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  • 1 de mayo 2009 El Salvador

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    Caralvá

     

    De las expresiones populares y las demandas sociales, las calles rebosaban con el colorido de años anteriores. Todo bajo la normalidad aparente de destrozar la propiedad privada, algunos autos de ciudadanos, manchar las paredes y proferir epítetos antológicos, nada nuevo, esa (a) normalidad de abusos de ciertos sectores que actúan en realidad como delincuentes y sin control de nadie. Pero si existió la diferencia con el presidente electo Mauricio Funes, dirigiendo un discurso a la concentración popular, acción de gran significado en los actuales momentos de crisis económica.

    Todo hubiese terminado en ese marco de expresiones públicas, de no suceder la irrupción de una columna de irresponsables en la Asamblea Legislativa que paralizó la actividad de ascenso y nombramiento de la nueva Junta Directiva.

    La lectura política de un acontecimiento de esa naturaleza es grave, porque fija un precedente en un acto oficial de la República,  además es un mal mensaje a las naciones democráticas, porque significa que esas fuerzas irregulares, pueden hacer su voluntad donde lo deseen.

    No se necesita mucha inteligencia para sospechar que una leve acción inconstitucional, puede ser la excusa perfecta para aquellos grupos que sueñan con el retorno del pasado,  haciendo realidad una nueva pesadilla en El Salvador.  Recordar que nuestra historia esta llena de excusa a favor de los Golpes Militares, es lo mismo que comer pupusas los fines de semana.

    Se debe fijar un límite a estos sectores que entusiasmados por el triunfo popular, creen que el Estado es parte de un Partido Político, se equivocan, porque el Estado no puede ser extensión, ni propiedad de un Partido Político, ese fue el gran error de la administración conservadora en estos 20 años, su accionar se confundía entre militantes y funcionarios de tal forma que la sola pertenencia política casi era sinónimo de privilegios discrecionales estatales.

    Si en realidad se desea construir una base sólida para los futuros  años se debe pensar en lo siguiente: El presidente debe ser un centro de consenso nacional, con tal autoridad que aglutine el poder de la República y construya la estabilidad social.  La institucionalidad de la República en todas sus expresiones debe funcionar, como ha sido el caso de la elección de la última Junta Directiva de la Asamblea Legislativa, al final fue una elección democrática en su interior.

    Los poderes políticos deben converger hacia el presidencialismo y un parlamento fuerte tal cual es ahora. La Asamblea Legislativa no debe entrar en colisión permanente con el Poder Ejecutivo, puesto que esta situación puede derivar en una parálisis política, que a nadie conviene en tiempos de crisis.

    Importante es la construcción de un pacto social con las fuerzas productivas, camino que conduce a la estabilidad social.

    El nuevo gobierno deberá enfrentar un enorme desafío: hacer compatible el bienestar social en tiempos de crisis. Para el nuevo Gobierno no habrá milagro seguro, solo las realidades institucionales y decisiones incluyentes con todos los sectores sociales.

     

     

     

     

     

  • La primavera salvadoreña, recuerda España (21)

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    Caralvá

     

    Día 20 (4 días antes del 10 de mayo)

     

    La verdadera vencedora de la esperanza no es la muerte, es la puerta cerrada a toda transfiguración posible.

    Puedes observar que las leyendas antes vivas y poderosas, chocan contra la muralla.

    También puedes ver resbalar en gotas gelatinosas la acerada imagen de héroes intocables.

    La puerta cerrada también sella los cuerpos uterinos que encierran poderosas semillas de vida, que no pasan más de su límite.

    Que manera de recorrer la Odisea con ingeniería a la inversa, que forma de ver las entrañas del universo con tu óptica humanizada que encarna a Ulises.

    Eres Ulises en las millones de historias que él no conoció en la puerta.

    Ya no tienes buenas costumbres ante la puerta cerrada, el insólito encuentro hace que olvides que debes alimentar tus esperanzas, solo el pequeño calor de tus humildes oraciones te protege, nada más.

    Dejas de tejer tus sueños, no más alfombras que emergen del sol y cuidan tus pasos, no hay más sueños.

    Tu cuerpo firme y enérgico, quizás demasiado valiente para desafiar al Internet, comienza a vomitar frases incoherente de alegrías imaginarias, tus vómitos se convierten en bolitas que puedes lanzar contra la puerta, bolitas que al estrellarse provocan destellos luminosos iridiscentes, pero la puerta no cede y tu cuerpo comienza a llenarse de arañas cibernéticas, tus ojos, tus manos, la extensión más rigurosa de tu olvidado rictus triunfal se convierte en un cable tecnológico y se cae tu red externa.

    Demasiado poder pleural de cibercafés tercermundistas, demasiado furor de legiones perdidas en el desierto que no recordaron tu nombre frente a la muralla, porque solo eras un punto remoto del universo… ahora quizás un link olvidado.

    La puerta te invade con su semblante frío, tiene en su mejor cielo, cables y más cables, gigantescos procesadores de datos, una auténtica prisión algorítmica.

    Oscuros senderos de transmisores, con tarjetas infalibles de tu voz, ahí estas, el camino se inicia en esa puerta, allá el sol, acá tu encendida pantalla de matemática binaria.

    Mi memoria recurre a los innombrables, bajo el canto de la felicidad más infantil y deseo pronunciar:   01, 001, 1001, 0101100… para iniciar mi secuencia de ignición frente a la puerta.

    Es primavera… en algún sitio alguien recordará.

    A falta de 4 días la puerta intenta sellar mi destino.

    ¿Qué historia puede ser esta? Con tanta amargura cibernética, tan virtual como el palpitar de una remota cantante inglesa que surge de un clic y conquista al mundo.. Susan Boyle.

    Acepto un clic a cambio de…

    Pero me niego a desistir, en algún lugar de la prisión cibernética debe existir una salida, la puerta  es solo la entrada.

    Creo que cantaré… un canto binario.

    Y mi voz debe abrir la puerta, para no convertirme en ceniza cibernética.

    La primavera salvadoreña (vota)

  • La primavera salvadoreña, recuerda España 20

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    Novelas on-line

     

     

    Caralvá

     

    Día 20 (5 días antes del 10 de mayo)

     

    Aquella historia no era tal, recurría a los más extraños autores y autoras.

    Forjado como un documento de notas, pasó de mano en mano, de camino en camino, con la tradición de cuido y resguardo sacramental que poseen algunos pueblos.

    El respeto por las notas es una tradición notable en los pueblos caucásicos, fruto de su largo sentido de pertenencia, pero con el respeto por aquél desconocido que se tomó el trabajo de anotar unos capítulos de la obra.

    Algo parecido acontece en nuestros días.

    El concurso novelas on-line es parecido a ese elemental camino.

    Los autores colocan sus obras y son visibles por el planeta, uno puede preguntarse ¿tanto trabajo? ¿tanto sufrimiento para elevar la novelita hasta el ciberespacio y luego…?

    Son las nuevas reglas del capitalismo mundial.

    En mi caso a 5 días del cierre del evento, he disfrutado cada día con la perspectiva de un “voto”.. algo solitario me siento, pero acompañado de todos los lectores y lectoras que han apoyado mi “novelita”.

    Debo agradecerles ahora, si porque ya pasamos de 100 votos, maravilla de maravillas, con esa cantidad ya no cabemos en un taxi, ni en los colectivos de la ciudad, ya es de pensarlo y si fuera mi funeral… las cuentas en tiempos de crisis son alarmantes.

    Pero nos alcanza para una buena fiesta.. muy divertida por cierto..

    Novelas on-line, el curso de colisión más empedernido e irreverente contra el papel físico de los libros tradicionales, confieso que he disfrutado cada día con este evento “único” y he dormido junto a mis viejos libros casi con nostalgia,  ellos como los mejores amuletos contra mi destino, tiene sabor a benefactores con alas de buena fortuna.

    Mi habitación esta tapizada de libros, tanto que mi mujer los detesta, yo les hablo por cada insulto que reciben, casi les pido perdón. No crean que los libros son inocentes bloques de material impreso, pesan… y mucho, también son buenos almacenes de polvo.

    Tomo uno de ellos:

     

    “Horizonte

     

    Este horizonte desnudo

    ¡cuánta marea verde quebrada por la luna!

    ¡cuánto incendio posible

    Palpitando en el corazón de los cuatro soles!

    Y este cielo inmenso

    -sin ninguna estrella que asaltar-

    ¡cuánto horizonte desnudo!.”

     

    Javier Alas

     

    Y puedo seguir hasta el infinito con mis notas, infinitas notas.

    Todo esta bien, pero no puedo hacerlo con la novela on-line por el momento.

    Tiene sus límites.

    Pero también tiene ventajas, algunas de ellas: no hay distancia, ni tiempo, ni exclusión, guauuuu, casi una religión; tiene un sabor a colectivo como un taxi, todos caben en sus asientos y viajar por acá por allá.

    Es fácil engañarse con este medio, uno no sabe si en realidad tienes un número de votos, o tus familiares han hecho uso de la mejor voluntad para votar día por día, como un almuerzo obligado, pero ahí están.

    Cualquiera que sea tu estado de ánimo en este momento, un día el mundo conocerá que tus letras legítimas, eran parte de un espíritu universal, con la amistad por bandera.

    Eso ha sido este eventito…

     

     

     La primavera salvadoreña.. 5 días

     

     

     

     

     

     

     

  • La primavera salvadoreña, recuerda España 19

     

    Día 18 (6 días antes del 10 de mayo)

     

     

    Dodger: mi perro color champán

                                                                                      Caralvá

    Guau, guau, guau, guau, ese es mi perro Dodger, ahora es “perrito” un poco más grande, porque no ha crecido mucho, pero hace unos años era muy pequeño, así fue nuestro primer encuentro:

    “En su cajita de cartón hay una bolita de pelos, nos reunimos a su alrededor para observar los movimientos de un pequeño cachorro con dificultades para mover sus orejas  y abrir sus ojitos negros. Luego de un breve tiempo, duerme, llora y luego llora de nuevo, no resiste nada, ni las miradas, ni los ruidos,  entonces vuelve a llorar.

    Se orina como los  cachorros y se asusta por todo.

    Sus aullidos lastimeros tienen un tono agudo y tímido, llora: guuuua, guuuua, te conmueve cada lamento de ese cachorro.

    Da un paso y se cae, mi mamá y mi papá le preparan su leche, ellos son un poco más fríos, pero también se entretienen en hablarle como si fuese un pequeño ser humano.

    Poco a poco, Dodger fue creciendo, su etapa de cachorro pasó a ser la de un perrito juguetón y todo era juego, mordía todo: zapatos,  ropa, perseguía las sombras, su cola  y justamente su cola  era parte de algo que no entendía porqué se movía tan cerca de él, entonces la perseguía confundiéndose en interminables círculos.

    Por las noches le dejábamos en un pequeño pesebre, con sabanas viejas pero calientes, ahí permanecía en su caja, los vecinos nos odiaban porque decían que les ensuciaba sus jardines, en realidad habían muchos más perros y siempre creímos en la inocencia de nuestro Dodger.

    Lo ven, ahora esta olfateando por acá, por allá, pasa olisqueando todo, pasa de un lado a otro por los mismos sitios que durante años.

    Guau, Guau..

    De seguro no saben que esta diciendo, pero yo si, quiere salir a pasear, caminar por acá, por allá, saltar y perseguir a los gatos.

    Tiene las orejas largas, con grandes ojos marrones, con rizos color champán, su cola tiene un intenso color entre rubio y amarillo, cuando esta contento, mueve su colita de un lado a otro, muy rápido, el no habla con la cola, el habla con  los ojos y también con unos sonidos que parecen más de gato que de perro, pero se entiende lo que dice.

    Me llamo Andrea, tengo desde que era un cachorro a ese perro llamado Dodger, ese es un capricho de mis padres, le pusieron ese nombre como a mi y mis hermanos, los nombres que primero se les ocurrieron, simplemente no preguntaron y pum…el nombre.

    Cuando Dodger llegó al barrio, todos los chicos llegaron a conocerlo, mis amigas que eran de la misma edad lo cargaban en sus brazos como a un bebé.

    En realidad aquél perrito no  podía caminar, solo gateaba, no podía sostenerse con sus patitas que eran exactamente como los peluches.

    El barrio era un área residencial de niños y niñas, todos tenían nuestra edad, había de todo, Cindy “sin dientes”, Carlos “Enchilada”,  Dina “pepina”, Roberto “Hamburguesa”, Juan Carlos “Juanca”, Jorge “llanta pacha”, René “Docker”, Mario “martillo”, Leidys “la gorda”…cada uno con muchas historias.

    Leidys era una gran amiga, ella era huérfana, tenía una tiendita donde vendía de todo, especialmente refrescos, su madre no la mandaba a estudiar como a nosotras y la dejaba atendiendo la tienda todo el día, la pobre cargaba con todas las cosas de la tienda.

    Leidys en ocasiones lloraba en las esquinas de aquél barrio de nombre Los Jardines y donde éramos vecinos de un sitio memorial llamado Jardines del Recuerdo.

    En casa tenemos “vida de perros” por la severa austeridad con que vivíamos, por eso Dodger se sintió en medio de la manada cuando llegó a casa, para Dodger mi papá era el perro alfa, mi mamá bueno.. alfa dos y nosotros todos los alfetas del mundo. A Dodger lo vacunamos, lo controlamos, lo peinamos, parece un perro de ricos, pero no, solo es un perro pequeño y casi ornamental, pero hace mucho ruido si alguien no conocido se acerca, fuera de eso, es como una oveja, porque come pasto por las mañanas, en ocasiones pienso que el pobre es una oveja reencarnada en perro, porque sería muy difícil pensar en una oveja evolucionada en perro. Eso me lo confesó un día de nuestras acostumbradas caminatas, como por  telepatía canina, “eso” que con el tiempo llega a una por imágenes.

    Pero déjenme contarles algo de mi perro Dodger, ahora me habla: “GUAU, GUAU, GUAU”, que traducido al lenguaje humano es “vamos a jugar”,”vamos a jugar”., le explico que no quiero salir.

    -         No Dodger, quiero hacer mi tarea-

    -         GUAU GUAU. GUAU

    -         No, tengo mucho que hacer.

    -         GUAU, GUAU, GUAU

    -         Ya.. vamos pues.

     

    Cuando sabe que ha ganado el juego, da saltos y saltos, corre hacia la puerta y regresa, luego de nuevo, hasta que alcanza la salida.

    Al salir, Dodoger busca sus sitios preferidos, olfatea el vehículo, luego lo orina, se adelanta y corre al espacio.

    Cuando salimos,  él sale adelante, huele las flores de los vecinos, se mete en sus jardines para horror de las vecinas, quienes están seguras que mi perro es lo peor, es la herencia de todos los males del planeta, que ensucia todo.

    Mientras camina, no tiene otra cosa que hacer que llevarme donde  el quiere, no soporta el arnés, juega salta, ladra como todos los perros, pero también he visto acciones que no tienen otros perros, en ciertos momentos se entretiene viendo las flores del jardín, las observa con detenimiento, luego pelea con las abejas, ellas también son especiales, lo pican, sabemos que lo pican porque sale corriendo a otro sitio y se lame donde una abeja lo ha picado, en realidad eso duele, a todos en casa nos han picado, esas abejitas prueban nuestro sentido del dolor.

    Poco a poco aquél cachorro, querido por todos los chicos del barrio, fue conociendo la zona, todos los rincones de aquél sitio infantil eran explorados por él, que le gustaba estar frente a la puerta como un gran perro guardián observando quién pasaba, en ocasiones ladraba con furia, evidentemente algunos chicos no era buenos con él, y cuando había que jugar, él estaba al lado de nosotros, corría por los campos, por las áreas verdes, por el parque, corría y corría en realidad era incansable, con sus orejas largas y peludas.

    Poco a poco, crecimos juntos.

    Muy cerca de nosotros vive mi abuela, ella tenía otra perrita llamada Kenny, era una Cocker Spanish, con orejas aún más largas que las del Dodger, así de tanto ir a visitar a mi abuelita, el perro conoció el camino y cuando nos buscaba se iba solo a casa de abuelita, ahí nos llamaban por teléfono anunciando que tenían de visita de nuestro perro, entonces íbamos él.

    Así nos aventuramos a caminar por todos lados, era como uno de los nuestros,  atento y alerta, cuando regresábamos del colegio, sabía que alguien esperaba por mi, ahí estaba con sus grandes ojos marrones, mirando fijamente la distancia desde  la esquina de la casa, al  ver la figura conocida, salía corriendo y saltando a recibirnos, era como si por primera vez nos encontráramos, al final no fingía la alegría que sentía por nosotros, a cada miembro de la familia lo recibía igual, saltando y corriendo, regresando al lugar  de partida y de nuevo repetía su rutina, entonces parecía decir:   “por fin, por fin,”, “ya llegaron, a jugar.. a jugar”, y nosotros por supuesto…todos a jugar, así se iniciaba la tarde.

    En cierta ocasión caminábamos al borde de la calle, el Dodger siempre al lado nuestro.

    Aquella era una tarde plena de sol declinante, con colores opacos y sombras que crecen lentas, el sol no quema, solo trata de reposar, mientras la brisa es escasa, uno puede ver en la distancia las nubes que son diferentes en sus formas, y sin prisa podemos tocar las montañas con un dedo, mientras la tarde tiende a dormitar imágenes vaporosas sobre el azul infinito; la calle tiene un color oscuro, es aburrida con su largo color negro, mientras los autos se lanzan a la intemperie de la velocidad, como verdaderas  flechas de colores, su sombra zumba al borde de las aceras; ahí íbamos recibiendo la tarde, recorriendo los mismos senderos conocidos, mi Tía Nena junto a nosotros, no tiene prisa por llegar a casa, caminar es muy difícil, a ustedes les parecerá fácil, pero uno hace miles de cosas cuando camina, mira a un lado, ve las penumbras en las flores, los costados de la acera, todo lo que sigue intacto después que miles de autos que pasan por sus espaldas, también hay sitios verdes donde cientos de personas yacen en su último sitio memorial.

    Existe una mezcla de sentimientos entre cada paso que avanzamos, la distancia se acorta con mucha fatiga en nuestros pies, mientras los recuerdos luchan con las realidades vigentes en este momento.

    Entonces de aquellas caminatas imaginarias de mis destinos infantiles con un pequeño cachorro,  me encontraba con  un perro adulto en una autopista, uniendo sueños y distancias en plena realidad urbana.

    Entonces de aquellos sueños al borde de su pequeño pesebre, donde dibujaba senderos y metas lejanas que algún día caminaríamos, llegaba la hora y la tarde imaginada, como profecía cumplida ahora.

     

    Aquél momento era mágico, unía varios momentos de mis realidades, una al tocar mi plena fantasía con un perro transparente soñado, otro era como lo que durante años vi en películas y finalmente la realidad me hacía encontrar todos esos universos distantes en mi Dodger el perro más pleno de materialidad de mis mundos paralelos, con su amigable presencia junto a mi.  Esas realidades besaban mis manos al tocar sus orejas o acariciar su piel, me alegraba que mi perro derrotara otras realidades con sus guau, guauu amigables.

    La tarde irradia paz, velocidad y distancia, por un momento perdí de vista a Dodger, entonces sucedió el accidente, un auto atropelló mis sueños en plena autopista, un auto golpeó al perro en pleno centro de mi mejor fantasía, a lo largo de mi mejor acompañante de reinos diminutos, entonces le vi saltar por la furia de la velocidad irracional de un auto desbocado y mi dolor se confundía con la rabia de ir por mi perro herido, con la ansiedad de salvarle.

    Aquella realidad liquidaba de golpe todas mis fantasías de muchos años, la realidad se imponía de nuevo.

    Aquél golpe lo lanzó por los aires, cayendo a un costado de la acera, estaba completamente inconsciente, sin moverse, totalmente conmocionado.

    Uno tiene entre los colores de la tarde y el desprendimiento de los sueños, etapas de confusión de emociones, dolor, llanto, furia, sueños agotados, lagrimas a mitad de gritos sin expresar, tiene el color de la tarde oscurecido de súbito, el sol no existe sin un amigo fiel que no corre más a tu lado, ni se mueve.

    Aquella tarde, tuve que cargar a mi perro herido desde una buena distancia, le cargué de la misma manera que cuando era cachorro, no podía ni con el dolor de verle casi muerto e inconsciente, ni con la ansiedad de perderle;  a pesar de ser un pequeño perro transportarlo se hace hacía muy difícil.

    Llevar a un perro de la familia casi muerto entre los brazos, es cortar la distancia de los sueños a lo que tus brazos alcancen de ese pequeño perro agonizante. Entonces tienes a tu amigo infantil que es depositario de todos los sueños infantiles, herido de muerte por realidad de un auto que no se detuvo, entonces unes  el infortunio con la muerte,  en un triste final junto a tu perro.

    Aquello era un final amargo.

    Lloré antes de imaginar lo posible, las cortas distancias eran interminables, aquello era un encuentro con la oscuridad en un atardecer luminoso, se tiene la sed de comunicar y pedir auxilio, pero nadie responde, cargar un perrito entre los brazos es un desfile de miradas que se identifican contigo y aquél ser peludo de color champán.

    Todos los chicos en el barrio se arremolinaron en mi entorno, me ayudaron a cargarlo, mientras mi perro conmocionado, apenas respiraba, se movía con dificultad. Estaba rígido y caliente, pero no podía abandonarle.

    Los chicos preguntaban si estaba muerto, con fuerza me aferraba a la esperanza y me negaba a que sucediese lo peor, apenas escuchaba las voces del barullo en mi entorno,  cuando finalmente llegué a casa, por fin lo colocamos en unas sábanas y aquello parecía una persona herida, todas mis amigas estaban con sus caritas tristes y preocupadas, el entorno respiraba lamentos mientras la noche emergía sin prisa.

    Por fin, Dodger comenzó a moverse, entonces un grito de alegría se escuchó en casa, los chicos comenzaron a celebrar, mientras Dodger, comenzaba a recobrar algo de vida, se retorcía y aullaba de dolor, como mis padres llegaron, pronto resolvimos llevarle al veterinario, aquellos era una fiesta de  despedida.

    Al final mi padre le llevó y recibimos esa noche a Dodger vendado y sedado por el médico veterinario, pero sus movimientos era lentos y lastimeros.

    Los cuidados que le brindamos ayudaron mucho, los chicos pasaban preguntando y el teléfono se inundó de llamadas, parecía que un hermano estaba enfermo, toda la familia pronto se enteró y llegó a verle, todas mis amigas y amigos parecían desear lo mejor con diminutos regalitos… poco a poco Dodger fue otra vez Dodger.

    Las mañanas son más bellas cuando un pequeño deseo se realiza, ver a un pequeño perro vivo a pesar de todo, era una felicidad inmensa.

    Dicen que el tiempo cura todo, ahora podemos dar fe de esa frase, el tiempo lo curo, claro el médico, mis amigas, todos los chicos y mis padres hicieron su parte, también el otro gran Dodger de los cielos le ayudó, porque estoy segura que allá en las estrellas debe existir un Gran cielo para todos los Dodgeres del mundo…

    La vida es algo así como fotografiar lo que una quiere, así uno se alimenta del tiempo en cada momento por imágenes queridas, un parque con el bullicio de los chicos, el olor a pinos y gardenias, la mañana que tiene cantos de pájaros felices y colores azules, el sol intenso con brisas dulces por las mandarinas en flor, un perro llamado Dodger jugando con atrapar estrellas en medio de pequeños charcos de agua lluvia.

    Aquél perro aprendió mil juegos, hacía otras interminables gracias, en él residía la inocencia de vivir sin prisa, sin preocupaciones, siempre al lado de mi madre o de nosotros, sus ojos tenían la profundidad de entender a la menor señal casi todo.

    En aquella ocasión por las prisas de la casa, dejamos al perro solo en casa, con todo el pan de la semana sobre la mesa del comedor, nos fuimos cada quién por su rumbo, porque el estudio lo demanda o el trabajo lo impone, así la soledad de la casa acompañó al Dodger, aquél día desaparecieron los panes de toda la semana, pero al buscar detenidamente, un pan en cada una de nuestras camas estaba ahí, uno para cada uno, los demás desaparecieron, así comprendimos quién se los había devorado… nos causó tanta gracia pensar en la repartición de panes a su manera que nos morimos de la risa, no obstante le regañamos un poco. Solo un poco.

    Cuando el tiempo pasa, una va comprendiendo muchas cosas que son diferentes, los tres perros que imaginé se unían en mi Dodger, en él veo a casi todos los perros del mundo, son seres ejemplares, el mío me despierta cuando me lame la cara sin que me de cuenta de ello, es tan sensible que sabe cuando estoy enferma, entonces echado junto a mi, espera mi saludo y mis atenciones, él sabe que debe estar junto a nosotros…Adivina nuestros pensamientos y cuando habla, bueno cuando ladra sabemos que dice: jugar, jugar, correr, correr y tiene tonos de felicidad…

    Aquella tarde llegó ensangrentado por peleas con otros congéneres por perritas de los vecinos, se arman batallas y grupos de perros, todos los vecinos tienen uno, bueno la mayoría, otros los odian, pero cuando combaten, las luchas son intensas, simplemente luchan... el pobre llegó ensangrentado, le curamos sus heridas, creímos que moría de nuevo, pero no, después era el mismo, claro con evidentes marcas, pero igual.

    Un perro es un centro de atención en la familia, al tocar su piel peluda, semejante al terciopelo, se siente caliente y agradable, se tiene una sensación de tranquilidad y amistad, entonces hay cierta interacción entre amo y perro, como producto de una larga alianza entre dos seres vivos de este planeta.

    Creo que las familias que tienen perros, tienen un pequeño ser que les guía en las esperanzas por un mundo en paz, porque ellos tienen en sus ojos ese pensamiento incondicional.

    Ahora toco la piel de Dodger, es tersa porque le bañamos cada semana, su olor ha cambiado, es fuerte pero no desagradable, a lo mejor nos hemos acostumbrado al olorperro, pero no, en realidad le bañamos, se pone a temblar y gime como cachorro, al final, salta como conejo, a pesar de ser perro y corre por la casa, esta feliz de haber pasado el susto del baño, cuando toco sus patas veo que las tiene lastimadas, sucedió cuando en otra ocasión al salir corriendo junto a mi, un auto le atropelló, era la segunda ocasión que sucedía, sus aullidos eran terribles y al verle en el andén de la calle sangrando, no podía menos que intentar cargarle de nuevo, un vecino llamado Juan Carlos, pero nosotras le decíamos Juanca, me ayudó, eso fue lo mejor del mundo, le llevamos de nuevo a casa, el perro se movía y lloraba, creímos en un fin exactamente de perros para mi pobre Dodger.

    De nuevo se formó la expectación en el barrio, parecía que todo se repite, como un año solar, aquella experiencia fue más dolorosa, para nosotros y para el perro, solo que mucho peor, mi padre le llevó al veterinario donde lo vendaron, lo curaron, lo sedaron y una tuvo una gran atención, pasó días sin comer y solo se lamía su herida, cada semana le curábamos y le inyectamos

     sus antibióticos, aquellos días la casa apestaba a curaciones de hospital, nada agradables por cierto, teníamos que rociar el ambiente con desodorantes para eliminar algo de aquél olor, pero poco a poco, mi perro se fue recuperando, poco a poco casi al ritmo del crecimiento de una rosa, como ella tímidamente desde su sitio sin hacer ruido, fue poco a poco avanzando hacia su propio universo, después de algún tiempo al encontrar una rosa plena en el jardín uno ama su belleza y su paciencia, de ese  modo al recuperar a un perrito mal herido y verle recuperarse uno no tiene más que ser humilde ante esos pequeños milagros.

    El tiempo ha pasado, mi perro me espera cada día que regreso a casa, pero nos recibe igual a los miembros de la familia, se alegra de vernos, entonces ladra: gua, guau, guauuu, en otras palabras dice: hola, hola, hola, para los que no entienden el lenguaje perro.

    Por las tardes, cuando veo las flores y mi perro esta junto a mí, toco sus orejas y pienso que la vida sería bastante insoportable sin mi Dodger, es leal, amigable y tiene todo el tiempo del mundo para jugar, jugar y jugar, en él se reúnen todos los perros del mundo, aquél que veo por la televisión, el que salva las muchos vidas en medio de las nieves, el que salva a su amo de los lobos, el  que salva la vida de Juan Bosco, el que acompaña en el camino al más pobre de los seres humanos y no  le abandona, ese es mi perro, que bajo su disfraz de animalito con nariz grande y helada, estoy segura se esconde un pequeño ángel… ese es mi perrito Dodger y deseo que todos tengan uno como el mío, para que con su compañía el mundo sea un poco más feliz.

    Guau, guau, guau... le oyen... vamos a jugar.

     

     

     Note por La Primavera Salvadoreña

     

     

     

     

     

     

     

     

     

  • La primavera salvadoreña, recuerda España (18)

     

     

    Caralvá

     

    Día 17 (7 días antes del 10 de mayo)

     

    Mes de mayo, la primavera en su esplendor.

     

    Este mes casi es todo, incluso casi perece la poesía.

     

    Origen maya del día de la cruz de Barbara W. Fash & William L Fash, Salvando el pasado maya para el Futuro.. Copán: Sobre la orientación arquitectónica de los centros ceremoniales mayas:

     

    El  edificio se planeó con la idea de reflejar los conceptos centrales de la visión del mundo Maya. La entrada representa una boca estilizada de una serpiente mítica (6), simbolizando un portal entre dos mundos. A medida que la gente procede a través del túnel (7) experimentan la sensación de entrar en otro tiempo y lugar. La entrada también evoca los túneles que los arqueólogos excavaron para descubrir las previas construcciones enterradas dentro de las bases piramidales de los edificios Maya.

    Alineado con puntas de compás, el edificio de cuatro caras refleja el orden horizontal del antiguo mundo Maya, en el que las cuatro direcciones cardinales y el recorrido anual del sol eran fundamentales. El número cuatro era asociado con el Dios Sol y con los perímetros de un milpa, o campo de maíz.”

    Sobre las casas y la Cruz:

     

    En las áreas rurales, las viviendas todavía se diseñan y construyen como hace dos milenios. Paredes de adobe y cañas están cubiertas por tejados de paja o de palma, y el recinto de cada familia consiste de tres o cuatro edificios pequeños agrupados alrededor de un patio central. Una estructura sirve como dormitorio; otra es la cocina; una tercera sirve como cuarto de almacenaje para el maíz, las judías, y otras mercancías; y una cuarta alberga una capilla. Encima de la capilla hay una cruz, pero incluso este quintaesencial símbolo cristiano tiene homólogos pre-colombinos en el arte, la escritura, y la cosmología de los antiguos Maya. Se quema incienso en el altar en incensarios de cerámica semejantes a los encontrados en los antiguos altares y capillas.

    Otros aspectos de la cultura tradicional incluyen la creencia en espíritus que residen en la las montañas y riachuelos, e incluso en las ruinas del centro dinástico de la Acrópolis de Copán. Algunos de estos espíritus, que llevan nombres Maya y Nahuatl (Azteca), pueden reconocerse en esculturas de cerámica y piedra recuperadas en las excavaciones arqueológicas. Como en otras comunidades Maya más tradicionales, la gente de Copán se toma estos espíritus sobrenaturales y ancestrales muy seriamente. Sacrifican gallinas en las ceremonias de dedicación de sus casas y cuando plantan sus campos de maíz, judías, y calabazas cada Mayo. El 3 de Mayo, Día de la Cruz, una procesión superficialmente católica se dirige hacia una cruz de cemento en lo alto de la montaña más cercana, con la esperanza que la devoción traerá la lluvia de la vida.

    Este mes casi es todo...

    Este día inicia la llegada de las lluvias.

    Para los mayas existen cuatro primeros hombres definitivos, según el Popol Vuh, estos señores podrían figurar 4 puntos cardinales: Balam-Quitzé, Balam Acab, Mahu Cutab e Iquí-Balam.

    “vosotros seréis invocados los primeros, los primeros en levantaros, y seréis adorados los primeros por los hijos esclarecidos, por los vasallos  civilizados. Vuestros nombres no se perderán. Así será”. “Y se consolidó su corazón”. “Nosotros somos los vengadores de vuestra muerte, de las penas y los dolores que os causaron…” “Así fue su despedida, cuando ya habían vencido a todos los de Xibalbá… Lugo subieron en medio de la luz y  al instante se elevaron al cielo…”

    Virgilio Rodríguez Beteta en su artículo: “los fundadores de la civilización maya y el Código de Hunahpú”…en: Revista Cultura: ministerio de educación,  1963. pp 21 afirma:

    “Y esta forma de inmortalidad se repite y perpetua aún hasta los tiempos históricos quichés, y en la  misma forma se despiden y asciende al cielo las alma de los cuatro jefes que los acaudillaron en busca de sus antiguos lares a orillas de los ríos y montañas que se desprenden del grandiosos macizo llamado hoy Los Cuchumatanes..

     

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  • La primavera salvadoreña, recuerda España 17

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    Caralvá

     

    Día 16  (8 días antes del 10 de mayo)

     

    Notas marginadas…

     

    Durante 1979 acontece un Golpe de Estado, acompañar  los movimientos era una rutina solidaria.

    Vivimos en la nación de sorprendentes cambios, si eso acontecía en las grandes esferas políticas, entre las multitudes cada uno tomaba su propio camino, era curioso,  con nuestros 20 años pensábamos como viejos de 60, era natural ¿para qué esperar tanto? Tanta naturalidad aterraba a nuestros padres..

    Durante aquellos años decidimos como unidad médica y ayudar en las manifestaciones sociales era involucrarse, nuestra voluntad era simple, asistencia médica.

    Era la acción más cristiana del mundo.

    Así compartimos los graves momentos posteriores a la toma del Ministerio de Economía y luego el Ministerio de Agricultura.

    No permanecimos dentro, pero aquello en realidad era una acción que atentaba contra la libertad de los empleados estatales.

    Afortunadamente no aconteció ninguno incidente grave.

    Sucedieron bailes y fiestas dentro del ministerio. 

    En realidad acontecieron actividades que pretendieron disimular la tensión interna, pero esas acciones fueron dirigidas contra la Primera Junta de Gobierno que integró lo mejor de la intelectualidad salvadoreña, luchar contra esa junta fue el peor error de la izquierda, el movimiento era ciego.

    En ningún otro momento esta posibilidad se repitió.

    Durante esos meses de octubre a diciembre, se vivió una relativa tranquilidad, no obstante la izquierda no lograba consolidarse, pero la derecha con el ejército y el sector más beligerante logró derrotar a  las fuerzas moderadas y en poco tiempo todo cambió.

    Un Golpe interno había culminado,  el sector represivo del ejército se consolidó y eliminó a las fuerzas  democráticas, dentro de las fuerzas populares apenas habían cambiado un par de apariencias.

    Era obligación integrar una organización revolucionaria, quizás era el único pasaporte a la vida.

    La renuncia de la Primera Junta General y el exilio de otros, se debió al asesinato de los  dirigentes de FDR, aquello era terror, con tantas muertes y nosotros pensando que la revolución pasaba por nuestros zapatos, poco a poco la muerte esta a tu lado más cerca y más.

    Emilio palpa el dolor de la represión…

     

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  • La primavera salvadoreña, recuerda España 16

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    Filo  medioambiental

     

    Caralvá

     

    En la autopista han colocado un anuncio: “se acepta ripio y tierra”, desde entonces cientos de camiones van forjando un muro que se levanta poco a poco como frontera blanda, con cientos de colores y fragmentos de un gigantesco óleo.

    Vivimos en las comunidades llamadas: El Cañito y Las Brisas, sobre nuestras espaldas caen cortinas de desechos por mandato de los potentados, dueños del borde opuesto.

    Al fondo de las esperanzas fallidas, en el último sitio de la desesperación vivimos nosotros. Somos una comunidad pobre, en realidad pobre, nuestra fotografía refleja un tiradero de escombros, bajo los cuales una quebrada geográfica dibuja un riachuelo, que enfrenta un inocultable muro.

    Hacia el Suroeste al lado de las familias ilustres existe un moderno sitio de recreo con caballerizas que recuerda la división de las “aceptadas” realidades sociales, ahí se ejercitan semana a semana en el deporte del hipismo los señores que fabrican muros de tierra de este lado del tercer mundo, al otro lado ellos se divierten montando sus potros de primer mundo.

    Acá no existe la pobreza, existe esa condición de abandono, acá se llama ajuste estructural y nosotros somos la parte más ajustada de esos planes.

    No ignoro mi destino, uno le hace frente a todo, con la misma intensidad del sol, bajo las penumbras de esta sociedad feroz.

    Me engaño al pensar que mañana será diferente, el mañana no existe, solo existe frente a nosotros ese gigantesco muro de tierra.

    Sobre el térreo horizonte de nuestras comunidades, se acumulan toneladas de desechos formando una gigantesca portada de revista abstracta; de los restos que caen sobre nuestras casas  he recogido un documento errante, en el cual puedo leer el nombre de  Paul Gauguin, firmando un cuadro: “Visión después del sermón”, este cuadro tiene colores similares a los que explotan frente a nuestras casas.

    Vivimos en el culo del mundo consumista, rodeados de tierra y desechos; he recogido fragmentos de  algunas revistas y libros sagrados, ejemplares carcomidos como uno llamado “El Rebelde”, instrumento oficial de una organización clandestina con sueños revolucionarios, este pequeño documento detalla muertes juveniles armadas  y martirios contra la dictadura, documentos inspirados a la luz de los ideales estalinistas, son restos ideológicos que siguen las huellas del mundo: en las pasarelas de los basureros municipales, rellenos sanitarios o muros marginales.

    Vivimos frente a un paredón que en su alma encierra un  microcosmos urbano, coexisten la descomposición social y símbolos abandonados, aquello  connota un destello dominante…la revolución ha muerto. Los despojos del panfleto llamado: El Rebelde, que en otros días era un honor leerlo, ahora solo es parte de una breve historia desechada por algún desilusionado lector coleccionista, que perdió la fe a fuerza de golpes históricos de diálogos-negociaciones y asesinatos entre líderes históricos…pensar que poseer ese panfleto durante la guerra civil significaba la muerte instantánea y ahora es solo basura.

    El “relleno de ripio y tierra” tiene como objetivo valorizar una extensión urbanizable a cualquier costo, es un mal hábito medioambiental que recuerda otras profundidades sociales de miles de ciudadanos. Como en cualquier democracia del mundo, las paredes de la ciudad hablan y los muros emergentes tratan de ocultar el paisaje de la pobreza, donde usualmente estamos nosotros, como fantasmas.

    Acá conocemos el amargo sabor de la tierra, paladeamos su densidad, su olor en descomposición orgánica, su maleable condición fronteriza entre la vida y la muerte, lo útil y lo inútil de símbolos en otros tiempos heroicos.

    Hoy llegan tractores y máquinas pesadas que comprimen toneladas de ripio y tierra, nuestra visión está erizada de símbolos fragmentarios pero el conjunto es una torre de vigilancia que nos ausculta desde su límite.

    La basura nos conduce ineludiblemente a emociones y fatalismo, hay una obra colectiva en crecimiento, un concierto maloliente y fragmentado, que lleva a nuestra espiritualidad a distorsiones que chocan brutalmente con la realidad de un día para otro.

    El olor del muro es frenético, lo llevo en mi, es mi segundo orden espiritual, me posee totalmente, ahí vivimos con mi mujer e hijos, hay sonidos rudos, clamores de la tierra comprimida, hay un ritmo monótono de tractores que comprimen a diario ese dique politonal, poco a poco va cambiando su forma, lo van moldeando las máquinas, aquél rostro fecal perverso y cuajado de efervescencia bacteriana, va adquiriendo un sentido vertical, como una extensa tapia de tierra multicolor.

    La tierra acumulada posee tonos de plásticos,  cementos, cerámicas, memorias inútiles, llena de fotografías que comunican superficialidad fría y ruinosa, acá no hay historia, simplemente es el fin de toda historia.

    El señor del muro tiene un apellido ilustre, ha domesticado los desechos convirtiéndoles en falsas paredes de una muralla terrena.

    El tiempo ha pasado, nuestras fronteras son: el muro de tierra y el cauce apenas insinuado del riachuelo, al mismo tiempo que ha crecido el muro, también han crecido nuestros hijos, por esta razón trabajamos muchas horas voluntarias para construir una pequeña escuela, la casa comunal y centros de reunión social, signos de una férrea voluntad de parecernos a los otros ciudadanos, con toda la seriedad que brinda la marginalidad de nuestra comunidad.

    Un día de octubre, en plena temporada de huracanes,  las estaciones de radio comenzaron una alerta de precipitaciones, poco a poco, la lluvia llegó con su ritmo intenso, llovía y llovía, el ritmo y la velocidad de esa música acuática era simple, cantaba en las paredes de nuestras casas una  monótona nota irreverente y constante, fue entonces que el riachuelo, el despreciable afluente, mínimo en sus expresiones más emblemáticas, comenzó a crecer, crecer y crecer.

    El riachuelo se convirtió en un formidable afluente, arrastrando el ripio del muro, arrastrando historias caducas y devociones devaluadas, sucedió que aquél muro prisionero y domesticado comenzó a liberarse de  sus barrotes impuestos, se unían agua y tierra contra la comunidad, su alianza arrasaba: casitas, calles, jardines ornamentales y memoriales, centros comunales y todo… a su paso la correntada de lodo se impuso con categoría, aquello fue un amargo despertar a nuestros sueños urbanos, creímos que solo lejos de la ciudad ocurrían esos accidentes, que equivocados estábamos.

    Así al segundo día de lluvia, nuestras casas estaban anegadas de lodo, nuestro pequeño paraíso que evocaba la felicidad, ascenso y la paz social, terminaba en desgracia, tristeza y exclusión, la tormenta se llevó todo, hasta nuestra visión del mundo que ahora yace en el lodo. El muro terminó como terminan las historias de los pobres, exactamente como un óleo de Gauguin: “la vida y la muerte” con ese sentido de orfandad, pena y tristeza de la última nota de aquella melodía llamada Luzia[1]: “para que quiero llorar si ya no tengo a nadie quién me oiga”.

     

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    [1] Luzia  /Paco de Lucía – Madrid, España: PolyGram, 1998.