César Ramírez
@caralvasalvador
Somos contribuyentes desde el momento que realizamos un trabajo asalariado, pero también por cualquier transacción comercial durante nuestra vida social. Un contribuyente es una persona física con derechos y obligaciones frente a un ente público, en general las declaraciones de la renta anual son obligatorias. El destino de nuestros impuestos es materia política, es un discurso electoral, en muchas ocasiones manipulado hasta el cansancio, no obstante recientemente notamos cierto alivio en las demandas sociales, la inversión en educación, salud, comunicaciones, infraestructura, etc., éstas acciones parecen responder al clamor popular de mejores servicios, al final los impuestos son el financiamiento directo del Estado, con todas sus implicaciones. Los contribuyentes son personas físicas o personas naturales. Todo ciudadano que en alguna ocasión se integró a la economía “formal” conoce el rigor de pagar impuestos, es una condición sistemática que se inicia al momento de registrarse el sistema tributario, así se crea el diálogo fiscal entre Estado, Sociedad (privada, jurídica), ciudadanos, Entidades Comerciales, etc. Ese diálogo impositivo finaliza con la muerte individual, no obstante en ocasiones se prolonga después de la muerte por deudas jamás pagadas al Estado… No obstante existen personas que no pagan impuestos, ahí están las leyes para eximir de cargos a entidades sin fines de lucro, asociaciones humanitarias, asociaciones de voluntariado social, etc. Este caso es contemplado por las leyes. No obstante cuando la evasión fiscal se comete con dolo por personas físicas o jurídicas, empresas comerciales, este acontecimiento tiene otro carácter. Un caso: aquella persona física jamás se inscribió como contribuyente, no tiene por lo tanto antecedentes de ingresos, egresos, transacciones comerciales, está limpio, sin embargo es socio mayoritario de sociedades comerciales por medio de acciones de terceras entidades en una sociedad anónima, en otras palabras de capitales; ausente de la junta directiva los dividendos de la sociedad comercial tiene un destinatario lícito, de ahí salen los bienes inmuebles, propiedades, fortunas financieras, todo el conjunto de acumulación que el sistema permite…no obstante ésta persona “no paga impuestos”… aquellas propiedades simplemente no están a su nombre. ¿Cómo puede suceder esto? Las leyes vigentes son ingenuas en muchos aspectos. Este caso es “normal” en las Sociedades Anónimas, sucesiones, etc., donde existen testaferros ridículos, pero dejan visibles el rastro de fortunas y lujo inexplicable, de esa forma se evaden impuestos hacia el Estado, que dañan a la nación en todo sentido. El caso se parece a las fortunas provenientes del reino de la fantasía, contrabandos de ilícitos, etc., los cuales parecen anónimos, no existen rastros de ilegalidad y sin embargo: “de la nada” disfrutan de lujos que las personas comunes no lograrán jamás.
Debemos modificar las leyes tributarias, si vivimos en capitalismo todos debemos pagar impuestos, no es posible que los trabajadores cumplan mes a mes con sus deudas fiscales, mientras los evasores fiscales se amparen en esa ausencia de regulación tributaria. Debemos ser solidarios con la nación.
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