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  • En construcción: solidaridad entre Policía Nacional y ciudadanos

    fotografía: La Bodeguita del medio la Habana Cuba, Marzo 2016

    César Ramírez

    @caralvasalvador

    La policía es un instrumento cercano a los ciudadanos, es el primer instrumento histórico de seguridad ciudadana, no es casualidad que su conformación sea universal, incluso en agrupaciones religiosas que poseen mecanismos policiales de vigilancia en sus miembros con otros nombres.

    Considerar a la policía como una extensión ciudadana, aliada, amiga o “confiable” para la población no ha sido un camino fácil para nuestra sociedad que tiene un historial de autoritarismo, represión, injusticia etc., en cierto sentido la policía tiene una carga negativa porque ha sido la primera línea de choque contra los opositores políticos, su papel en el siglo pasado es ingrato; no obstante a partir del Acuerdo de Paz, su imagen e institucionalidad ha crecido en forma notable, su significativa contribución en una sociedad que avanza en el modelo democrático ha sido cambiar aquél recuerdo pésimo de historias de torturas contra jóvenes universitarios, profesores, médicos, trabajadores, etc. hacia una “nueva policía amiga”.

    A partir del Acuerdo de Paz la visión de nación ha cambiado a paso lento, al igual que sus instituciones que no están a la altura de los grandes acontecimientos ante los nuevos enemigos de la población, si antes era la falta de libertad política, ahora es el conflicto entre grupos antisistema en alianzas con las fuerzas de derecha, una perversa condición que provoca mucho daño en vidas de inocentes, porque existe la diabólica decisión de profundizar la crisis nacional en todo sentido, incluyendo la aprobación del presupuesto nacional para la seguridad ciudadana, bajo el criterio de “ganar votos” como si la vida se redujera a un evento electoral, es una verdadera miseria política; según su criterio (de derechas) ayudar al progreso de la nación es “ayudar a la izquierda”, lo cual provoca declaraciones, demandas o posiciones irreconciliables, es un obsesión absurda.

    Este infantil razonamiento, provoca que en muchos casos a la Policía se le considere nuevamente como una fuerza represiva en lugar de la primera línea de combate contra los antisistema mejor conocidos como “maras”, además son calificados jurídicamente de “TERRORISTAS”; pero es necesario valorar que nuestra sociedad no puede dividirse eternamente entre izquierda o derecha, es urgente superar ese pensamiento, donde la policía representa la voluntad del pueblo, no la intransigencia de los políticos. Es obligatorio que la voluntad popular se refleje en un decidido apoyo hacia la función de la Policía Nacional Civil tanto con pronunciamientos, como su reconocimiento en la Policía Comunitaria, es provechosa la denuncia de los terroristas, superar el miedo, pero sobre todo abandonar un color político porque la Policía nos defiende bajo una sola bandera.

    La policía nacional, el ejército y sus instituciones deben considerarse como una plataforma de defensa en los intereses ciudadanos, abandonando posiciones ideológicas porque el Estado y sus instituciones no pertenecen a ningún partido político, a lo sumo los partidos políticos deben considerarse una expresión de comunicación con el Gobierno, pero no deben considerarse un instrumento de perpetuidad para el Gobierno; así al apoyar a la policía cumplimos la vocación constitucional hacia una República Democrática, por lo tanto es un proyecto en construcción solidaria entre la nueva policía y los ciudadanos.

    www.cesarramirezcaralva.com

  • César Ramírez y su recuento de sonidos

     

    Por Javier Alas

    En sí mismo, un libro es un acto de atrevimiento: qué es un libro sino una acción contra la nada, un desafío al olvido o al vacío, una hazaña a escala personal donde se ha dejado incluso un poco de aliento.
    La osadía de publicar un título en un pueblo con analfabetismo real y funcional, la "afrenta" de la edición de autor: tal el valor de
    César Ramírez, un hombre de acciones, pero además, honorables. Entre su decir y hacer hay una actitud ética y congruente; al publicarlas, convierte a sus mismas palabras en acciones.
    Publicar es un acto de honestidad, una manera irretractable de asumir la palabra propia, de asumirse. Incluso, de sostener y afirmar el ser.
    "El coleccionista de sonidos" es un "recuento" del autor de sus piezas narrativas. Aunque el volumen no contiene todas las que ha escrito, sesenta de ellas bastan para ofrecer una imagen panorámica bastante fidedigna. Figuran ahí tanto cuentos publicados como celosamente inéditos por distintas razones; la paleta del lenguaje es policroma, el registro de tonos dibuja todo un espectro. Desde el conmovedor y elegíaco "Acá están", con una atmósfera que, sin pretenderlo, homenajea a Juan Rulfo, hasta el lúdico y ligero "Lambada... ¡Mmuuaá", pasando por el sensorial y poético texto "Campo pagado".
    La extensión de las piezas es variada: va desde media cuartilla hasta tres. Eso, por una parte, confiere a la lectura cierto dinamismo. Por otro lado está el estilo, fresco y fluido, como si los textos hubiesen nacido de una oralidad y no de una meditada escritura. La naturalidad se le da bien al autor, pues todo parece como si hubiese ido naciendo de una respiración y no de un artificio, y este es uno de los puntos fuertes del volumen: el oficio del narrador hace que la técnica quede muy bien disimulada al lado o debajo de lo que nos está contando. No pretende lucirse sino compartir, se aleja del pavoneo del divo y se acerca como el contertulio del café. No hay poses, sólo transparencia.
    "El coleccionista de sonidos" podría desmenuzarse en  historia e historias, cuentos y relatos, evocaciones y homenajes... pero esas son vivisecciones de profesor para una ficha. El crítico haría desde luego una lectura intelectual, se demoraría en generalidades o minucias, en abstracciones o teorías, calzando o develando a discreción, todo muy conceptual y ordenado; ello no está mal, mas una obra no nace para eso. El libro es siempre más delicioso si se toma con las manos de lector, y este es uno perfecto para el puro deleite de leer, uno donde la fantasía y el humor se dan la mano en una gozosa amalgama de recuerdos y vivencias, de sacrificios y humoradas. De vida. El lector encontrará en él, además, no poca música.

  • El Partido político de ANEP

    La última cena de la reconciliación. César Menéndez. Cuadro censurado

    César Ramírez

    @caralvasalvador

    Desde la antigua Griega se reseñó la influencia de los motivos económicos sobre la determinación política, incluso Platón se pronunció contra la extrema riqueza (de algunos ciudadanos) para propiciar la unidad del Estado en la clase gobernante. No obstante en nuestra nación la ANEP debería constituirse en un Partido Político, así podría expresar toda su doctrina, programa, acción social, orgánica, afiliar a correligionarios y defender su ideología, sin necesidad recurrir a una posición vergonzante, negando su filiación a una institución de derechas. Si ANEP se constituye como partido político podría llamarse el Partido del Sector privado, lo cual es genuino, categórico, además representativo de sus intereses dinerarios; así como existe el partidos de los trabajadores, revolucionario, comunista, ciudadano, cristiano, popular etc. de igual manera el gran capital debe identificarse con sus objetivos básicos, firmando sus documentos y administrando sus programas de mediano y largo plazo, pero al proclamar una bandera de Sector Privado e incluir a todo el modelo capitalista como su territorio es un grave error de concepción, puesto que existen tesis que no son compartidas por todos los medios privados por ejemplo:

    La evasión de impuestos, el espectro de la radiodifusión y telecomunicaciones, las pensiones, la seguridad nacional, el diálogo nacional, agricultura, la corrupción en el municipalismo, la información mediática, etc., tesis antagónicas de la administración gubernamental, pero que se han prolongado por seis años y según parece continuarán otros años más.

    El sector privado debe comprender que en la nación no puede existir con una “Provincia del Sector Privado”, ni un “municipio de la empresa privada”, ni siquiera un “gobierno de

    Empresa privada”, etc. puesto que el precepto griego: “la extrema riqueza (de algunos) es incompatible con los intereses del Estado” continúa vigente en estos tiempos.

    Si ANEP fuese un Partido Político su acción opositora a los proyectos de la nación sería comprensible, pero como gremio defiende sus intereses y niega los objetivos del pueblo y los trabajadores.

    Nuestra nación no es pobre económicamente, la muestra de ello son las famosas offshore de Panamá, donde destacan varios cientos de empresas que evaden impuestos, declaran pérdidas financieras, trasladan capitales etc. pero el resultado es negativo para el Estado y la sociedad que termina perdiendo sus capitales, mientras unos cuantos acumulan todas las ganancias mal habidas, ¿esa es una acción gremial o individual?

    Si ANEP se convierte en Partido Político su misión fundacional sería generar capital no confundiría al Estado como enemigo, contribuiría a fomentar la competencia del mercado y favorecería la apertura contra los monopolios, oligopolios, estancos o confabulaciones por capitales emergentes, trataría de dialogar con todos los sectores, porque es necesario aumentar el salario real de los trabajadores para incrementar la demanda de servicios y consumo, promovería la inversión pública y privada en lo social e internacional, finalmente elevaría la competitividad laboral; estos factores nos unirían como nación y separarían los factores ideológicos de los problemas que enfrentamos a diario. Si la ANEP persevera en su confrontación contra la Nación conformar su Partido Político es lo mejor para todos, al menos en la democracia es posible. www.cesarramirezcaralva.com

     

     

     

     

     

  • El Sector privado necesita audacia

    "La última cena" diálogos con la cultura. Salvador de la Mancha cuadro censurado

     

    César Ramírez

    @caralvasalvador

     

    Las constantes negativas de la Iniciativa Privada podrían transformarse en audacia para beneficio de sus empresas en lugar de acciones regresivas.

    Algunos elementos: La modernización del Estado, un tema recurrente que implica a la gran empresa. Es correcto afirmar que la función gubernamental no es convertirse en un gigante de burócratas, pero también implica la inversión privada en los campos que el Estado tiene límites: salud, educación, servicios públicos, seguridad etc. se requiere la participación privada tanto en la visión de Responsabilidad Social Empresarial como en el apoyo a las iniciativas gubernamentales; ¿por qué considerar entonces la inversión social como gasto innecesario?, las iniciativas privadas pueden ser un baluarte de beneficio a los niños y niñas para estos proyectos; audacia entonces es crear una Ley de Responsabilidad Social con objetivos hacia el desarrollo nacional.

    Otra actitud negativa es no considerar a los trabajadores como parte esencial de los proyectos del desarrollo nacional, el caso de las pensiones es evidente, el antiguo sistema de reparto no funciona, el actual modelo beneficia esencialmente a los administradores privados y ¡Gracias a Dios! que no se permitió por ley invertir en el extranjero el dinero de los trabajadores, puesto que se habría agotado como sucedió en la crisis de 2009 con la quiebra de: aseguradoras, bancos, inmobiliarias etc… ¿no fueron acaso las empresas privadas las que propiciaron esa crisis? Por qué quebró: Lehman Brothers, AIG, Fannie Mae y Freddie Mac… por la ausencia de solidaridad con los trabajadores, porque solo piensan en “sus ganancias” y no en el daño que ocasiona su codicia. Existe una deuda de los Acuerdos de Paz desde 1992, es el derecho de los trabajadores a sus reivindicaciones contra el capitalismo salvaje, entonces audacia es construir solidaridad. Se considera a los trabajadores esencialmente comunistas, anticapitalistas, antisistema, los cuales con un leve descuido son expulsados, cuando la realidad implica que el principal activo de las empresas son los empleados, la nación necesita un nuevo modelo de Iniciativa Privada dotada de consciencia en objetivos nacionales donde todos ganemos no solo algunos, es la audacia del siglo XXI: “ganar ganar”.

    El Sector empresarial debe construir una estructura económica más allá de una administración gubernamental, con una mentalidad de crecimiento y desarrollo, no solo para exportar capitales y reportar pérdidas, como los Offshore de Panamá, también es audacia invertir en la nación, puesto que en Estados Unidos no perdonarán ese pecado y confiscarán todo lo ilegal de un día para otro, es más seguro acá, al menos por el momento.

    La gobernabilidad beneficia a todos, principalmente a la iniciativa privada, se debe reconocer el esfuerzo hacia la formación de consenso, el diálogo entre sectores, las iniciativas incluyentes en la seguridad nacional, la construcción de la paz social, el respeto a las instituciones etc., ello constituye la legitimidad de las instituciones en una sociedad justa, la cual en esencia es democrática pero jamás oligárquica.

    Finalmente el Sector Privado no debe ser vocero de ningún partido político, porque su función es crear activos, incrementar el capital, no aislarse de los trabajadores o de sus intereses porque es un mal negocio, para ello se requiere audacia del sector privado, para acompañar a la historia.

    www.cesarramirezcaralva.com

  • (Offshore) Mossack Fonseca a discreción

    La última cena: la incertidumbre de la espera. Antonio Bonilla cuadro censurado

     

    César Ramírez

     

    En realidad una sociedad Offshore es un documento de constitución orgánica, el caso es que la nación que facilita estos artefactos es Panamá y su concreción en esa nación es legal.

    El capitalismo usa estos instrumentos como una moneda de dos caras, la primera con objetivos de seguridad financieras, respaldo de bienes, garantías de capitales en general en forma transparente, pero su cara oculta sirve para evasión de impuestos, lavado de dinero, transferencias ilícitas a terceros etc., para ello usan testaferros o peones documentales, que en esencia son falsos, puesto que esas personas son “prestanombres” y además formalizan una declaración corrupta. Si una sola offshore es potencialmente viciosa, una red de ellas con múltiples funciones tiene por resultado la transferencia de capitales “opacos”, por no afirmar “sucios”. Las multinacionales o las nuevas multilatinas usualmente cotizan en diferentes mercados de valores, pero sus filiales tienen offshore en terceros. Recuerdo a una empresa local transfiriendo millones de dólares para salvar una “operación en Suramérica”, - imaginen nuestra nación El Salvador transfiriendo millones de dólares hacia una tercera nación, sin rendir cuentas, sin control alguno y por cierto gracias al capital salvadoreño aquella operación sobrevivió- hemos observado a otras empresas cambiando la nominación de la sociedad anónima para evadir impuestos, algunas reportando pérdidas escandalosas etc., muchos de los propietarios o directores conocen estos procedimientos, curiosamente las autoridades también saben de estas irregularidades, es muy extraño que nadie las denuncie ¿será que a todos les conviene el negocio capitalista? Por ejemplo: a los accionistas sus dividendos, a los inversionistas recuperar capitales, al Estado la imagen abierta y permisiva de los consorcios, parece que todos ganan, pero los trabajadores reciben bajos salarios, el Estado no capta impuestos, el desarrollo económico es inalcanzable y podremos continuar otros treinta años de la misma manera, porque según parece “no son delitos”.

    La cuestión principal es ¿cuál es el origen de los fondos de las famosas offshore?, en ese punto los bancos y el sistema financiero local debe actuar para identificar quienes son los ciudadanos con cuentas internacionales o entidades con esa capacidad en otras naciones, si recordamos el caso Finsepro-Insepro, así como otros casos recientes, las operaciones se realizaron por un banco local con filiales en una tercera nación, lo sorprendente es que solo las personas afectadas denunciaron ese atropello, la mayoría perdió “todo”, incluso las personas mayores los ahorros de su vida; ¿quién garantiza que en este momento no vuelva a suceder?. Parece que estas sociedades offshore han sido creadas con fines “opacos” unas para evadir impuestos, en un segundo o tercer plano para el lavado de dinero, finalmente si les otorgamos un criterio de duda, son utilizadas para garantizar sus legítimas propiedades (herencias, contrademandas, patrimonios, etc), pero éstas últimas son minorías, las autoridades del sistema financiero conocen las irregularidades, es tiempo de actuar, las denuncias internacionales nombran a presuntos implicados ¿son todos o acaso también la información es manipulada?.

    Panamá es un destino Offshore, son suficientes $1,000 para constituirla, nadie se preocupa por investigar quienes las constituyen, investigar localmente es el desafío, aunque esas prácticas son conocidas hace décadas.

    www.cesarramirezcaralva.com

  • El camino de las autodefensas civiles

    LA última cena: una oportunidad para el perdón, el amor y la paz Mauricio Mejía cuadro censurado

     

     

    César Ramírez

    @caralvasalvador

    La unidad nacional para enfrentar al crimen organizado es una muestra de racionalidad política, entendido así: acciones sociales que deben realizarse en beneficio de la nación, sin importar la ideología de la administración gubernamental; de esa forma llegamos a impulsar el modelo de seguridad nacional.

    En mi opinión el motivo principal de éste cambio es la visión del Gobierno Norteamericano al combate del crimen organizado, el cual requiere de los proyectos a mediano plazo y necesitan de mucha seguridad social; el decidido apoyo de esa nación es estratégica para la sostenibilidad de cientos de proyectos destinados al desarrollo nacional, los cuales no podrán ejecutarse si estas estructuras interfieren con las organizaciones comunitarias, en términos generales la identificación de miembros de un partido político coordinando acciones con estructuras terroristas demostró el uso de estos grupos de presión con objetivos electorales, ilegales, antisistema etc., los cuales ningún gobierno democrático puede tolerar, de tal forma que el aislamiento de ese partido no solo de su imagen política, sino de una pérdida de su credibilidad en torno al tema de seguridad o el proceso electoral, le obligó a cambiar su estrategia opositora. Ahora de la mano del apoyo internacional, así como de la Fiscalía en torno a la iniciativa de nuevas leyes que juzguen a los menores de edad como adultos, abren un nuevo panorama de optimismo sobre el tema de seguridad, de igual forma debe considerarse el tratamiento del tema por los medios de comunicación en el rubro del combate a la delincuencia; mientras los abnegados policías entregan sus vidas por la ciudadanía, los grandes medios tergiversan las noticias; otros sectores se niegan a pagar impuestos, tampoco aprueban los créditos para la Seguridad Pública, algunos solicitan amparos constitucionales por interpretaciones no escritas y son protegidos por la Sala Constitucional demorando al infinito acciones que en esencia habrían salvado la vida de cientos de ciudadanos inocentes, en resumen un abismo de quejas para evitar la gobernabilidad. Nuestro panorama ciudadano sobre el ejercicio de la Ley es deprimente, los fallos de los jueces parecen apadrinar a los delincuentes, pero hasta la fecha juzgar a los “juzgadores” parece un chiste, de esa forma la justicia secuestrada y la Constitución interpretada ideológicamente a favor de las oscuras fuerzas del capital; tenemos como resultado una separación absoluta entre el pueblo que clama a gritos por sus muertos y las leyes al servicio del poder económico que desprecia todo clamor popular a favor de sus policías, soldados, ciudadanos y trabajadores. La realidad nos divide entre quienes deseamos justicia popular (burguesa, ciudadana etc.) y quienes defienden los intereses de los delincuentes.

    No vivimos en una nación de leyes, vivimos en una nación donde las leyes no funcionan.

    Recientemente se anuncia el concepto de “armar a los ciudadanos”, pues bien, la autodefensa es un concepto ideológico de izquierda y derecha, pero atención a la Historia sobre el tema, puesto que unidos los elementos enunciados: Unidad Nacional en Seguridad, Justicia, Constitución, apoyo norteamericano y ahora “autodefensa ciudadana” entramos a una nueva etapa de respuesta organizada en la seguridad nacional, lo cual demuestra que nuestras instituciones armadas necesitan en democracia de la autodefensa civil, quizás la sociedad esperó demasiado para este paso, al menos las grandes distancias se inician con pequeños pasos y la justicia por fin se acerca al pueblo.

    www.cesarramirezcaralva.com