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Travel - Page 5

  • Los transportistas no son los culpables

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    Caralvá

    La realidad nacional no pasa por los políticos en estos momentos, sino por las estaciones de gasolina. Es notorio el nivel de incertidumbre que causan los precios del petróleo en esta nueva catástrofe económica mundial. La política energética nos ata a un cepo de tortura, porque nuestra nación es víctima del consumo de energía fósil. No existe a corto plazo una solución, pero es notable la ausencia de un plan nacional que prevenga el impacto social de este incidente.
    Michael T. Klare en su libro: Blood and Oil adelantó esta crisis petrolera, indicando: “el creciente riesgo de una escasez petrolera permanente; la demanda del petróleo y gas natural por naciones emergentes como India y China; los constantes conflictos por la escasez en la producción y abasto; finalmente la ausencia de alternativas energéticas de uso intensivo”.
    Acaso es posible aliviar, aunque no solucionar esta condición por la liberación del pago de impuestos de la gasolina a los ciudadanos, promover el subsidio a los transportistas y la renuncia de los márgenes de ganancia de las petroleras, puesto que la lógica de estas industrias petroleras no es la lógica del pueblo y quizás tampoco la del Estado.
    En casos como este: ¿Qué hacen las petroleras para solucionar el problema? ¿Dónde están sus propuestas mundiales? ¿Qué aportan al desarrollo nacional al aumentar los precios del petróleo y sus márgenes de ganancias?.
    En este panorama los transportistas no son los culpables, ellos al final son parte de la cadena comercial, lo único que hacen es intentar un margen de rentabilidad para reproducir el modelo capitalista, porque acá no existe Caín ni Abel, se trata de un paradigma energético mundial.
    ¿Por qué solo los consumidores debemos pagar estos costos? ¿Por qué no todos renunciamos a algo? Quienes deberían liderar esta condición de renuncia es la clase política, no los pobres que cada vez somos más y seguiremos así hasta la próxima generación, si no iniciamos “acuerdos mínimos” de nación en esta catástrofe mundial.
    Como consumidores debemos enviar un mensaje ante tanto disparate económico, porque al final, si no podemos con los gastos de combustible, tendremos que modificar nuestro esquema de trabajo, nuestras metas, al final el desarrollo de la nación, perderemos en transporte y no quedará más que adoptar otros medios energéticos más económicos.
    Ahora: ¿Qué hacer?... la respuesta es una renuncia pública de todos los sectores a sus márgenes de ganancias, iniciando por las petroleras, el Estado, la clase política, incluso aquellos funcionarios que se aumentan el salario (constitucional) a su antojo y sin contemplaciones, renunciar a politizar el tema es otro gran elemento a favor de los partidos políticos; los transportistas no son los culpables, pero también deberían renunciar a las “acciones de hecho” que dañan más a los trabajadores y los ciudadanos enviando un mensaje equivocado a potenciales aliados, los cuales en su momento podrían unirse a favor de precios justos de la gasolina y sus derivados.

    http://www.diariocolatino.com/es/20071101/opiniones/48721/

  • El mar ahoga nuestras esperanzas

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    Caralvá

    El anuncio de la muerte de los emigrados, ahora llega desde el mar.
    Cuando escuchamos las palabras: “prefiero la muerte a vivir en este país”, se lanza un desafío a la realidad nacional, la historia, el sistema estructural, la familia.
    Estas palabras son pronunciadas por miles de emigrantes que a diario venden sus pocas pertenencias, se llenan de deudas, empeñan sus almas y se lanzan a la aventura de viajar hacia Estados Unidos de América, sin siquiera pensar en los infortunios potenciales de la decisión.
    Un producto de la exitosa transformación capitalista es la tragedia de los emigrantes.
    La tragedia es hermana gemela de las emigraciones, nace en el mismo instante de tomar la aventura de arriesgar la vida por un sueño en una nación lejana.
    La tendencia mundial hacia el capitalismo obliga a los más pobres a emigrar, debido al pronunciamiento de las desigualdades sociales y económicas. Estas condiciones desiguales son visibles en las áreas rurales, porque los trabajadores agrarios son expulsados en primer lugar hacia la ciudad y luego fuera de la nación.
    No debemos olvidar que los emigrantes son fuerzas económicamente activas. Los emigrantes podrán tener miles de defectos, pero al menos tienen varios méritos que la humanidad debe reconocer: uno de ellos es su enorme valentía, su actitud debería ser reconocida universalmente y no condenada, porque los emigrantes tienen el coraje de abandonar sus hogares y esta acción es su respuesta a la pobreza; otro mérito de los emigrante es su firme decisión de rechazo a su destino (forzado) en la exclusión de los mercados dominantes. Ellos aceptan el desafío: no morir en la miseria.
    La tragedia de nuestros compatriotas en un naufragio frente a las costas de México, es un espejo de nuestra miserable condición de infortunio, el mundo debería observar nuestros esfuerzos por liberarnos de la pobreza.
    Los emigrantes pagan con sus vidas el costo que el capitalismo les impone, pero prefieren gustosamente ese precio al desastre de continuar en nuestra patria.
    Históricamente son los trabajadores los que cambian las leyes e impulsan las grandes reformas mundiales, así será con los emigrantes, que esperan una pronta apertura en las leyes norteamericanas para trabajos dignos y amparos en status legales.
    Es muy desafortunado que nuestros compatriotas mueran ahogados en el mar, desamparados y en pleno abandono, porque no tienen en nuestra nación la más leve oportunidad de cambiar sus vidas. ¿Acaso la clase política es indiferente ante tanto dolor? ¿Acaso no es esta la victoria del capitalismo mundial que debería proveer en nuestra propia nación trabajos dignos?
    La tragedia de los emigrantes es una vergüenza para la humanidad. Es paradójico que en el intento por ganar un trabajo digno pierdan la vida: hombres, mujeres, niños y niñas que solo persiguen el sueño de su realización personal.
    Somos testigos de las tragedias, esperemos algún día ser testigos de la amnistía y de la libre migración entre nuestras naciones.

    http://www.diariocolatino.com/es/20071025/opiniones/48490/

  • Libertad no se escribirá con sangre

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    Caralvá

    Los motores del cambio social ya no son las revoluciones, sino la descomposición social provocada por las relaciones comerciales internacionales, el precio del petróleo, las migraciones, la pobreza estructural, la diferencia de ingresos entre asalariados e instituciones privilegiadas, la galopante corrupción, incluso un antiguo y olvidado elemento griego el thymos: el alma o principio vital de autoestima, dignidad etc.
    ¿Qué caso tiene hablar de dignidad en estos momentos? Porque la sociedad no solo tiene deseos o razones sobre la realidad, sino que también autoestima.
    Cuando algunos personajes destilan insultos contra otros ciudadanos en diversos medios de comunicación, no solo insultan a una persona, también denigran la inteligencia social de la nación, ellos tienen como objetivo perpetuar privilegios históricos o su visión particular de “amos-esclavos”.
    En este escenario no queda otra alternativa que visualizar nuestra realidad (relación) como: “amos y esclavos”, como ya lo escribió Thomas Hobbes (1588), porque cuando el hombre se da cuenta que no puede seguir viviendo en un estado de guerra civil continua, acepta la primera ley de la naturaleza que reconoce la vida del prójimo, y con este paso abre un segundo principio de acuerdo (social) que garantiza: la paz. De estos principios a la actualidad han transcurrido casi 4 siglos. Este elemento (relación) amo-esclavo no es gratuito, se divulga, propala, acuña, en las multitudes como un principio “normal”, porque el acuerdo social no es horizontal, sino que existe un hombre que triunfa y otro que se somete; no obstante los esclavos racionalizan esta condición y la expresan, ahí están en diversas manifestaciones libertarias de la humanidad en todos los tiempos sociales. En la sociedad humana la insatisfacción de los esclavos será permanente, al tratar de evolucionar los sistemas políticos y conducirlos a la perfección de la humanidad, aunque suenen a pecados mortales.
    La autoestima entonces se convierte en un valor diferente a los comerciales, porque este valor reside en el trabajo asalariado, esa condición que acepta las reglas del juego histórico, pero que asume la visión del cambio hacia una sociedad plena de libertad.
    A pesar de no poseer soluciones fáciles a esta ecuación, porque nuestro esquema de jerarquías impone signos diferenciales, al menos podemos reconocer que sobre la armonía y la paz el mundo transita hacia un orden internacional diferente.
    Quizás la ecuación amo-esclavo vivirá hasta que finalice la humanidad, pero eso no implica que los pueblos opten por la libertad a su favor, esa libertad que exige justicia para todos, libertad por las reformas estructurales o la misma que proclama los derechos universales, que acá parecen ficción.
    Al menos esa libertad no se escribirá nunca más con sangre de inocentes, ni con guerras, ni Golpes de Estado.

    http://www.diariocolatino.com/es/20071004/opiniones/47763/

  • De pueblo a pueblo

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    Caralvá

    Un punto trascendente de la realidad salvadoreña y los Estados Unidos de América son nuestros emigrantes, no dudamos que sean una moneda de cambio en los discursos políticos en los siguientes meses; aún recordamos las profecías en los medios de comunicación de personajes políticos norteamericanos proclamando potenciales deportaciones si perdía tal o cual partido, años han transcurrido de esas declaraciones y las deportaciones muestran signos dramáticos, incluso con nuestra participación militar en Iraq… las profecías se cumplieron, pero el partido gobernante era el correcto para que no sucedieran, ¿extraño caso?..
    Estados Unidos muestra una política migratoria que no muestra signos de reforma alguna, dejando a millones de indocumentados sin esperanzas de refugios temporales. Ante esta dramática situación de los salvadoreños en Estados Unidos cabe la interrogante: ¿nuestra nación impulsa una política exterior internacional por los derechos de los emigrantes? ¿Nuestros compatriotas hacen peligrar puntos sensibles de la soberanía norteamericana? Estos puntos pueden derivar en principios de derecho internacional y de múltiples naciones involucradas, no se puede continuar observando las migraciones como decisiones individuales, porque involucra a millones de personas.
    El tema de la deportación pronto se convierte en una estrategia de comunicación política a favor o en contra de un determinado partido político.
    Hace años los candidatos presidenciales eran elegidos por sus condiciones pronorteamericanas, identificando a los que no tuviesen esas preferencias como “no elegibles”, al igual que las personas, las instituciones que no tienen gran simpatía con esa nación, son calificadas de cualquier cosa, menos de poseer una opinión independiente. Esta podría ser la bandera a tomar en los siguientes meses como discurso político, un termómetro para futuros candidatos, a los cuales se les calificará de Independiente y defensor de los derechos de los emigrantes o Pronorteamericanos y complaciente de las hegemonías exteriores.
    Las deportaciones se convierten en una amenaza a la economía nacional y la sociedad salvadoreña, las deportaciones son golpes brutales a la estabilidad emocional y material de ciudadanos que lo pierden todo en un segundo.
    Es tiempo de reconocer que independiente del sentimiento antinorteamericano o pronorteamericano, es necesario pedir a nombre del pueblo salvadoreño al pueblo norteamericano el cese de las deportaciones de nuestros compatriotas, porque cada salvadoreño deportado se suma a esa cadena de personas vulnerables a la esclavitud moderna: narcotráfico, delincuencia, vicio, desempleo etc., condiciones para las que no tenemos defensa adecuada y menos respuestas a corto plazo. Es tiempo de pedir de pueblo a pueblo comprensión para nuestros compatriotas, porque nuestros emigrantes en Estados Unidos solo buscan un empleo digno que en El Salvador no existe.

    http://www.diariocolatino.com/es/20070927/opiniones/47531/

  • Libertades y Conflictos políticos

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    Caralvá

    En nuestra nación estos esquemas (libertad y conflicto político) se repite en rubros como: reformas constitucionales, religión, moral o derechos biológicos.
    La libertad a fin de cuentas es una discusión eterna de la lucha por la igualdad, donde aún no podemos superar las palabras de Douglas Rae: “¿…por qué una sociedad decidirá que sólo algunas cosas se distribuyen en igualdad?... algunos están convencidos que la igualdad social llevará a la igualdad política”.
    La luchas por las libertades no son exclusivas de los países pobres, el caso de los emigrantes es a fin de cuentas es un estado de lucha por la libertad de empleo, y sino veamos lo que dice John Rawls: “toda persona que participe en una práctica, o afectada por ella, tiene derecho igual a la libertad más extensa, compatible con una libertad igual para todos”, pero esto es ficción en el status de millones de emigrantes en Estados Unidos y Europa.
    La libertad entonces es un concepto a construir, como la paz social, es una eterna convicción que combate la insatisfacción social en cualquier nivel que se encuentre, ya lo escribió Kenneth Arrow: hay ciertas condiciones que ninguna función de bienestar social pueden satisfacer... a esto Arrow le llamó: teorema de la imposibilidad
    Para el pueblo salvadoreño el objetivo social es verificar si en este siglo XXI, el concepto de libertad será lo suficientemente fuerte para no causar un conflicto político que termine con esta primavera de la democracia en nuestra nación. Esperemos por el bien común, que la libertad propicie oportunidades para el estado de derecho, donde las leyes a fin de cuentas tengan el mismo peso para todos. Como nación esperamos un constante crecimiento económico, social y cultural, donde el Estado tiene las primicias de responsabilidad pero sin atropellar a los individuos y sus representaciones sociales.
    Las mismas palabras (libertad, derechos, proclamas constitucionales, solidaridad) pronunciadas por diversos actores tampoco son las mismas tesis.
    Existen algunos criterios que pueden cambiar estas diferentes tesis (potencialmente conflictivas), pero pasan por una plataforma común entre los ciudadanos y los partidos: una de ella es la conciencia del pluralismo político, una condición a considerar sus propias “tesis” políticas como una más entre otras; otra condición que debe afirmarse es que nadie es poseedor de la verdad, otro tema a considerar es: la ideología del Estado Salvadoreño no es la de un partido político; finalmente que ningún partido político es el Estado, a lo sumo los partidos políticos deberían considerarse una expresión para una vía de gobierno, no de perpetuidad social.
    Estas premisas aún son un sueño en nuestra realidad, cada partido político se considera depositario del futuro de la nación, cuando en el presente la nación no necesita Mesías, sino una mayor cultura democrática, no se necesitan partidos políticos que consideren al Estado como su patrimonio exclusivo, sino partidos incluyentes que bajo cualquier condición consideren a la nación el hogar de todos, antes que su patria particular..

    http://www.diariocolatino.com/es/20070920/opiniones/47307/

  • Repensar nuestro presente

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    Caralvá

    Cada cierto tiempo en el siglo XX acontecía un Golpe de Estado, un cuartelazo que a nombre de la ciudadanía rescataba el valor constitucional e inauguraba un nuevo orden cívico. Pero al menos a principios del siglo XXI, esta nueva era democrática comienza a perfilarse un nuevo concepto de Cultura Política, un elemento que hace pocos años no podía ser entendido simplemente por las condiciones de facto imperantes y aún ahora son debatidos porque la naciente democracia necesita tiempo para cambiar esquemas y construirse constantemente, porque la Cultura Política a fin de cuentas no es una meta, es un nivel de constante innovación y movimiento. En profundidad la construcción de la cultura política es la cooperación y confianza de partidos políticos hacia objetivos nacionales.
    Poco a poco se van perfilando esquemas de comprensión y entendimiento entre la clase política, elementos como sociedad y gobierno, convergencias y polémicas; muchos de estos planos son inéditos, pero son empujados por las grandes influencias internacionales, principalmente Estados Unidos de América. El movimiento dominante deja de ser político y pasa a ser económico, situación nada nueva en la economía mundial, pero si en nuestra pequeña nación. La globalización de nuestra economía en sus áreas estratégicas es un signo evidente de la tendencia local.
    Al abordar este tema, poco a poco la sociedad en conjunto camina hacia la identificación de puntos de equilibrio/desequilibrio por ejemplo: lo público y lo privado, reformas constitucionales y lo histórico, coacción y solidaridad, aspecto nacional e internacional.
    Bajo una nueva cultura política debemos entender que en este momento vivimos una democracia que debe construirse, no una contienda de vida o muerte entre planos ideológicos opuestos, no se deben repetir esos estribillos o cánticos hipnóticos que solo sirven para alentar el odio y la violencia, condiciones que no invitan a pensar, solo invitan a eliminar al adversario, solo a la muerte sin miseria.
    En este marco teórico, no debemos olvidar los grupos antisistema, estos no son únicamente ideológicos, su variedad incluye extremismos, de igual forma religiosos o unidos al narcotráfico, estos grupos desesperados luchan fuera del marco legal, no tienen capacidad normativa y en determinados casos buscan su encuentro con la legalidad para favorecer sus acciones ilegales, las huellas de estos grupos que corrompen las estructuras legales así como sus negocios están en muchos casos a la vista de la ciudadanía, casos de enriquecimiento “inexplicable” dentro de estructuras institucionales son un grave peligro para la nación, por esta razón debemos alentar la independencia democrática, la libertad individual, los derechos ciudadanos, la iniciativa privada.
    Al menos por esta independencia democrática a los ciudadanos no debe ocurrirles nada, ni en sus derechos ni en sus libertades, porque a fin de cuentas un Partido Político no es el Estado y como lo ha señalado el autor L.F. Aguilar: “la ideología tampoco es la constitución política”.
    De esta forma al menos la nueva cultura política nos invita a repensar nuestro presente.
    http://www.diariocolatino.com/es/20070913/opiniones/47089/

  • Miedo gratis para todos

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    Caralvá

    Ciertos personajes aparecen en los medios de comunicación con un drama en cada palabra, nos hablan de: males, profecías mortales, peligros apocalípticos donde no quedará nada, ni siquiera los pobres más pobres, no quedará ninguna institución todo será quemado en un infierno más poderoso que el holocausto de Hitler; seremos más pobres que el pueblo alemán después de 1945, más atomizados que los japoneses después de Hiroshima… todo este drama debido a la posibilidad que a los pobres asalariados salvadoreños se les ocurra favorecer la alternancia política.
    Nos venden miedo en “combos”, escenarios tan espantosos que el pobre Dante es un nene con juegos infantiles frente al poderoso demonio del cambio de administración; en otras palabras estamos mal, pero podemos estar peor…luego se largan con otra fila de acontecimientos tan horrendos que toda la historia de la nación no es nada en comparación con el futuro; ese futuro que nos consumirá en aceite hirviendo - aunque quizás no sea aceite muy caro por los costos de los hidrocarburos- será a lo sumo agua hervida que nos hará recordar nuestros mejores almuerzos en San Diego.
    Estos señores se ahogan en llanto frente a cámaras y periódicos, ungen sus pañuelos con tal parsimonia que parecen seguir un guión de Martin Scorsese, pero son muy malos para vendernos miedo, porque nos hablan de la muerte en medio del cementerio.
    Para el salvadoreño común y corriente, el miedo es otra cosa.
    Entre sentimientos estos personajes nos hablan del: “Paraíso perdido” y entre lamentos peregrinos proclaman su misión “En busca del tiempo perdido” (À la recherche du temps perdu) y todo lo perdido a causa del cambio porque antes éramos ricos… A nosotros: los de la “lomita”, los de la “llanura”, el “Vietnam”, si lo quieren los del “gallinero” o los usuarios de la ruta 101B, eso no asusta, porque el miedo es otra cosa.
    En este pequeño país hemos vivido: terremotos, tormentas tropicales, Golpes de Estado, Matanzas de pueblos completos, una Guerra Oligárquica contra el hermano pueblo hondureño, Reformas Agrarias que empobrecieron a nuestra familias expropiándoles sus tierras, Fraudes electorales, Tomas Armadas de la Universidad incluyendo el incendio de la Biblioteca, Magnicidios, Muerte ciudadana por medio de calumnias masivas de ciudadanos inocentes a los cuales nunca se les reestableció su buen nombre, paseudoacontecimiento fabricados para dañar la imagen de instituciones.. etc.. y nos hablan del miedo, nos hablan del petate del muerto…
    En realidad no se puede crear riqueza quitándoles a los ricos sus pertenencias, pero si debe ser un objetivo la movilidad social para que existan mucho más ricos, así seremos menos pobres.
    El verdadero temor para los salvadoreños es la corrupción, la administración de justicia, sobrevivir día a día, esperar la llamada del hermano que está en la frontera con Estados Unidos, el milagro de estirar la pensión del padre en su retiro, la deuda del Seguro Social con los pensionados, la extorsión de las pandillas, ese es temor, lo demás es una confesión de “su incapacidad” por no haber defendido a tiempo “su paraíso”.

    http://www.diariocolatino.com/es/20070830/opiniones/46604/