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Blog - Page 34

  • De la respuesta a tanta calamidad

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    Caralvá

     

    De sorprendente denuncia a justificación tardía, puede considerarse el manejo discrecional de $219 millones por la administración gubernamental anterior.

    Esta situación es una muestra del divorcio de un partido político y la sociedad civil, condición preocupante porque demuestra la ausencia de control ciudadano y la correspondiente explicación periódica de los gobernantes a sus propios electores, por esta razón los gobernantes deben explicar periódicamente sus acciones y explicar a la nación sus acciones públicas, pero en El Salvador este evento no sucede, solo se denuncia cuando el daño esta hecho, cuando ya no existe ninguna oportunidad de corrección, excepto la recordación de esos eventos.

    El aislamiento en el ejercicio del poder, ha permitido la sospecha ciudadano de grandes luchas internas en ese partido político, situación visible con la formación de grupos disidentes que refuerzan esta hipótesis y su escisión marca la frontera entre unos y otros.

    Parece que todo termina en este punto, pero en profundidad el sistema democrático sufre una grave lesión, puesto que la corrupción también mata, puesto que se ha señalado que ministerios como Salud y Educación, fueron los principales afectados por estas acciones y nuestro sistema con este modelo de partido político provoca que los ciudadanos pierdan interés por las instituciones políticas.

    El tema debe llamarnos a la reflexión por el uso discrecional de los fondos públicos y no deberíamos temer a ninguna reforma que intente frenar las acciones mencionadas.

    Es muy lamentable que estas situaciones sean post-morten, con pocas oportunidades para reparar el daño ocasionado por todas la medicinas que no se compraron, las carreteras que dejaron de construirse, los puentes que no se repararon, etc.

    El fenómeno descrito demuestra que el punto de equilibrio entre gobernantes: que explican con transparencia sus actos y los gobernados: que tienen derecho a la información, debe construirse;  no es justo que la población se entere de estos eventos 5 años después y todo transcurra sin mayor novedad… por esta razón debemos construir un modelo de información que permita a los ciudadanos comunicarse con los delegados para el ejercicio del poder: gobierno, asamblea legislativa, alcaldes, funcionarios públicos, aunque por el momento esto casi es ciencia ficción.

    Las reformas son necesarias y urgentes en estos temas.

    Las reformas de nuestro sistema democrático nos permitirán prever y controlar estas aberraciones, a menos que se prefiera el colapso de nuestro sistema donde la discrecionalidad sin límite, acabe con toda la credibilidad de los institutos políticos, en especial de quienes observan estas acciones desde la naturalidad de su complicidad.

    Es dramático el caso de nuestra nación, con tantos elementos agravantes sobre el pueblo trabajador y las urgencias gubernamentales para salir adelante de tanto desastre, dramático porque parece que las calamidades nos asaltan;  un pequeño balance de los costos en nuestra infraestructura, así como el desarrollo humano quizás nos puede indicar que necesitamos más de un quinquenio para recuperarnos, por esta razón la bandera de la unidad nacional debe acompañarnos en estos momentos tan difíciles, que aún sin tanto desastre ya eran grandes desafíos, pero la unidad debe ser nuestra mejor divisa para salir adelante.

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  • Solidaridad: en medio de las tempestades

     

    Caralvá

     

    Muy difícil nuestro panorama social frente a la saga de la Tormenta IDA o la depresión económica  causada por el sistema financiero norteamericano, elementos  que acontecen en la nación pero afectan en forma desigual a diversos sectores sociales.

    La vulnerabilidad de nuestra infraestructura, es muy parecida a la fragilidad en diversos conceptos de la vida institucional, en realidad estos accidentes naturales o provocados por la ausencia de regulación financiera norteamericana nos causan daños que marcan la historia nacional.

    El desafío es enorme para la nación, tanto que los cálculos de inversiones en infraestructura, desarrollo humano, reconstrucción etc., implicarán muchos meses para recuperar el nivel previo de la tormenta;  no obstante en las condiciones de la depresión económica no existe un tiempo definido, mucho menos cuando se agregan elementos como inseguridad pública, potencial fuga de capitales o tendencias negativas a la inversión.

    El daño en infraestructura y los efectos de la depresión económica provocan una  cascada de fenómenos sociales que disminuyen los ingresos de cientos de empresas, comercios, bancos etc. de igual forma en el plano individual, las personas desempleadas o subempleadas son vulnerables a esta intemperie que puede provocar estallidos sociales, hambrunas, emigraciones forzadas,  acciones espontáneas u organizadas ante el desamparo económico.

    La solidaridad es un recurso que unifica a la nación, es el momento de concretarla en toda la escala social, tal y como se proclamó hace muchos meses al solicitar que los trabajadores no fueran la primera línea de despedidos, pero las solicitudes no fueron escuchadas y no es el Estado el que ha desempleado a la mayoría de trabajadores, sino la Iniciativa Privada, lo cual coloca a miles de trabajadores en condiciones extremas para muchas familias salvadoreñas.

    La solidaridad también puede ser multisectorial, así como se discuten los márgenes de ganancia, así debe ser el compromiso de la responsabilidad social en estos momentos cruciales, porque es ridículo enviar a la calle a los trabajadores para ahorrar costos en: prestaciones sociales, salarios, seguros solo para logar las metas anuales.

    La solidaridad internacional también debe expresarse en el respeto de los derechos humanos de cientos de compatriotas, que serán forzados por estas circunstancias a emigrar hacia Estados Unidos de América u otras naciones, porque no hay posibilidades de empleo a corto plazo en El Salvador; nuestros compatriotas emigrarán ilegalmente a pesar de las severas medidas de control en Estados Unidos; no importa la discriminación, la intemperie de riesgo personal, nada podrá detener a nuestros compatriotas desesperados por alimentar a sus familias…

     A pesar que la solidaridad es un concepto de carácter voluntario, es de los pocos conceptos sociales que unen la voluntad de las personas y las naciones en acciones concretas en la construcción de la paz y el desarrollo humano, por estas razones el llamado a la solidaridad es el mejor recurso que podemos emplear ante el infortunio de nuestra nación.

    El pueblo salvadoreño agradece las muestras de solidaridad de las naciones: México, Venezuela, Cuba, Estados Unidos de América, Japón, Corea, Guatemala, Taiwán, Brasil etc. en momentos tan difíciles de nuestra tragedia.

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  • Caída del muro de derecha

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    Caralvá

     

    Noel Coward dramaturgo inglés afirmó: “La gente se equivoca al decir que la ópera ya no es lo que era. Sí es lo que era. Y eso es lo malo”…condición que trasladada al campo del principal partido de derecha, refleja la división que ocurre en esa institución.

    Un signo de estos cambios es la formación de un grupo de disidentes del sector legislativo del partido ARENA, que al menos por el momento dejan de  cantar el himno de ese partido y entonan el himno nacional para favorecer la gobernabilidad y la racionalidad pública.

    La división interna fue propiciada mucho antes de la ruptura visible, porque la mala administración, corrupción, nepotismo, el reparto de cargos públicos nacionales o en el exterior era de tal magnitud que aquello parecía una finca en lugar de un Estado, de ahí que el retorcido pronunciamiento: “yo no entrego a El Salvador” fracasara, porque el pueblo liberó a la nación secuestrada votando por el cambio de gobierno.

    El verdadero conflicto de la derecha es: ¿cómo conducir su averiado vehículo político en medio de la exitosa gestión de la izquierda? en un mundo que enarbola banderas de cambio. Entre estos cambios tenemos: en Estados Unidos ganan los demócratas con el presidente Barack Obama y pierden los republicanos en toda la línea, en El Salvador avanza la izquierda y ahora la alianza republicana cae como el Muro de Berlín;  los golpistas hondureños recibieron apoyos inesperados, pero ahora la formación de un Gobierno de Unidad Nacional abre el paso al retorno de la democracia y la restitución del presidente constitucional.

    La división interna del principal partido conservador llama a la modernización de sus estructuras, como llama el aggiornamento en la Iglesia para la lectura de los tiempos.

    Aggiornamento es adaptarse al progreso, a parte de ser una acción inteligente, ayudará a muchos a no perder la “hegemonía” y cambiar puntos “inamovibles” de otras épocas.

    20 años después de la caída del Muro de Berlín el próximo 9 de noviembre de 1989, el mundo ya no tiene la visión bipolar entre comunismo y capitalismo.

    Dentro del espectro político nacional, la pregunta vigente es: ¿existe o no envejecimiento del discurso político? ¿Existen renuncias a propuestas políticas desde hace 30 años en sectores de: partidos políticos, ejército, iglesia, banca, sectores financieros y los medios de comunicación o son las mismas con bajo perfil?.

    La realidad es contundente, la fragmentación de la derecha ha forzado dentro de la Asamblea Legislativa una nueva junta directiva, mientras las convicciones de antaño parecen caer a pedazos bajo esta conformación. ¿La fragmentación es un cambio cultural de la derecha? ¿renovación generacional? ¿nuevo escenario de transición? ¿nuevo partido político?, etc.  la formación de disidentes en la derecha hace visibles a sectores que silenciados por diversas razones, no pueden esperar sentados el tren de la historia desde sitios pasivos y se lanzan a conquistar sus espacios rezagados; en este caso la ciudadanía también reclama la plataforma política de esta nueva conformación, su línea programática, para medir su audacia hacia el futuro y su potencial política de alianzas.

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  • Legitimidad democrática en el siglo XXI

     

    Caralvá

     

    Observamos cambios en los panoramas políticos latinoamericanos que implican al menos dos elementos fundamentales: la reelección presidencial y la reforma constitucional que permite dicho cambio con legitimidad. Clásicamente legitimidad política está unida a criterios de autoridad, propiciando un Contrato Social:  J.J. Roseau  1762.

    Así varias naciones se han (des)unido en este elemento de continuidad: Colombia, Venezuela, Colombia, Ecuador… y recientemente existe el elemento en discusión hacia  la reelección en Nicaragua.

    El tema propicia la división de las naciones, en Honduras este elemento de la cuarta urna electoral fue la excusa que impulsó el Golpe de Estado; en Nicaragua se observa cierta fractura de opiniones y no dudamos que generará enfrentamientos sociales en diversos niveles.

    Al fondo de este nuevo fenómeno se encuentra el concepto de alternancia política, que implica un período razonable de ejercicio del poder de los partidos políticos dentro de una democracia. El caso de Honduras ha demostrado el carácter sensible del tema, donde la ruptura constitucional ha implicado la desaprobación internacional del erróneo procedimiento, que implicó expulsar al presidente constitucional a punta de fusil.

    ¿Qué significa legitimidad? “Por legitimidad política se entiende normalmente la aceptación por parte de los gobernados de las razones que dan los gobernantes para justificar su acceso al poder”; como lo explicó Max Weber en Economía y Sociedad.

    Alternancia política en el poder y legitimidad en democracia son las partes contractuales que forman las nuevas tendencias de las sociedades en el siglo XXI.

    Durante el siglo XX con la bandera de la guerra fría, estos elementos eran conceptos decorativos, puesto que la alternancia política era pisoteada en cada Golpe de Estado y la legitimidad era validada por las armas militares, era el idioma de la represión; durante estos períodos las instituciones democráticas servían para acompañar a los nuevos dueños de la nación.

    Pero en el siglo XXI sin el discurso de la guerra fría, los temas: reelección presidencial y la reforma constitucional aún recuerdan las viejas dictaduras militares, a pesar que tanto derecha como izquierda propician estos conceptos.

    Cualquiera que sea la evolución de estos elementos, el sistema político es el que debe responder a estos eventos, pero deberá al menos evolucionar hacia procedimientos transparentes y abiertos a los ciudadanos, incrementando y alentando los niveles la intervención de las personas que velan por los Derechos Humanos.

    Para el ciudadano el verdadero problema en cuestiones políticas es el retrazo en el desarrollo de instituciones que respalden los cambios económicos y sociales, la falta de respuesta a las necesidades más urgentes, el acceso a la información etc, puesto que construimos la democracia día con día, consolidando nuestra institucionalidad.

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  • Golpe de Estado en El Salvador 1979 (30 años después)

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    Caralvá

     

    …mi visión desde la llanura, desde las calles, desde el sitio que significó diversos calificativos de izquierdas y derechas, siempre ha sido el sector popular. Ahí estábamos con nuestros principios que a fin de cuentas eran: humanitarios, religiosos, democráticos y con fuertes conceptos políticos, era el momento de participar, así fuera en la  juventud universitaria, militar, intelectual etc, era el tiempo de luchar contra la dictadura militar.  En la nación la secuencia democrática había sido negada durante muchos años, con ciclos de fraudes electorales, golpes de estado, masacres, etc. así generaciones de salvadoreños no creían en la institución electoral. El momento participativo era de tal magnitud que sectores religiosos, profesionales y la juventud militar coincidían en cambiar el orden de grupos intransigentes, mientras ellos  se aferraban a la dictadura y las acciones ilegales en toda su extensión, también Estados Unidos participó a su favor. Por breve tiempo en 1979  existió la esperanza, las manifestaciones populares no fueron reprimidas, percibimos una sensación de paz, el Golpe de Estado evitó una represión brutal planificada para las siguientes semanas. A lo mejor por eso contamos la historia.

    Desafortunadamente el giro de los acontecimientos 10 años después en octubre de 1989, era la guerra armada, con la misma división: “amigos y enemigos”; existía separación de identidades ideológicas profundas, incluso en el seno familiar, la iglesia, los partidos políticos etc.

    Desde las calles, la rudeza de la guerra había desgarrado a la sociedad, muchos comprendimos que la única vía era una solución política, el costo había sido pagado con sangre, exilio, secuestros, matanzas etc. y hablar de democracia con elecciones era casi fantástico, pero ahí se inician intervenciones de partidos socialdemócratas… pero aún faltaba la Ofensiva Final del FMLN… apenas sobrevivimos: ¡Gracias a Dios!, porque en ninguna parte se estaba seguro, debimos ser un poco locos para proclamar la democracia en semejante escenario, pero lo hicimos.

    El 15 de octubre 1999 fue un año difícil para encontrar empleo, en esos tiempos emigrar a Estados Unidos era casi una ley. La democracia se consolidaba.

    15 de octubre de 2009, 30 años después, tenemos otra guerra con el capitalismo que mucho tiene que ver con nuestra visión democrática. La ecuación capitalismo-democracia-seguridad, se fractura  porque ahora: el crimen organizado, desempleo, delincuencia,  narcotráfico y toda la saga de violencia, nos hace vivir en la intemperie de las armas. La democracia ahora es desafiada por el crimen organizado.

    Desde las calles poco acumulamos económicamente, vivimos con deudas, incluso democráticas, pero tenemos un nuevo gobierno sin precedente, aunque esto casi no alivia nuestro sufrimiento por el desempleo y la inseguridad cotidiana.

    Escogimos nuestro destino en las calles junto al pueblo (sin demagogia) y el 15 de octubre me hace recordar a grandes amigos: Dr. Ungo, H. Oquelí, Ignacio Ellacuría, La Juventud Militar y por supuesto algunos señores (as) funcionarios (as)… desde la llanura  aún contamos historias, los siguientes 30 años ahí estaremos junto al pueblo, en la primavera de la democracia salvadoreña iniciada el 15 de marzo de 2009.

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  • Profecía cumplida

     

     

    Caralvá

     

    Las siguientes líneas fueron publicadas en este centenario periódico el 5 de febrero de 2009: “Es un tiempo de extremo peligro para las democracias emergentes y otras consolidadas, porque apelando a la fragilidad económica, el poder puede concentrarse súbitamente en  cualquier personaje y constituir un dictador; pero una dictadura, ¡ni Dios lo quiera! como escribían en el siglo XVIII los diplomáticos en sus convenios, sería la ruina para nuestras naciones, no solo por la pérdida institucional, sino porque toda postración social se canalizaría hacia otro cambio social, repitiendo la misma historia del Coronel Aureliano Buendía en Cien Años de Soledad”.

    Lo pueden ubicar en Google con el título: Crisis económica (en desarrollo), al encontrarlo podrán observar que tiene el primer lugar entre 2,500,000 de entradas, condición que en realidad nos hace sentir muy orgullosos del trabajo que realizamos.

    Pero las líneas antes indicadas, eran la premonición del catastrófico evento del 28 de junio de 2009 en la República de Honduras, cuando una acción de las Fuerzas Armadas de esa nación arresta y expulsa al presidente constitucional Manuel Zelaya e inaugura una dictadura bajo la dirección de Roberto Micheletti; este acontecimiento es una realidad 4 meses después, pero esta relación no es un producto mágico, es la comprensión de la historia y los espejos de eventos similares en condiciones muy parecidas.

    Al fondo de este Golpe de Estado observamos la crisis económica, la cual esta presente antes y después de este fenómeno social. El Golpe de Estado tiene muchos agravantes, tantos que la dictadura se arriesga a empeñar su futuro económico en los siguientes diez años al impedir el retorno a la democracia propuesta en la mesa de negociaciones de Costa Rica, su terquedad orienta a la nación de Honduras hacia el colapso de su sistema económico, precio impuesto a los más pobres por la ambición de poder de unos cuantos hondureños  “aspirantes a tiranos”.

    Si el caso de Honduras es una realidad y la comunidad internacional no hace nada, entonces ¿qué impide que nuestra nación repita ese camino? En otras palabras: “a nosotros se refiere el cuento”.

    Quizás ahora comencemos a tener un poco más de respeto por la Historia.

    Y ante la crisis económica, la clase política debe fomentar sus encuentros para disminuir las tensiones de diversos sectores, debe propiciar entendimientos básicos sobre los Derechos Humanos y no imponer bloqueos de calles u otras acciones que lesionan a miles de ciudadanos, a fin de cuentas la misión de un político es: “hacer el bien”.  Debe reseñarse que estas acciones no acumulan buena imagen para sus promotores, ni defienden a los trabajadores en sus legítimas aspiraciones de estabilidad laboral, por el contrario demuestran el verdadero rostro de algunos políticos y sus desmedidas ambiciones de poder.

    Al menos la historia nos ilustra sobre el camino a seguir: la institucionalidad y la construcción de la democracia en todos los niveles, puesto que constituyen la mejor respuesta para la gobernabilidad.

    Si en la República de Honduras la crisis económica y la mala política hacen impacto en toda su extensión, es tiempo de preparar el camino para evitar ese mal destino; la clase política salvadoreña debe crear puntos de encuentro y no propiciar acciones que solo afectan a los trabajadores.

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  • La brújula en la crisis económica

     

    Caralvá

     

     

    La dirección correcta del presente momento histórico para El Salvador, debe ser nuestra historia de lucha por las libertades y la justicia, estos elementos deben brindarnos la claridad para muchos de los actuales conflictos que agobian a la nación.

    La economía es una parte activa de la nación, es el motor que brinda el bienestar para la familia salvadoreña, por consiguiente el núcleo de la libertad económica y la justicia debe iniciar desde este centro vital; ahora en pleno desarrollo de la crisis internacional se observa un gran peligro que atenta contra el empleo de los jefes y jefas de familia;  los números de esta morbosa contabilidad se miden por la cantidad de trabajadores afiliados al Instituto del Seguro Social  que dejan de cotizar mes a mes, pero además debemos agregar que a ello une la tremenda injusticia de las extorsiones contra la familia salvadoreña.

    Pero la economía es multisectorial, con diversas opiniones y puntos de vista diferentes, pero no debemos olvidar que vivimos un contrato social que implica la justicia, la libertad y que aspiramos a superar el “utilitarismo” que ve en los trabajadores únicamente objetos productivos en lugar de personas, si bien esto nos conduce a vertientes éticas, la crisis nos empuja a esta paradoja de realidad nacional, por esta razón la construcción del Consenso Nacional alrededor del Presidente de la República debe ser el eslabón que concretice lo mejor de las propuestas nacionales, especialmente en  los temas: económico, justicia y libertad.

    Los tiempos actuales no son fáciles para ninguna nación del mundo, ni siquiera para Estados Unidos de América, nación que posee en estos momentos un número aproximado de 6 millones de desempleados, el más alto desde la Segunda Guerra Mundial. Ante las constantes críticas de sectores conservadores y a 200 días del inicio de su mandato, el presidente Barack Obama afirmó: "No quiero que los muchachos que crearon esta situación se la pasen hablando. Quiero que se hagan a un lado así nosotros podemos arreglar todo" (cnnexpansion.com 200 días Barack Obama).

    En El Salvador la nueva administración ha heredado un aparato ineficiente en muchos aspectos, tantos que en algunos casos, parecen novelas de suspenso mencionar nombre por nombre y cargo por cargo.

    Al observar nuestra situación social, es evidente que existen sectores que aún viven en el pasado, sueñan con los viejos tiempos, los invade la nostalgia de 20 o 30 años atrás, sin percatarse como dice John Rawls, que una sociedad justa superaría los problemas inherentes al utilitarismo.

    Es importante referir para ahora y los siguientes años, que la base fundamental de estos elementos residen en el diálogo o negociaciones bajo las reglas de la institucionalidad, porque al final de cuentas, todos participamos en este “juego”, el cual no compara “utilidades” sino “efectos sociales.

    Para no perder de vista la libertad y la justicia en medio de la crisis económica, debemos aceptar que el “éxito” es una concepción razonable de las acciones nuestras y las del otro.

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