César Ramírez
@caralvasalvador
Escuchando a los observadores internacionales, el representante de México afirmó: “en nuestra nación no se puede modificar el modelo electoral un año antes”, eso nos muestra la seriedad en los complejos procesos en las áreas jurídicas, logísticas, educativas o divulgativas. Es de hacer notar que efectivamente el retraso en avances preliminares de los resultados causa morbo expectante, no se está cuestionando el producto del mismo, sino un fallo técnico. Es de señalar que la reunión de los partidos políticos el día 02MAR015 en horas de la madrugada, concluyó con un acuerdo para “no autoproclamarse vencedores” y con mucha madurez esperar la voz oficial del Tribunal Supremo Electoral… así transcurrió el día, pero existieron autoproclamaciones y reconocimiento de la derrota, esta acción envía mensajes a la ciudadanía prematuros, puesto que aún están frescas aquellas otras acciones de un partido opositor que se autoproclamó ganador en las elecciones presidenciales y convocó a la movilización de sus bases para defender “su triunfo electoral”; otro incidente fue el “retraso del TSE”, durante la campaña electoral del 15 de marzo de 2006; es evidente que la prudencia, junto a la paciencia deben imponerse para no repetir eventos que pueden desembocar en trágicas consecuencias. Debemos apuntar que en Estados Unidos de América durante las elecciones del año 2000 entre el republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore, el sistema de votación de la primera potencia del mundo tardó semanas, no días como en nuestra nación, no obstante allá la crispación no llegó a límites tan alarmantes… El proceso electoral nos deja grandes enseñanzas como la falta de legislación de las campañas anticipadas, la ausencia de control en las difamaciones que se realizan por las redes sociales e incluso durante el evento electoral; de igual forma el manejo de datos económicos, falsedades jurídicas, infundios contra candidatos, etc., acciones que no ayudan en nada a elevar el nivel democrático, ni educa al pueblo a construir opinión genuina sobre su futuro. La desigualdad económica entre los candidatos es evidente, el que tiene más dinero inunda las calles de propaganda, los otros se anuncian en clasificados en la sección de empleos ofertas...
Es de hacer notar que los pronunciamientos de la Sala Constitucional de último minuto no contribuyeron en nada a la claridad del ejercicio del voto, la queja de las mesas de votación fue evidente: “un conteo complejo”, “con alto grado de dificultad”, tanto que no en pocas ocasiones las lecturas entre los votos y las actas no cuadraban, por esa razón los vigilantes de urna debían encontrar el error, si agregamos la abnegación de permanecer en el Centro de Votación 24 horas sin descanso, no será extraño que en la próxima elección la motivación para cuidar mesas electorales sea mínima. No obstante la democracia es perfectible, los miembros del TSE aún pueden considerarse novatos en las grandes decisiones administrativas, si agregamos la falta de presupuesto para campañas educativas, la falta de ensayos previos o la voluntad política de todas las instituciones, etc., se aprenderá de los errores. El objetivo del TSE es legitimar la democracia y contribuir a eliminar el nocivo hábito de la desconfianza política que genera violencia, odio, venganza y acciones excluyentes, quizás se cometieron errores, pero lo importe es superarlos.
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