Caralvá
La democracia real, esa que vivimos a diario llega a su clímax en el evento electoral y preocupa que el proceso este cuestionado tan severamente.
Nuestra democracia también pasa por la fragilidad de su infancia, como un pequeño niño, torpemente trata de caminar y pierde el paso. Si iniciamos un vuelo con todos los partidos abordo, ahora el avión comienza a perder altura, esperemos que no se lance al vacío ninguno de los partidos y abandone el vuelo democrático.
El retardo en el resultado oficial parece oscurecer no solo a un gobierno legítimo, sino también a la institucionalidad del proceso electoral, esta condición afecta la credibilidad de la libre elección de los gobernantes, en este caso: Alcaldía de San Salvador.
Entre las lecciones de este evento podemos mencionar:
Primero: el asomo de la maldad política, al tratar de impedir la alternabilidad en la democracia liberal por medio de declaraciones no oficiales, pasando sobre las autoridades establecidas. Esto llega más allá, daña la institucionalidad constitucional.
Segundo: la mala política de intervención del gobierno como partido político y competir por gobiernos locales y diputados.
Tercero: La ineficacia del Tribunal Supremo Electoral nos lleva peligrosamente a deslegitimar el proceso electoral.
El Tribunal Supremo Electoral tiene grandes defectos en su constitución interna, no existe transparencia ¿o será su politización extrema? Conocemos su constitución, es un anexo de partidos políticos, en consecuencia ese elemento impide la imparcialidad de opinión.
A largo plazo el precedente es la desconfianza política, ese nocivo hábito que conduce a la violencia y la confrontación. Hemos comenzamos a crear ángeles y demonios, ya sabemos en que terminará esto.
En medio de la jungla de críticas es posible hacer las siguientes propuestas.
Eliminar el nocivo hábito de la desconfianza política y reconocer el avance democrático de cada partido incondicionalmente.
Construir una cultura política competitiva, que reconozca a los adversarios políticos y logre acuerdos nacionales.
No permitir que la ineficacia de un organismo electoral, se convierta en un motivo para deslegitimar un proceso democrático que oscurece todo el panorama de la legalidad institucional.
Finalmente pensemos que si falla el proceso democrático, se estimula a grupos antisistema: comunistas y fascistas, estos conceptos aún viven en la mente de fanáticos. Si me preguntan por la defensa del voto, puedo expresar: vale la pena cualquier sacrificio.
En todo caso respetar el fallo del Tribunal Supremo Electoral, es lo mejor, hemos sido testigos de un tremendo error presidencial y otros errores partidarios al aventurar resultados.
El nocivo hábito de la desconfianza política genera violencia, odio, venganza y acciones excluyentes, la nación ya vivió eso.
http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=2559
Travel - Page 13
-
(Elecciones El Salvador) Maldad política al tratar de impedir la alternabilidad
-
¿En qué momento se encuentra la democracia en El Salvador?
¿En qué momento se encuentra nuestra democracia?
Caralvá
Nuestra realidad política se parece mucho al concepto de pluralismo polarizado, por las condiciones de partidos políticos, su distancia ideológica, así como la formación de grupos antisistema. Para medir el grado de avances democrático tomemos el año 1992 de referencia, porque antes de esa fecha no existen elementos que puedan caracterizar a nuestro país como democrático.
Pero las preguntas son diversas: ¿superamos las condiciones económicas y sociales de hace 14 años? ¿Existen condiciones para retornar a la antigua condición de guerra civil o regímenes militares? ¿Tenemos igualdad mínima? ¿Existen fuerzas centrífugas en crecimiento y en multiplicación?
Después de 14 años asistimos a nuevas realidades de poder, no existe un solo poder hegemónico sino varios centros de poder. Ahora encontramos que estos Centros de Poder, tienen diversos contenidos y bases de apoyo. El avance democrático puede medirse porque la oposición “ilegal” pasa a “legal”, la oposición (de todos los partidos) posee formas de gobierno (parlamentario y local), de esta condición destaca su grado de contribución a la gobernabilidad.
Estos elementos contribuyen a que la sociedad construya el pluralismo democrático, puesto que los centros de poder tiene capacidad orgánica, acceso a medios de comunicación, poder de convocatoria, pueden crear opinión pública y además influir en grandes temas nacionales.
Desde luego que existe una herencia negativa del antiguo régimen que pesa sobre la democracia: la aplicación de la justicia, “la pobreza que es la peor de las violencias M. Ghandi”, politización de organismos institucionales, antiguas leyes que no facilitan la consulta ciudadana, la paz deja de conmemorarse unitariamente y a la inversa en cada campaña electoral se pide la muerte de opositores políticos (El Salvador será la tumba donde los rojos…) y por otro se fomentan grupos antisistema…etc.
A pesar de todo existe consenso en mantener la unidad de poder, la estabilidad del régimen y abrir espacios para una nueva cultura política competitiva, por la renovación y recursos de la sociedad civil. Las condiciones políticas cualquiera que sea el resultado electoral, exigen de los partidos políticos fortalecer la institucionalidad y elevar la gobernabilidad. De ahí que el avance democrático permitirá aceptar los resultados electorales, crear alianzas parlamentarias, realizar propuestas hacia modelos económicos o facilitar asociaciones para la gobernabilidad.
Las manifestaciones que dañan a usuarios de servicios públicos y propiedad privada, no son acciones democráticas, estas tendencias usualmente no tienen dirección, ni capacidad de conducción, tampoco pueden frenar sus desmanes, son espontáneas y carecen de un programa político, por lo cual el avance democrático se mide por la capacidad de los partidos políticos en ordenar estas fuerzas o en su caso poner un alto a las fuerzas centrífugas del pluralismo.
De ahí la importancia de la formación de consensos en oposición a los centros de contienda, porque al contrario de algunas opiniones, la fuerza no se demuestra con acciones ilegales, sino por la capacidad de solución a los problemas y la disminución de las presiones internas o externas sobre el sistema político.
Nos encontramos en el momento del despegue de la democracia, apenas iniciamos el vuelo, los partidos políticos abordo deben contribuir a la gobernabilidad, avanzando en la representatividad, las reformas sociales hacia la competitividad política y profundizar el pluralismo.
http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=2544 -
TLC: no es el cielo proclamado, ni el infierno profetizado
Caralvá
La nueva cultura política exige competitividad, el estudio de realidades demostrables en América Latina con el TLC en los últimos 10 años nos pueden ahorrar tiempo en discusiones superadas históricamente. Son conocidas las eliminaciones de manera unilateral de las barreras de comercio. Cabe destacar la experiencia mexicana en ese período con la vigencia del acuerdo bilateral de comercio con los Estados Unidos (NAFTA).
El excelente trabajo: Los efectos sociales del TLC del Profesor Alejandro Gaviria de la facultad de Economía, Universidad de los Andes, nos ilustran sobre el tema.
La liberalización comercial de América Latina de mediados de los años 80 y 90, redujeron los aranceles para reorientar la oferta productiva hacia las exportación y aumentar la productividad con la resultante del crecimiento económico. Cabe destacar que existieron reformas en las áreas financieras y tributarias, además de la privatización de empresas estatales.
Para medir los efectos de esta liberalización sobre la desigualdad y la pobreza, los autores: J. Berhman, N.Birdsall y M. Szekely en el año 2001, utilizaron una encuesta de 93 hogares en 17 países latinoamericanos. Los resultados son: “la liberación comercial no parece haber tenido efecto discernible sobre la desigualdad. Si acaso, el efecto marginalmente progresivo, esto es, la liberalización disminuyó levemente la concentración del ingreso”. En cuanto a la pobreza, el estudio llega a una conclusión similar: “los efectos de liberalización también fueron menores”… la liberalización no solo no afectó la distribución sino que tampoco afectó el crecimiento económico. En otras palabras la liberalización no incidió sobre las causas primordiales de la pobreza urbana: el desempleo, la informalidad y los bajos ingresos.
En nuestras palabras: no es el cielo proclamado, ni el infierno profetizado.
En México ha pasado más de una década desde la firma del tratado de libre comercio con Estados Unidos. Dos crisis se profundizaron en México, la primera en 1995 conocida como la crisis del tequila, que afectó los empleos de la industria no maquiladora y años después (2001), la industria maquiladora que ha caído de manera importante.
Lo paradójico es que los empleados y desempleados en estos períodos, tienen la misma proporción, afirmando los académicos que la industria manufacturera no maquiladora no ha cambiado radicalmente en México después de la aprobación del NAFTA.
El estudio: NAFTAs Promise and reality: lesson from México for the Hemisphere. Carnegie Endowment for international Peace. Polasky et al 2004, se afirma: “ la industria maquiladora mexicana generó: aproximadamente 600 mil empleos con posterioridad a la aprobación del NAFTA, pero este mismo estudio señala que en la agricultura se perdió entre 600 y 700 mil empleos después del NAFTA”, de modo que tampoco pasó nada.
El autor anota que la liberalización funcionó, pero la rigidez laboral y los problemas financieros hicieron fracasar una estrategia acertada.
En Colombia, los expertos señalan que el TLC generará menos empleos que los proyectados por los voceros oficiales, con una tendencia similar a México.
En conclusión: el TLC no resolverá el problema del empleo y una segunda conclusión: el TLC no profundizará las dificultades sociales.
Creo que es tiempo de ahorrarnos un poco de tiempo, con la experiencia de otras naciones.
http://www.diariocolatino.com/opiniones/detalles.asp?NewsID=2527 -
Asusta ser testigo
Asusta ser testigo
Caralvá
Acaso son las 21: 14 horas, suficiente juicio horario para tratar de dormir un poco, pero existen compromisos que uno fácilmente se impone como privilegio de la vigilia.
Todos en la nación conocemos esa palabra llamada política, su concepto nos impacta con diversas emociones, mucho más si estas contienen elementos históricos.
Uno de los elementos que conduce a la política es la ideología, la cual definiremos como: conceptos que nos llevan a la acción, aclaro que es un elemento simple, para no entrar en los infinitos sentidos discursivos.
Las ideas, ideales e ideología concluyen en las siguientes nociones: derecho, política y las instituciones, al final el derecho es parte del ciudadano y este tiene necesidad de los demás. Esto idealmente, porque amargamente sabemos que durante el siglo XX, algunas instituciones (nacionales e internacionales) estaban por encima de estos criterios, aún ahora, no concluimos plenamente en el derecho como parte de nuestra realidad.
Quizás el famoso Estado de Derecho, sea inalcanzable, así como otras palabras con las cuales siempre estaremos en deuda, por ejemplo: justicia, igualdad, libertad y en otros términos: acumulación financiera, tecnológica, científica etc.
La política podríamos anotar, es la culminación del derecho, como ya escribió el maestro Luis M.Farías en su libro: Así lo recuerdo, de ahí que usualmente la mayoría de los políticos sean abogados, aunque no necesariamente deban serlo.
Hemos conocido a fuerza de violencia, una política extraña a los libros hasta 1992, así nos encontramos poco a poco en esta convivencia entre partidos durante el momento electoral, que ofrecen diversas plataformas, a las cuales llamamos ofertas políticas.
Los partidos políticos tienen una dinámica de movimientos, los cuales pueden ser de opinión, movilización, acciones legales e ilegales.
Podemos ver como las voluntades se mueven bajo diversos colores, esto es lo mismo que durante la guerra civil, bajo diversas banderas la sociedad se aferra a un criterio político, ya sabemos cuales son los resultados de esa guerra… la creación de una nueva institucionalidad.
Si bien la política es una actividad que busca resultados, lo que a nuestra vista tenemos como resultados de las gestiones administrativas de los últimos 3 años, se convertirá en voto ciudadano.
De ahí la política en sus escenarios: el mejor es la política para hacer el bien, como elemento natural del derecho. Su lado oscuro tiene diversos nombres: fraudes, golpes de estado, intervenciones militares, eliminación de adversarios políticos, campañas sucias etc.
Dos criterios a reflexionar. Primero: Si no se democratiza en profundidad, entonces no existe voluntad política para resolver los problemas conocidos. Segundo: Si no se permite el avance del pluralismo, la nación caminará hacia la miseria de gobernabilidad.
Lo más razonable es permitir el avance del pluralismo, eso abrirá las puertas de la conciliación, aunque en realidad asusta ser testigo (sin protección) de estos criterios.
De ahí que la participación ciudadana en estas acciones es crucial para descubrir la cultura política y en sus prácticas, el logro de los medios para la estabilidad, junto a la pluralidad con unidad del poder.
La nueva Cultura política exige competitividad, incluyendo estratégicamente a la sociedad civil. -
Identidad Imperial
Identidad Imperial
Caralvá
Dos elementos fundamentales coinciden en la identidad de El Salvador: revolucionaria (comunista)-antimperialista y la otra: conservadora-anticomunista.
Entre ambas existen muchas agrupaciones, entre ellas la Iglesia Católica que demostró su noble carácter para unos y para otros lo opuesto en los últimos 30 años.
La identidad de estas dos tendencias evolucionó en las condiciones post-conflicto hacia posiciones políticas expresadas en formas legales, con cuotas de poder en el parlamento y en gobiernos locales.
La identidad de las poblaciones mayoritarias al margen de estas dos tendencias, también se expresó durante el conflicto, la población no combatiente prefirió el exilio bajo la forma de refugio (económico, político, diplomático, voluntario.. etc) mostrando iniciales formas de desarraigo de su antigua nación.
Existía en la condición de refugiado una subordinación en territorio extranjero: “yo soy refugiado-este es tu país” que podríamos traducir: “yo soy apatrida-esta es tu patria” o finalmente: “yo soy salvaje-tu eres la civilización”, puesto que la condición de desarraigo y exilio connota el despojo, intemperie, soledad de los ciudadanos, abandono.
Bajo estas condiciones la Patria es de otros, la Patria es de los que se quedaron y tienen un proyecto (político, económico, social, cultural) para los “exiliados”, aquello comienza a ser un territorio que desintegra su pasado.
La identidad de los revolucionarios (comunistas) y antiimperialistas, la realidad nacional confirma su razón de ser, muchos años de lucha social, son representantes de sectores que justifican su pobreza porque esta se debe (según ellos) al despojo del primer mundo y a la oligarquía.
Para su polo opuesto (los conservadores-anticomunistas), su avance en posiciones de poder confirma sus tesis de su justa lucha, (según ellos) todo el mal parte del comunismo.
Estos dos polos de identidad deben abandonarse, ya no significan nada para el futuro de la nación, lo único que generará es pobreza de gobernabilidad.
Para la población excluida (20% de la población), en sus refugios económicos fuera del territorio (TPS, ilegalidad en Norteamérica o simplemente refugios territoriales), su exilio (una forma de derrota, exclusión, expulsión involuntaria) desde el momento de su salida comienzan a desconfiar de su futuro, de su identidad, podemos llamarla identidad en extinción. La identidad en extinción se inicia en una nueva nación (huésped), la nación donde han nacido sus hijos, aquellos que no conocieron la guerra, ellos poseen una identidad subconsciente de una nación lejana y una nueva identidad norteamericana (u otras) que nada tiene que ver con su pasado.
Al final tenemos tres proyectos intuitivos de nación: el comunista, el anticomunista y el de exilio o disemi-nación globalizadora.
Esta identidad imperial-globalizadora integra las metrópolis con el tercer mundo, los hijos de los refugiados no tienen identidad de arraigo, tienen identidad subconsciente de la patria lejana, las otras identidades, (revolucionaria y conservadora) terminarán en un híbrido de viabilidad hacia la democracia, amparados en el nuevo centro de gravedad de los emigrantes, aquellos que están cambiando nuestra realidad a pesar de no encontrarse físicamente presentes, es como si el espíritu de las remesas está con nosotros y nos anuncian las buenas nuevas, en una identidad imperial. -
Fascistas y comunistas son antisistema
Fascistas y comunistas son antisistema
Caralvá
El pluralismo polarizado es un concepto de Giovanni Sartori, que inició un debate sobre la caracterización de los partidos políticos.
Recorremos el zodíaco político con nuestra naciente democracia, es tiempo de recordar que somos producto de una evolución de regímenes de gobiernos antidemocráticos, que eran los mismos en toda América Latina, los mismos peces en el mismo acuario.
De ahí que al instaurarse la apertura democrática, se inicia un debate entre el parlamentarismo y el presidencialismo, al igual que el resto de América Latina.
En realidad ni presidencialismo, ni parlamentarismo es lo que buscamos en nuestra nación, porque nuestras expectativas están mucho más allá del proceso electoral.
Se nos impone un sistema presidencial porque esto ha funcionado en forma excelente en Estados Unidos de América y funciona desde un poco más de 200 años, cabe destacar que funciona casi siempre, porque en condiciones como el Watergate, aquello pareció paralizarse.
Estas condiciones de presidencialismo implican un sistema de mayorías, que implica un sistema de mayoría parlamentaria, las cuales eligen al presidente en Estados Unidos. El voto es delegado e indirecto, donde un colegio electoral decide. Aquellos elementos están reseñados en el famoso: federalist paper, es un magnifico documento que presupone un sistema de división de poderes para que pueda funcionar, lo que se llama mayorías compartidas.
Pero que tenemos nosotros en nuestra nación, nuestro parlamento esta dividido, no en dos, sino en tres potenciales mayorías, que en determinado momento paralizan el llamado presidencialismo.
Valga también las consideraciones del caso, en comparación de nuestro sistema político con otros latinoamericanos y Estados Unidos.
En realidad la tal división de poderes se deteriora… si un sistema parlamentario es soberano con amplias mayorías, entonces funciona bien, pero si la mayoría no es notoria, entonces la asamblea parece no funcionar, debilitando el presidencialismo.
Nuestro sistema parlamentario tiene poca evolución, se limitan a crear leyes, todo lo demás lo realiza el Estado.
Entonces llegamos al momento de caracterizar a nuestros partidos políticos.
¿Cuántos partidos políticos tenemos? ¿Qué distancia ideológica los separa?
Como afirma Sartori, el pluralismo polarizado es un criterio contable, con uno o más partidos antisistema.
El partido anti-sistema es el indicador de distancia ideológica, pero definido en forma clásica: el Partido Anti-Sistema no es un partido revolucionario, sino un partido que no acepta los valores del sistema vigente y en tal sentido, en nuestra nación al menos nominalmente, todos aceptan las reglas del juego democrático, por lo cual, de existir afirmaciones individuales, no representan a los institutos en contienda electoral.
Históricamente los comunistas se identifican como antisistemas, de la misma manera los fascistas, ambos desean desmembrar al Estado, porque profesan valores contrarios a la democracia.
¿Nos acercamos a un sistema de pluralismo polarizado? Con oposición antisistema, caracterizado por oposiciones polarizadas, ubicación central de un partido, distancia ideológica, oposiciones irresponsables que no se orientan hacia el gobierno, política de superoferta…Es una pregunta a resolver, puesto que el resultado de ese sistema es el descontento y el temor… de eso ya tuvimos suficiente, tanto que con la mitad podríamos hacer reír a los muertos. -
Incrédulos en el Estado Seductor
Casi incrédulos en el Estado Seductor
Caralvá
Esta figura connota un esquema de la visualización del Estado en su más reciente evolución en los medios de comunicación, el cual es magistralmente detallado en el libro: El Estado Seductor. Las revoluciones mediológicas del poder de Régis Debray, el cual nos ayuda a comprender ¿qué sucede con la diversas comunicaciones en nuestro país?
Hace muchos años que las funciones clásicas del Estado, han cambiado desde la misma formación de las repúblicas, evidentemente nuestra nación también sufre de estos cambios. Como ciudadanos damos por pre-sentadas un sistema de creencias, que son productos de criterios políticos o en su caso de formas filosóficas.
El Estado funciona en base a creencias, las cuales son comunicadas por los medios masivos, todo el aparato de comunicación está en relación a este nuevo modelo de hombre-imagen, que poco tiene que ver con el clásico hombre-príncipe que encarnaba los principios de legitimidad y sacralidad, el concepto de Jefe de Gobierno, es sustituido por el Sr. Presidente.
En la aproximación del génesis de la mediología (estudios de los medios de comunicación), encontramos que tanto el símbolo como la ideología concluyen en representaciones de poder, que se imponen para la conducción de las multitudes.
De fundamental importancia son los esquemas de video-comerciales, informerciales (políticos), que terminan por detallar funciones estatales al servicio de los ciudadanos desde las pantallas de televisión, nos presentan una serie de acciones estatales, reflejadas en un hombre-imagen que en realidad hace próximo al Estado de los ciudadanos.
Nos acercamos a modelos de personalización del poder, esto motivado por la telepresencia: la cual transparenta el Estado contemporáneo, como un solo dirigente, un jefe de estado, el Rey, el primer ministro, configurado como símbolo jurídico, que une la idea física y la moral. De ahí que las funciones del Estado sean publicitarse, porque esta publicidad se convierte en sus acciones, con el objetivo de tener multipresencia.
Desde luego podemos comprender que el Hombre-imagen es necesario para el teleestado, puesto que en su entorno se construye un soporte, un vehículo para fortalecer las creencias.
Pero algo de nuestra fe, comienza a fallar, cuando creemos que vivimos en democracia y nos percatamos que aún debemos construirla, creemos en nuestras instituciones y delegamos nuestra representación pero no hay opiniones independientes en su interior, creemos que combatimos el tráfico de armas, narcotráfico, delincuencia, cuando con horror nos enteramos de matanzas a manos de asesinos; en muchos casos no existen respuestas satisfactorias a las demandas ciudadanas, creemos que trabajar es un medio para lograr los objetivos vitales y a diario trabajadores del servicio del transporte colectivo son asesinados por sicarios terroristas.
Esos magníficos anuncios comerciales, atrapan la belleza de un país paradisíaco, tal parece que somos prisioneros de la belleza en la imagen; pero su lado oculto (el que no se muestra) es una nación sometida a la pobreza y a las armas de estas bandas delincuenciales, en realidad existe terror de estos sicarios de diversas denominaciones.
Asistimos a un momento crucial de nuestras creencias, antes que nos convirtamos finalmente en incrédulos. Ahora un proceso electoral nos llama a “depositar y delegar” en la asamblea legislativa todo el poder de conducción política, mientras los ciudadanos demandamos respuestas claras a los atropellos que sufren los más desprotegidos. Por esta razón la política es cada vez más vacía, porque los políticos nos recuerda el lado oscuro de la belleza comunicacional: la que destruye con su olvido la vida de jóvenes futbolistas asesinados por narcotraficantes en los cantones de un Departamento llamado: La Paz.