César Ramírez
@caralvasalvador
La emigración es la recurrencia de un fenómeno multigeneracional de las familia centroamericanas hacia Estados Unidos de Norteamérica, en realidad migrar al Norte es la solución básica de las familias excluidas económicamente, esta no es ninguna novedad, pero debemos preguntarnos si esta marginalidad tiene una solución histórica o solo es un discurso político de moda. La exclusión económica de miles de familias centroamericanas obedece a la arcaica condición estructural de la tierra, además el modelo educativo, la participación ciudadana etc… hablar de las estructuras económicas es un tema tabú en nuestra nación, también en Guatemala y Honduras, donde los trabajadores emigran expulsados de la miseria, es un tema prohibido porque se asocia al discurso comunista, toda reforma agraria, salarial, incluso la organización o seguro social de los trabajadores agrarios es “subversiva”, en realidad es el reflejo de las políticas gubernamentales; ello originó las guerras civiles con sus explosivos movimientos sociales del siglo XX, a pesar de todo las estructuras se mantienen, han fracasado las tímidas reformas agrarias, nada ha cambiado en profundidad la reproducción de la pobreza, pero si ha cambiado la visión de los trabajadores para emigrar, muchos emigraron para ganar “algunos dólares más” logrando un bienestar notable para sus familias, no obstante las familias de emigrantes arraigadas en las viejas estructuras reproducen el modelo del consumo, sin preocuparse por cambiar la realidad familiar –no tienen una cultura hacia la acumulación dineraria, ni la pequeña industria- así los hijos de los emigrantes tienen suficiencia económica, pero se enfrentan al terminar sus estudios con los muros de la movilidad social, de esa forma sin oportunidades de inserción, el modelo les obliga a emigrar al Norte…reproduciendo el circuito vicioso. Preguntemos a los afectados los motivos de su escalada migratoria, hagamos que participen en foros sobre las causas que provocaron su éxodo, no solo es la reunificación familiar, es su exclusión ciudadana de todo nivel, no tienen ciudadanía política, ni inserción económica, tampoco opinan sobre las personas que deciden su futuro; ellos son atomizados en su núcleo familiar, con hambre, inseguridad y desean bienestar económico, etc., pero los migrantes guardan silencio… algunos políticos hablan de crear organizaciones que realizarán campañas de disuasión hacia los emigrantes, me atrevo a predecir un enorme fracaso en esta iniciativa, puesto que el desarrollo local o modelos de asociación comunitarias aún son débiles. De igual forma el factor de emigración desequilibra a las familias entre beneficiarias y deficitarias de las remesas, una simple visita a los pueblos o vecindades identifica a estos grupos de ciudadanos; los objetos de consumo, telecomunicaciones, instrumentos de trabajo, vehículos, construcciones de casas, contrasta significativamente con las familias que no reciben remesas, ello demuestra que las remesas solo cambian el panorama individual pero la pobreza estructural sigue implacable en estas áreas. Cualquiera que sea el caso, miles de salvadoreños migrantes carecen de gobernación en los motivos de su éxodo, ocurrirá lo mismo en las siguientes décadas si no existe una oportunidad de trabajo temporal permanente para los emigrantes, ese es un objetivo capital del Estado, gobernar la migración legal y con audacia impedir la migración ilegal. Es una discusión política. Si no se puede evitar la emigración ilegal, ¿por qué no cambiar las estructuras? Si no existe solución estructural, el fenómeno migratorio no tiene solución. www.cesarramirezcaralva.com