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  • 102 3000 Suplemento Cultural

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    102 3000 Suplemento Cultural



    Recuperación Histórica

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  • Ebay y la crisis

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    Caralvá

    Somos testigos de “un” fin de ciclo económico internacional, traducido en crisis internacional financiera, que aún no sabemos si ha tocado fondo.
    A diario leemos acontecimientos dramáticos: entidades al borde de quiebras de diversa naturaleza, rescates financieros con cifras fantásticas, volúmenes de dinero varias veces el Producto Interno Bruto (“valor monetario de los bienes y servicios finales producidos por una economía en un período determinado) de naciones periféricas etc., pero cabe mencionar otras instituciones que no son salvadas y simplemente son vendidas en remate a pedacitos en ebay, ahí terminan objetos con nombres de bancos honorables.
    Esta crisis se origina en el corazón del capitalismo mundial; no en Argentina, México, Japón o cualquier otro país, es en Estados Unidos donde se inicia el terremoto financiero. La crisis valida la tesis anti-leninista clásica que no es en el eslabón más débil sino en el más fuerte el sitio en el cual se inicia el colapso. Esta condición tiene además la sinergia de otros fenómenos simultáneos: la crisis energética, climática, alimenticia etc., en este caso solo nos enfocamos a la crisis bancaria financiera.
    Es tan fuerte el colapso económico que afecta la función tradicional del Estado, su intervención en la banca norteamericana evidencia una ausencia de “seguimiento” administrativo.
    Pero en el caso actual, nuestras economías latinoamericanas se encuentran bajo una “interdependencia mundial” de consecuencias imprevisibles.
    Cuando el Estado debe acudir a “salvar” a todos los que incurrieron en errores financieros, para prevenir una severa recesión, esta acción connota el último recurso que una nación puede realizar a favor de la empresa privada. El origen de este error es la confianza depositada en la sabiduría “incuestionable” de los banqueros y su honorabilidad en los negocios, puesto que el Estado dejó a los bancos el auto-control. Así surgieron los famosos subprime, que ahora parecen cuestionar el modelo económico internacional, además del liderazgo de los Estados Unidos en economía, así lo indica George Soros: “Los Estados Unidos nunca han estado bajo ningún tipo de disciplina ni regulación económica y financiera en los últimos 25 años, contrario a lo que si se establecen en las economías emergentes”.
    Quizás es tiempo de un nuevo contrato social entre el Estado, la economía y sus entidades financieras junto a la sociedad civil.
    Un nuevo contrato social entre el Estado y los ciudadanos para controlar el valor del dinero y sus títulos, lo cual es un clamor en la opinión pública mundial, de igual forma el cambio de funcionalidad de los organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a favor de las naciones pobres.
    Este nuevo contrato social al menos ubica el centro de gravedad económica en nuestras propias políticas económicas y en este caso no existen recetas universales para el continente, en nuestra nación dolarizada el Estado debe proteger el empleo y promover la estabilidad laboral dentro de las empresas privadas por medio de acuerdos multilaterales.
    Ebay es el signo terminal de la crisis, remata souvenir de bancos extintos a bajos precios.









  • Después del G-20

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    Caralvá

    En una conversación casual, algunos miembros de la mesa resaltaron la vecindad de la crisis norteamericana, defendieron su punto de vista, es necesario defender al sistema a toda costa, que si pensamos diferente: “todo se perderá”.
    Para los asalariados en general y para muchos que no lo son, el sistema no se comporta tan solidariamente con nosotros como para defender a ultranza sus principios, el sistema parece que lucha contra si mismo y en muchos aspectos contra los ciudadanos comunes y corrientes. Hablarle de: “pan al hambre” es lo mismo que pedir a un desempleado la defensa del sistema, ni pensar en pedir su voto en las siguientes elecciones. No enumeraré las enormes desigualdades sociales, el acceso a viviendas dignas, al agua potable, Educación, Salud que son conocidas hasta la saciedad, tanto que parecen la normalidad en nuestra nación.
    Después del G-20 se habla de “regulaciones para el sistema financiero” y “reformas al FMI y BM”, si las naciones capitalistas hablan de estos elementos, también deberíamos escuchar esos clamores para nuestros intereses, porque no somos una isla y con dolor muchos ciudadanos recordarán la mala administración financiera de FINSEPRO e INSEPRO, corrupción en instituciones públicas, evasión de impuestos, etc., porque a fin de cuentas “en todas partes se cuecen habas y en nuestra casa por toneladas”.
    La esencia de la defensa del sistema no es si regulan o no las finanzas, la esencia es un nuevo contrato social donde la ciudadanía y el Estado coincidan en la vigilancia de los “estados de cuentas” de los centros financieros, ese es el punto crucial del nuevo modelo, la vigilancia ciudadana junto a sus representantes estatales sobre el manejo “discrecional” del dinero de la ciudadanía, si esta condición no tiene regulación, ni control, ni coincidencia internacional el sistema no podrá garantizar su propia existencia y muy pronto veremos de nuevo los títulos Subprime F como activos en los mejores balances bancarios.
    Para los defensores del sistema a ultranza, para los que consideran que “Reformar” y “Controlar” es un signo de comunismo, habría que recordarles que estos esquemas no son productos de “rojillos delirantes”, sino de los más firmes baluartes del capitalismo internacional que ahora piden controlar la voracidad de los esquemas antes mencionados.
    La discusión es un capitalismo más humanizado, menos metálico, un capitalismo que considere nuestra realidad y no solo el aspecto depredador de la ganancia sin retornos sociales, los anuncios sobre despidos masivos en el mundo, tampoco pueden considerarse ajenos en la nación, a fin de cuentas la defensa del trabajo debería ser el mejor signo de unidad nacional.
    En estos tiempos difíciles, se exige audacia y solidaridad, reforma y participación ciudadana en la defensa del empleo, esta condición puede ser el mejor factor de unidad nacional en momentos que todo el mundo nos habla de desastres, despidos masivos y depresión económica.
    Después del G-20 las naciones pobres no han cambiado en nada, ni siquiera sus esperanzas por salir del subdesarrollo, pero es tiempo de considerar que el capitalismo puede humanizarse, puede incluir en su discurso la palabra solidaridad y por supuesto la regulación de un modelo generador de pobres y ciego ante la especulación financiera.