hábito de la desconfianza política, entonces podremos liberarnos de los narcoesclavistas que nos extorsionan con las rentas y sus asesinatos.
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Los cipotes abandonados
Caralvá
Siempre han existido niños abandonados, pero el narcotráfico parece potenciar esta condición lamentable.
Existen extremos en los análisis, los rangos principales podríamos ubicarlos casi en un acordeón ideológico, incluso existe confusión sobre dónde ubicar al enemigo social. Esto debido a que la democracia se debilita ante el narcotráfico, la democracia y sus instituciones tiemblan ante tantos millones de dólares dispuestos a comprar voluntades. El caso de Vladimiro Montesinos en Perú es uno de esos casos.
Hace unos meses anotar estos elementos eran: “delectaciones intelectuales”, pasatiempos de académicos izquierdistas, fumadas narcóticas de estudiosos tropicales, etc., pero a partir de la exposición mediática de un miembro de la clase política, con negocios en muchas alcaldías de todos los colores políticos y sus nexos con el lavado de dinero proveniente del narcotráfico y otro señor del cartel de Medellín que se ha paseado durante muchos años por nuestras calles, bebiendo alegremente en los bares de la ciudad, entonces aquellos sueños nos despiertan en nuestras peores pesadillas, nuestra nación es territorio del narcotráfico y el crimen organizado, ahora: tanto crimen y tanta extorsión tienen un mismo origen, esa es la causa principal, la disputa de territorios narcos. Para llevar a cabo sus actos delictivos, estos señores del mal reclutan a cipotes de la calle, basta con caminar entre la 1ª calle poniente y 25 avenida norte, avanzando hacia el Norte, en el paso a desniveles frente al Seguro Social, donde hace 31 años ocurrió una histórica represión militar; en ese lugar existe una casa abandonada, con un rótulo de Kung Fu, en ella se pueden observar a diversas horas a: cipotes irritables, ansiosos, paranoicos, algunos violentos, que parecen consumidores de crack y su realidad es parte del paisaje urbano.
Parecemos ciegos ante el dolor de estos chicos, pero poco a poco se hace la luz, no por la voluntad de nuestra clase política, sino por las denuncias de los organismos de Estados Unidos, que han alertado sobre la extrema debilidad del sistema judicial, la discriminación étnica en nuestra nación y el tráfico de drogas que acontece en el territorio. La esclavitud de los chicos de la calle es una realidad visible, pero nosotros pertenecemos a una sociedad de ciegos. Somos ciegos ante el abandono de estos cipotes, los cuales son usados para cobrar rentas, recoger rescates, transportar drogas, vigilancias de víctimas, pintar grafitis, además el horrendo acto del sicariato.
El abandono de los cipotes es en si una violación a los derechos de los niños, no obstante acá parece normal… Estos cipotes educados para el mal, con disponibilidad de armas, sin opciones sociales, inmersos en este estado de pobreza impuesta, repetirán las historias de que ahora vemos a diario, porque no dudo que los actuales delincuentes, en otro tiempo se forjaron en las calles de nuestra ciudad, con esas normas criminales.
Así el futuro de los cipotes de la calle es cruel… son excluidos en su infancia, expulsados de la educación formal, condenados a pedir, coaccionados de origen, apostados en los cruceros de las calles…los niños no pueden escapar a su destino, ahora no tienen nada, mañana a lo mejor tendrán armas para continuar pidiendo más cuotas de dinero, acostumbrados a enfrentar la vida de la peor manera posible, en el desamparo total… ¿Por qué no confiscar todas las propiedades de los señores del mal y usarlos para el rescate de los niños?
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Dios paga renta al crimen organizado en El Salvador
Caralvá
Un pastor evangélico me comentó que a su iglesia también han llegado los miembros del crimen organizado a cobrarle: “renta”.
Para ello envían a una jovencita que exige diligentemente la cuota mensual.
“Sabemos su dirección, la de sus familiares y la rutina de sus hijos” –le dijeron-, desde entonces he pagado, por seguridad, pero no podré seguir haciéndolo por mucho tiempo.
Si me preguntan sobre la denuncia, lo pienso, porque también la Policía genera desconfianza con muchos de sus malos elementos que propician la distancia con la ciudadanía.
No sabemos en quién confiar, la confianza básica ciudadana, esta rota.
Al final Dios también paga renta.
Las cantidades de historias sobre estas infames condiciones son repugnantes, el aumento de la criminalidad esta generando niveles de corrupción, violencia e incluso un clima que propicia la inestabilidad política.
Nuestro país se debate entre ásperas realidades como punto de transbordo de drogas y refugio de organizaciones con redes de prostitución y una serie de vicios, donde los trabajadores integrados a la economía con horarios y salarios, con valores sociales del siglo XX ahora parecemos corderos de pascua, ante estos seres criminales.
La imaginación no alcanza para visualizar el entramado de toda esta conspiración, pero la Historia si, existen algunas similitudes con otros períodos históricos, que son parecidos al avasallamiento feudal, la condición de siervos dentro de estos territorios (de los señores feudales), la condición de esclavitud colonial, el tráfico de esclavos en la época mercantilista etc., donde no existen los derechos humanos para los vasallos, ni esclavos, ni siervos…pero en nuestro caso, parece que el narcopoder fragmenta los cimientos de la República, porque no existe una respuesta ciudadana, ni la eficiencia de los organismos creados para responder ante tal amenaza. Estos sujetos han creado un ejército de chicos menores de edad, que usan para todo, desde recoger rentas, drogas, mensajería, prostitución etc… hasta la condición infame del sicariato. Las acciones tradicionales no pueden responder a este evento, porque nuestras leyes en muchos casos pretenden conservar valores, cuando es el mercado capitalista el que se debe modernizar. Ahora parece que el mejor negocio en El Salvador es el narcotráfico, el lavado de dólares y la extorsión, ese mercado es el que está generando todos los crímenes, ese es el mal. El mal es un sistema de fuerzas productivas y relaciones de producción narcocapitalistas, que está destruyendo nuestro sistema productivo. Históricamente han existido respuestas al iniciar un modelo diferente, pero usualmente el choque entre los sistema es brutal, es sangre a mares… La sociedad ha comenzado a crear leyes contra el narcotráfico y también es necesario controlar el narcocapitalismo. El narcotráfico produce el absurdo de la acumulación dineraria instantánea, destruyendo todo el principio del valor tradicional de trabajo asalariado, de esta manera el narcotráfico es anticapitalista, porque destruye el modelo con antivalores y crea falsas economías. El narcotráfico es parecido al alcohol, a los cigarrillos a otras drogas toleradas socialmente, las cuales tienen reglas y restricciones.
No hay soluciones mágicas. Por el momento: Dios paga renta, pero al final… serán ellos los que pagarán todas sus deudas juntas.
http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3024 -
Delincuentes cobran por planilla a servidores públicos
Caralvá
Asistí a una reunión comercial, con diversos temas e invitados. Mi vida es parte de un complejo de negocios que comunican vida y empleos.
Durante la reunión nos acomodamos en pequeñas mesas a departir sobrios alimentos, pero compartimos puntos de vista y el acontecer ciudadano.
A mi alrededor algunos hombres de negocios comentaron el nivel delincuencial al cual nos exponemos, entonces surgió la chispa de la confesión.. “tengo varios negocios en diversos puntos de las ciudades, tengo 16 años de trabajar en el negocio de los servicios, pero desde hace un tiempo, he recibido llamadas de los delincuentes reclamando una cuota mensual de varios miles de dólares, casi $1,000 por cada negocio”, -afirmó despacio, como reclamando silencio a sus palabras- luego no ocultó su temor…todos callamos.
¿Porqué no lo denuncia?.
Temo por la vida de mis hijos, temo y desconfío de todo… somos muy vulnerables.
Creo que me iré para Estados Unidos de alguna forma.
En otro caso, en Usulután, los comerciantes son sometidos a vigilancia y rastreo de sus actividades cotidianas.
Aquellos señores con años de trabajo honrado en pequeños negocios, ahora son sangrados por cuotas de estos delincuentes.
Hace unos meses una familia de comerciantes fue asaltada al momento de realizar sus actividades comerciales, los delincuentes sometieron al vigilante, encañonaron a todos los miembros del grupo familiar, los amarraron, los vendaron. Los delincuentes llegaron con un furgón y procedieron a llevarse todo, incluso los muebles… hace un par de días, los mismos delincuentes les han pedido medio millón de dólares so pena de muerte para todo el grupo familiar… (Como si tuviesen facultad jurídica sobre la libertad y la vida).
En San Francisco Gotera, a trabajadores públicos también les exigen cuotas, “por planilla”, miembros de esas organizaciones (narcotraficantes) han llegado a pedir las planillas a los vigilantes (amenazándolos de muerte) y con ellas “cobran”, cuotas a los trabajadores, estos individuos saben cuanto ganan los trabajadores.
Este acontecimiento sucede también con muchos maestros, que son obligados a pagar por trabajar en los centros educativos. Pareciera que hay dos gobiernos, uno legal y el otro un narcopoder que impone sus crudas leyes a ciudadanos indefensos.
El mal surge desde las prisiones: “un móvil en dentro de una cárcel es más peligroso que diez fusiles en la calle” así se expresó Godofredo Bittencourt Director de Investigaciones en São Paulo, Brasil.
Algunos médicos también han sufrido injurias al momento de llegar a sus casas, han sido amenazados y también pagan cuotas dinerarias. Algunos médicos han abandonado sus plazas hospitalarias, encaminando sus pasos hacia un incierto futuro en Estados Unidos.
Ayer un médico, ahora un sacerdote, mañana comunidades enteras. Estas bandas delincuenciales son parte del narcotráfico internacional, son crimen organizado.
Existe una relación directa entre el consumo de cocaína (drogas en general) y el aumento de la delincuencia, por esta razón no hay soluciones fáciles.
Las respuestas a este problema están relacionadas con el desarme general, el aumento de la cohesión social, programas sociales de reinserción y mucho tiempo para comprender que la unidad nacional es una gran opción ciudadana.