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  • La Libertad es parte del Estado de Derecho

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    Caralvá

    El cierre de una estación de televisión en Suramérica, es una acción de soberanía dentro de un Estado Democrático, pero debilita la libertad de expresión de un amplio sector de esa nación.
    Al margen de los sucesos, los conceptos de libertades nos orientan hacia las condiciones políticas y el papel de la ley como límite de la acción gubernamental.
    Recordemos que a fin de cuentas, la democracia es un acuerdo político entre ciudadanos, un contrato social, con reglas y normas… este arreglo ciudadano implica el sometimiento a las mayoría, sin represiones a las minorías, al menos eso en teoría.
    La finalidad de las libertades es concluir en el pluralismo, la tolerancia a los opositores y el respeto a sus divergencias… como se podrá observar esto en nuestra nación casi ha sido ficción durante el siglo XX y en estos años de paz, las declaraciones electorales o individuales a cada momento, nos hacen pensar que aún debemos recorrer mucho trecho para asumir respeto por las opiniones diferentes.
    Lo conflictivo de aquella nación, es el criterio de Libertad y el Poder, que desembocan en conocidos elementos filosóficos e incluso retóricos, surgen concepciones intransigentes, puntos irreconciliables, desafortunadamente el panorama es desalentador.
    Como observadores de los acontecimientos, las libertades se encuentran en franca oposición al poder, el acrecentamiento de uno de estos polos pretende limitar al otro.
    A prueba se encuentra el sistema de justicia, puesto que es la instancia idónea para resolver el conflicto, pero en ocasiones la justicia no tiene la velocidad requerida y las partes continuarán por mucho tiempo en crisis.
    Desde mi punto de vista, defender las libertades individuales acá o allá, es el hilo conductor de la sociedad democrática, al menos no tener impedimentos que limiten los derechos individuales y con respeto al orden público.
    En un artículo de Rodolfo Lara Ponte, de la Universidad Nacional de México, titulado Las libertades públicas, hace una cita de Jean Morange : “ Las libertades públicas presuponen que el Estado reconoce a los individuos el derecho de ejercer, al abrigo de toda presión exterior, cierto número de actividades determinadas. Así pues, son libertades públicas porque corresponden a los órganos del Estado, titular de la soberanía jurídica, realizar tales condiciones… (toda vez) que las libertades, sólo se conciben en el marco de un sistema jurídico determinado..”.
    Este tema no tiene soluciones fáciles, casi es el tema de la vida de los pueblos, muchos de los cuales saben resolver los problemas con pesos y contrapesos dentro del acuerdo de nación, pero otras no pueden resolverlo, entonces se debaten en una larga esfera de conflictos internos.
    En muchas ocasiones, las expresiones públicas no son sensatas frente a las condiciones de poder legal, porque la legalidad en la mayoría de veces está en oposición a las minorías. Las libertades al final del camino, nos deben llevar al desarrollo individual y colectivo, a los horizontes democráticos de la coexistencia nacional.
    El ejercicio amplio de las libertades públicas (manifestaciones, pronunciamientos, reuniones, asociaciones, organizaciones, comunicaciones etc.) es el sustento de la vida democrática y sintetizan todas las expresiones de los Derechos Humanos, de ahí que al generar espacios se construye la Libertad que finalmente es parte de un Estado de Derecho.
    http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3600

  • Bandera del norte para emigrantes del Sur II

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    Caralvá

    Estamos Unidos con el futuro de Estados Unidos de América, a pesar de vivir a miles de kilómetros de esa poderosa nación. En México las palabras de José Vasconcelos: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, encierra una condición que está por reescribirse, bajo una nueva legalidad.
    Latinoamérica no vive lejos del destino de los emigrantes y la expectativa de los resultados de la Reforma Migratoria, que tendrá beneficios y maleficios, como dicen los caucásicos: “la dicha y el pesar siempre marchan a la par”..
    La cantidad de salvadoreños en Estados Unidos nos recuerda la condición de un Estado expulsor de poblaciones económicamente activas.
    El número de desempleados crece en Latinoamérica, generando el flujo histórico de millones de almas que se aferran a cualquier trabajo en las metrópolis norteamericanas.
    La Reforma Migratoria es de tal magnitud que cambiará la penalización de los futuros emigrantes o residentes actuales, aquellos “sin permiso” serán criminales, porque la emigración ilegal será un delito y no una “ofensa civil”.
    El número de centroamericanos afectados será de 2.6 millones, según datos del Hispanic Center, pero la mayoría serán los mexicanos con 6 millones. Mientras eso se discute las deportaciones continuarán, sin que exista acuerdo alguno para detener esa acción desestabilizadora para las naciones latinoamericanas.
    En la República de El Salvador muchas personas se preguntan sobre el posible incremento de los espacios de detención, así como los controles legales que impedirán a las empresas contratar a los emigrantes, en estas condiciones el futuro de los emigrantes no puede ser más desalentador. Al sur de la frontera de Estados Unidos de América, los pobres prefieren arriesgar su vida cruzando muros y desiertos plagados de peligros mortales, a quedarse en sus humildes viviendas y morir sin esperanzas.
    El drama de la reforma migratoria implica al futuro de las familias de millones de emigrantes, que a partir de la nueva legalidad, tendrán una separación forzada durante muchos años. De ahí que gobernar para Estados Unidos es hacer visibles a millones de indocumentados, pero no todo es infortunio allá, si consideramos que cada uno de los candidatos a residencia pagará $5,000; el resultado es una cifra nada despreciable para la economía norteamericana.
    Los Estados latinoamericanos deben interceder por sus ciudadanos, porque esta tragedia en gran parte es debida a la incapacidad de los gobernantes locales de crear oportunidades reales, pero el otro lado de la moneda es la imposición de modelos políticos, militares y económicos por parte de Estados Unidos, que durante muchos años impulsó proyectos desastrosos que han provocado emigraciones masivas, de ahí que los emigrantes busquen el remedio de sus penurias en los trabajos indeseables de Norteamérica, como última solución a sus maltrechas economías.
    Lo positivo es la oportunidad para millones de legalizar su situación y liberarse de la pobreza del Sur, bajo una nueva bandera del Norte.

    www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3584

  • Involución política

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    Caralvá

    Los sucesos del sábado 12 de mayo 2007 en el centro de San Salvador, no deben ser tomados a la ligera, a nadie escapa que esas expresiones de violencia, saqueos, bandolerismo etc., no conducirán al fortalecimiento institucional.
    El estado democrático no es una fórmula matemática que sumará o restará mecánicamente, existen factores que pueden propiciar la involución política de la realidad nacional, este esquema es conocido porque aplicará violencia, disminuirá el legado de los derechos humanos y muchas expresiones políticas; el resultado será un panorama muy difícil para todos, principalmente para los sectores económicos y la clase política… con la inestabilidad nadie gana.
    Legalidad e ilegalidad se conjugan en el centro de la ciudad, el factor humano se conjuga con vicios y herencias negativas, parece lejano y un tanto ficcioso, pero es mejor un acuerdo político entre partidos que una proyección unilateral de solución al problema de los vendedores informales. Ahora algunos comerciantes informales se apresuran a pronunciarse, muy bien porque delimitan su campo de “regularidad”.
    Los partidos políticos deben fijar fronteras claras con esta situación…propiciar la “ilegalidad” es alentar al crimen organizado.
    Un acuerdo político entre partidos, al menos propiciará una segunda fase de encuentro de factibilidad para estos cientos de personas aglutinadas en las calles del centro histórico. En la mente de los gobernantes el carácter de la alianza con diversas fuerzas debería ser prioritario, puesto que los problemas de la ciudad de San Salvador no son ajenos al resto de la nación.
    Los acontecimientos del sábado 12 de mayo, son un claro signo de alerta para cualquier estructura de poder, incluyendo la Iglesia, los poderosos sectores financieros, fuerza armada etc., porque estas acciones pueden repetirse en cualquier lugar o sitio donde se efectúen transacciones ilegales. La ilegalidad generará campos de ingobernabilidad y de carácter delictivo. Un acuerdo entre partidos eliminará la “sospecha” que las acciones tienen un carácter oculto: “llevar votos al partido”, con mutuas acusaciones. Los agrupamientos sociales alrededor de las fuerzas políticas se definirían, en consecuencia esas fuerzas irregulares no tendrían referente político. Estos tiempos reclaman un acuerdo inter-partidario para avanzar hacia un acuerdo nacional en el tema.
    Las opciones de solución democráticas son pocas, el objetivo de la paz social, en estos momentos debe dar inicio desde los partidos políticos que son los instrumentos constitucionales, beneficiando al final a la nación y generando una dinámica para los futuros proyectos sociales.
    Los que consideran que la crisis beneficia a un partido político, se equivocan, porque ganará el caos, la corrupción, el saqueo o la ilegalidad. Se debe actuar, porque la pasividad se ve con recelo y con mucha aprehensión por la opinión pública, lo que está en juego no es un cambio de gobierno, sino una opción de bienestar y estabilidad social que se deteriora desde el Centro Histórico de San Salvador.
    Siempre es sano recordar que podemos involucionar políticamente, en ese caso nadie será el vencedor en medio del caos.
    http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3562

  • De la intransigencia….

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    Caralvá

    Conocemos los términos sociales opuestos de nuestra realidad, pero al encontrarnos con textos premonitorios, entonces el camino tiene el ahorro de tiempo al saber donde terminaremos.
    Lo extraño de ciertas circunstancias es esa sensación de “exclusión” en diversos momentos de nuestra sociedad y porque no decirlo en muchas ocasiones “exclusión de negocios”, cuando esto sucede son agrupamientos sociales o trabajadores los que están fuera del entramado social, esto tiene diversas consecuencias, pero lo más cruel es la condena silenciosa a la pobreza, que no es otra cosa que el subdesarrollo: ausencia de infraestructura, incomunicación, ausencia de agua potable, educación, salud, trabajo, acceso a la riqueza lícita… etc, esto es nuestra realidad “democrática” que nos parece natural… los pobres son parte del paisaje.
    En la democracia ¿qué podemos hacer?: “cambiarla, perfeccionarla, destruirla, revolucionarla”… pero un notable autor adelantó nuestros argumentos sociales, su nombre es Albert O. Hirschman en su libro “Retóricas de la intransigencia”.
    El autor destaca diversos elementos sobre la democracia, pero uno destaca: la democracia debe criticarse así misma, ya no es el momento de complacencia, delectación, conformismo, ocultamiento, políticas proteccionistas, autocracia estatal y muchos más elementos que delatan estamentos ocultos dentro de las instituciones democráticas, si esto sucede, es la sociedad la que debe generar la respuesta adecuada. La denuncia de estos vicios son estados de alerta, son acciones que previenen los desastres, de ello nuestra historia reciente da cuenta de muchos ciudadanos visionarios que denunciaron vicios y pagaron con sus vidas esa valiente acción.
    Hirschman propone tres tesis: la perversidad, la de futilidad y la del riesgo.
    En general son tesis de carácter newtoniano, a toda acción se opone una reacción y de cierta forma los argumentos y modelos se contraponen dentro del esquema político.
    Hirschman realiza parejas contrastadas en declaraciones reaccionarias y progresistas, por ejemplo:
    Reaccionaria: La acción prevista traerá consecuencias desastrosas.
    Progresista: No llevar a cabo la acción prevista traerá consecuencias desastrosas..
    El autor recrea ejemplos de estos pares de argumentos que no están alejados de nuestra realidad, solo observemos las acciones calificativas para adversarios políticos, parece que nunca existirá paz social.
    El resultado de los ejercicios calificativos para adversarios, contrasta en violencia o derechos humanos.
    Si estos elementos nos parecen retórica estéril, deberíamos preguntarnos si los vigentes problemas del narcotráfico, las bandas delincuenciales, el crimen organizado, las maras, ¿colocan a nuestra sociedad en dilemas de violencia o derechos humanos? o existen terceras posiciones por un diálogo y rehabilitaciones, incluso con intervenciones internacionales.
    Cualquiera que sea nuestra orientación, la connotación de posiciones de máxima expresión, ponen en peligro la democracia, porque asistimos a la autodestrucción de nuestros valores sociales. Autodestrucción es permitir la extorsión, las drogas, la corrupción (porque mata inocentes), la negación a rendir cuentas y negar la apertura a la información en proyectos sociales…
    En democracia todo es posible. La democracia es un freno a la violencia y posibilita los derechos humanos..
    http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3545

  • Bandera del Norte para emigrantes del Sur

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    Caralvá

    Medios internacionales anuncian reclamos de miles de emigrantes en Estados Unidos que solicitan revisión de su calidad humana y residencia, como fue en el ayer de las reivindicaciones laborales por 8 horas, en las conocidas fechas de Mayo de 1886.
    La historia demuestra que se necesita coraje, para cambiar la visión de los centros de poder y otorgar a las peticiones de muchos trabajadores sus reclamos justificados. Aunque el caso sea totalmente distinto en estos días, a la original fecha que unió a los trabajadores en Chicago, las palabras: trabajadores e inmigrantes son las mismas, el nexo es la hegemonía capitalista. La historia podría repetirse, aquellas personas trabajadoras, emigrantes y desplazados de muchas partes del mundo en el siglo XIX cuando todo inmigrante era bienvenido, su origen era europeo: alemanes, polacos, españoles, rusos, italianos, irlandeses y esclavos, ahora son mexicanos, salvadoreños, dominicanos, guatemaltecos, nicaragüenses y esclavos (aunque suene exagerado, muchos trabajadores emigrantes son tratados como esclavos en pleno siglo XXI). Los modernos esclavos no tienen identidad, ni derecho a la salud, educación, aceptan cualquier pago inferior al establecido, realizan los peores trabajos, sufren discriminación por su idioma, son pobres pero llevan en su espíritu el coraje de trabajar para salir de esa condición heredada. Además de capitalismo existen otras palabras en el tema de la inmigración que unen y dividen a las naciones: legalidad y amnistía.
    Millones de seres humanos se debaten en la desesperación en el seno de los Estados Unidos de América por el temor a ser deportados, en esta condición nada es peor que la separación familiar, la pérdida de sus bienes y ser culpables de aspirar a una vida mejor.
    En nuestra nación la población es obligada a emigrar por la ausencia de oportunidades locales, el subdesarrollo expulsa a miles de trabajadores desempleados a la aventura del trabajo ilegal en Estados Unidos ¿Qué se puede hacer? Una propuesta es otorgar un estatus temporal de trabajadores internacionales, puesto que: ¿Acaso millones de seres humanos que huyen de la miseria económica, social, política, de la opresión de las mujeres condenadas a inferioridad de oportunidades en sus suelos natales, no encarnan en este presente algunas palabras bíblicas? “yo soy el señor, Tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud” Deuteronomio, capítulo 5, versículo 6, que destacan a pueblos inmigrantes y la condición de esclavitud, de la cual huyen.
    Esta condición emigrante se repetirá por muchos años si no se cambian las condiciones del Sur, por esta razón es mejor crear legalidad y gobernar sobre millones de seres aspirantes a ser trabajadores, que simplemente deportarlos, porque regresarán a Estados Unidos de igual forma. Son tantas las nacionalidades involucradas en este tema, que el tema debería tratarse por un consejo internacional de naciones, que fije al menos, las mínimas condiciones humanitarias para miles de afectados tratados como delincuentes, por el hecho de aspirar a trabajar y contribuir con el desarrollo de Estados Unidos y sus familias del Sur.
    Los emigrantes nunca entenderán que son producto de una historia mundial que reproduce en sus casas las historias de pobreza y porque para el Norte “el Sur no es importante”.
    La inmigración recuerda el fracaso de Estados Unidos en sus políticas económicas, el reconocimiento de los inmigrantes como trabajadores internacionales, al menos permitiría gobernar sobre el caos.
    http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=3527