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  • Emigrantes, Papa Francisco, América Latina, Marihuana legal

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    Caralvá

    Debemos iniciar por la hilaridad del mundo de la marihuana: “El Gobierno del izquierdista

    José Mujica anunció que legalizará la comercialización de marihuana como parte de un

    plan de 15 medidas para combatir el aumento de la criminalidad registrada en los últimos

    meses, pese a que Uruguay es uno de los países más seguros del continente.”  Según

    26noticias.com.ar; en México un farmacodependiente o consumidor puede llevar 5 gramos

    para su estricto consumo personal, los cuales podrá hacer uso fuera de Centros educativos,

    asistenciales, policiales o de reclusión, según artículo 478 y 479 de la Ley General de

    Salud;  en Estados Unidos de América: Colorado y Washington han legalizado el uso de

    la marihuana para usos recreativos; esta discusión tiene tantas vertientes que se parece

    a la venta de armas de guerra para terceros países, existe ese mercado porque existe la

    demanda, de tal forma que incluso ahora en algunas naciones existe una competencia

    morbosa sobre el patente de marcas comerciales para la marihuana, pero en todo caso es un

    complejo comercial que nos arrollará muy pronto, tanto por la necesidad de legislar como

    por la gobernabilidad, es similar a regular el consumo del alcohol, si no existe control,

    no hay gobierno y como tampoco existe ley para la extinción de ilícitos, todos perdemos.

    Parece que el tema migratorio no tiene nada que ver en este pastel, pero según una nota

    del WSJ fechada 5 de Noviembre de 2009 titulada: “mexicanos cultivan droga en reserva

    india”, añade que para tal objetivo usan mano de obra barata mexicana,  en otros eventos,

    reportes de prensa anotan que las bandas criminales esclavizan a los emigrantes para

    cultivos ilegales y luego los envían a EEUU,  el factor es el mismo ilícito que degrada a

    muchas personas, ¿es cuestión comercial o humana?. La historia de la humanidad registra

    ese tipo de acciones degradantes como esclavitud, situación de interés multinacional, pero

    que irradia al continente americano, no es posible que una nación permita legalmente el

    consumo de ciertas drogas y a otras se les penalice por su tránsito local, etc.

    Estos eventos de cruda realidad nos recuerda a nuestra América Latina, con la visita del

    Papa Francisco: ¿qué esperar de una visita a Brasil? ¿Acaso no es la renovación de los

    derechos humanos de los emigrantes? ¿Acaso no es la fe cristiana primitiva y original,

    un testimonio del amor hacia los pobres? Entonces los discursos por extraña coincidencia

    en  las palabras del Papa recuerdan a Monseñor Oscar Arnulfo Romero, por la dignidad

    hacia los pobres, muchos pobres en todo sentido, no solo por el despojo de sus bienes o la

    expulsión de sus naciones.

    Pero en esta mezcla de eventos permanece el factor humano, esta vertiente que identifica la

    máxima expresión de las personas… su dignidad, todos los componentes de esta reflexión:

    emigración, marihuana, Papa Francisco, América Latina tienen un signo a defender por 

    las poblaciones, no se puede permitir que por una droga se esclavice a las personas en

    cualquier parte del mundo, si esto se concretiza entonces parece un retorno al pasado,  en

    estos casos las nacionalidades nos pierden por senderos de banderas y colores, cuando en

    realidad la humanidad no tiene color ¿de qué color son los derechos humanos?, entonces

    bajo esa perspectiva, estos eventos debemos asumirlos bajo esa condición justa, bajo

    nuevas leyes multinacionales, quizás es un buen momento para dimensionar este complejo

    problema con nuevas perspectivas humanitarias. 

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  • Las comunicaciones del Siglo XXI

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    Caralvá

     

     

     

    Comunicar significa: compartir, conectar, hacer común, contagiar etc., modernizar las comunicaciones es uno de los desafío de este siglo, las comunicaciones son la punta de lanza de la nueva sociedad en construcción: carreteras, autopistas informáticas, gobierno digital, ciudadanía digital, alfabetización informática, conectividad en áreas rurales, nuevas leyes de comunicaciones, etc.

     

    La demanda de servicios colectivos terrestres, aéreos, marítimos, ferroviarios, no solo deben adaptarse a la demanda urbana, sino también al futuro de la nación para los próximos años.

     

    En otras ciudades el transporte colectivo por ejemplo, es una red de líneas ferroviarias que tejen áreas rurales, que parecen ir de lo simple a lo complejo pero con gran eficiencia, en esas naciones  existen pequeños trenes, tranvías eléctricos, trenes de mediana velocidad y finalmente “El Metro” sistemas subterráneos de alta velocidad. Acá nuestro transporte colectivo es limitado, no obstante muchas de nuestra infraestructura se puede modernizar, hacia niveles de mayor complejidad y eficiencia.

     

    Las obras realizadas en el Bulevar del Ejército son un buen signo de los modelos que debieron implementarse hace muchos años, pero esta es nuestra realidad, cuando los cambios acontecen solo en el momento de  crisis, cuando colapsan los antiguos sistemas, cuando todo falla; la Historia demuestra que los cambios ocurren cuando ya no existe correspondencia entre las fuerzas productivas y los modelos de producción, en nuestro caso la demanda del transporte colectivo eficiente es de tal magnitud, que los trabajadores para llegar a su centro de producción deben acortar sus tiempos de descanso, adelantando la salida de sus casas varias horas para no sufrir penalidades en la empresa, así sucedió durante décadas, pero en los últimos años aún saliendo con anticipación, el tiempo era insuficiente. En proporción directa del transporte se encuentra el costo de la vida, un tema complejo donde el Estado es parte de la solución, como en otros tiempos una gran iniciativa social, requiere de una sociedad visionaria y plural, así al menos la modernización del transporte podría ir de la mano de la demanda laboral.

     

    Quizás este solo es el principio de obras trascendentales, como aquella del 23 de diciembre de 1869 cuando el  Gobierno firmó un contrato con el ciudadano norteamericano Henry Billings, para colocar un telégrafo eléctrico entre el Puerto de La Libertad y la capital. Un 27 de abril de 1870 el Comandante del Puerto de La Libertad General Juan José Cañas recibió un mensaje histórico del presidente Francisco Dueñas, que anotó: “... expresa ver pronto en comunicaciones telegráficas a todas las poblaciones principales de El Salvador con la ayuda de sus compatriotas…” según lo refiere Jorge Vásquez Jerez en su libro: Historia de las telecomunicaciones en El Salvador”.

     

    Si tenemos en consideración nuestra condición de realidad económica, el aislamiento de muchas poblaciones, la necesidad de desarrollar la zona costera con apoyo de Fomilenio II, este proceso de comunicaciones en infraestructura nos puede llevar años, pero de esta manera, así como un día se inició el telégrafo, un día la nación construirá modelos de transporte colectivo para millones de ciudadanos, de tal forma que el Estado con la ayuda de sus compatriotas, dejará un legado a las futuras generaciones.

     

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  • Pandillas: ¿el nuevo enemigo interno?

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    Caralvá

     

     

     

    El tratamiento de fondo de las pandillas es el discurso de la violencia legal, históricamente la ejerce el poder organizado del Estado, la violencia legal reside en el Ejército y las organizaciones armadas, con funciones específicas de identificar al enemigo de la nación.

     

    En el transcurso del tiempo aquél enemigo se transformó con la guerra fría en el enemigo interno, ese identificado de comunistas, que solo eran los opositores a los regímenes militares de turno, pero durante la guerra civil aquella condición cambió por presiones internacionales hacia un acuerdo de eliminar el lenguaje amigo-enemigo que configuró el Acuerdo de Paz. El uso de la violencia durante este largo período puede constatarse en las estadística de fallecidos, desaparecidos, huérfanos, lisiados etc., que dejó la guerra civil; todo el aparato del Estado ejerció su poder amparado en una legalidad constitucional y posteriormente en la Amnistía que aún causa una enorme división de opiniones.

     

    Así en el panorama de aquella historia, la nación tiene el dilema del uso  de la violencia legal ante el fenómeno de las pandillas, estas organizaciones ejercen violencia ilegal contra el pueblo, las víctimas son trabajadores, transportistas, rivales, etc. los cuales usualmente están indefensos, su acción configura a un enemigo interno del siglo XXI, un oponente post-guerra fría, el tratamiento de este fenómeno es incierto; con seguridad los gobernantes no desean ser condenados internacionalmente por el uso de la violencia legal como en tiempo de la guerra civil, cuando el enemigo comunista era el blanco de bombardeos, secuestros, genocidios etc., no obstante en este momento aquellas fuerzas agresivas parecen desactivadas legalmente; el enemigo comunista estaba en las montañas, en los seminarios, en las universidades, en partidos políticos opositores.

     

    Ahora la configuración del enemigo interno calificado de pandillas, está en las cárceles, en las zonas urbanas o marginales, con tecnología, organización y el poderoso recurso del narcotráfico; parece que nuestra nación es un laboratorio social en el uso de esa violencia legal e ilegal, las cuatro últimas administraciones tienen calificaciones de la represión, ahora vivimos una condición denominada: “Tregua entre pandillas”, significa un acuerdo entre grupos rivales, ¿cuál es la función del Estado?, ¿cuál será el tratamiento adecuado? Puesto que ningún gobernante desea ser condenado por genocidio, ni por crímenes contra la humanidad, parece estas organizaciones no responden a los valores tradicionales, sino a una contracultura del vicio, la extorción, el ilícito etc., en general el sistema de justicia es el que pasa el examen, pero también los límites de tolerancia de la sociedad.

     

    Cuando las naciones tienen dos sistemas culturales opuestos, con: discurso, cognición y sociedad, la historia demuestra que el conflicto civil es inevitable, acontece el momento fundacional de la violencia, en ese momento no existen reglas humanitarias.

     

    Esas consecuencias son las que se deben evitar. ¿Cómo derrotar a la violencia?

     

    Los novedosos modelos de seguridad implementados en meses pasados por los destituidos generales en retiro, tenían resultados verificables, parecían romper el esquema tradicional, ahora las estadísticas fatídicas retornan encadenadas al dolor y sufrimiento, de nuevo el círculo de la violencia es el desafío a vencer, el mito de la sangre como primer recurso debe pasar al olvido, el mito de la violencia fundacional debe ser derrotado definitivamente por medios democráticos.

     

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  • Oscar Romero y Nelson Mandela

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    El próximo 18 de Julio las Naciones Unidas celebrarán el Día de Nelson Mandela, instituido el 10 de noviembre de 2009, su vida es un ejemplo por la defensa de los derechos humanos, la paz, la democracia en su nación Sudáfrica y el resto del mundo; las referencias de sus luchas  en El Salvador, fueron escasas en aquellos años ochentas y noventas cuando vivimos la guerra civil, pero con la llevada de la paz, hubo tiempo de comprender su legado a la humanidad. Mandela sufrió prisión durante largos años, al cumplir 70 años en su celda, Juan Pablo II pidió su liberación en julio de 1988 y le expresó su admiración.

     

    En el año 2004 Nelson Mandela dijo: "Nací cuando terminaba la primera guerra mundial, y dejo la vida pública, cuando el mundo celebra el cincuentenario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. He llegado al punto del largo camino en que se me otorga la oportunidad -como debería ser para todos los hombres y mujeres- de retirarme a descansar y a vivir tranquilo en la aldea donde nací”… en ese momento tenía ochenta y seis años.

     

    Similar esfuerzo por la causa de los Derechos humanos es Monseñor Oscar Romero, sus denuncias dominicales, sus llamados a la paz social, la defensa de los oprimidos, fueron las banderas que identificaron su vida, pero esta condición tanto acá como allá, tiene un costo, ese precio es el signo que identifica no solo a una nación sino a los motivos universales por la justicia. Así un mes de marzo de 1983, el Papa Juan Pablo II visitó su tumba y repitió su homenaje en febrero de 1996.

     

    A medida que el tiempo transcurre, sus vidas y memorias se convierten en legados que dignifican a la humanidad, como lo demuestran las naciones o sus representantes al recordar sus obras.

     

    En histórica visita a El Salvador, del presidente de los Estados Unidos de América Barack Obama el 22  y 23 de marzo de 2011, Ben Rhodes Consejero de la Seguridad Nacional (EEUU) en referencia a Monseñor Romero habría dicho: “El arzobispo asesinado el 24 de marzo de 1980 es un héroe para mucha gente en toda América”… Obama visitó su tumba, en una aquella ocasión.

     

    Recién el 1 de julio de este año, Obama llega a Sudáfrica  y escribió en el libro de visitas en la prisión donde Mandela fue recluido: “El Mundo agradece a los héroes de Robben Island, que nos recuerdan que ni las esposas ni las celdas pueden enfrentarse con la fuerza del espíritu humano”.  

     

    Estas acciones para los gigantes del humanismo deberían llamarnos a la reflexión, reconocer es reconocerse, un signo que une nuestros espíritus, que suma hacia los ideales democráticos de las naciones.

     

    Existe además la oportunidad en este mundo de aceptar como propia su obra, es cuestión de principios, para algunos aceptar la realidad para cambiarla o lo contrario no aceptar el cambio para perpetuar la injusticia, Romero y Mandela al menos optaron por cambiar todo, desde la humildad de sus acciones.

     

    La sola mención de estos nombres: Nelson Mandela, Monseñor Romero, Juan Pablo II, Barack Obama, implican nuestra gratitud por sus vidas, deberíamos aceptar que el mundo es diferente a partir de sus obras, por ello les otorgamos un talento diferente, el mérito de asumir la responsabilidad de cambiar al mundo a partir su ejemplo.

     

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