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zoonpolitikom I - Page 49

  • Violencia infinita

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    Caralvá

     

     

     

    En la historia de la humanidad quizás no existe un período de tiempo prolongado de  paz en ninguna cultura, los libros de historia nos hablan de luchas de pueblo contra pueblo, familias contra familias, ¿acaso es nuestra naturaleza?... Se considera a la violencia como elemento fundacional, de esta manera han nacido la mayoría de las actuales repúblicas,  entonces el sentido de la lucha tiene otro sentido, pero el resultado es el mismo; se necesita de la fuerza para imponer un nuevo discurso.

     

    Algunos autores consideran que la historia de la humanidad es simplemente la lucha por los derechos humanos, estos derechos al final no son otorgados, sino arrebatados a quienes niegan los principios que por un tiempo solo son privilegios de pequeños grupos.

     

    Algo de las tragedias como la ocurrida en Newtown sacude nuestra conciencia de humanidad, esa violencia es de otra naturaleza, no es la clásica guerra, ni un ejercicio libertario, es un acontecimiento social de una persona desequilibrada que comete una acción desproporcionada y sin sentido; pero luego de esta acción cobramos consciencia que en ninguna otra etapa de la historia, la humanidad ha sido tan expuesta por los medios de comunicación a la agresión, injurias, daño psicológicos, culto a la muerte etc.; para llegar a este momento los videojuegos han cambiado la mentalidad de muchos jóvenes o adultos en relación a la vida y muerte, en estos juegos de guerra se dispara en forma virtual, pero ese disparo impacta en un enemigo “aparente” y éste muere, pero el juego continúa entre muerte y muerte la cual suma y suma, con rastros de sangre que no provocan más que risa con cierto sentido de victoria ante los batallones de adversarios tirados como moscas en el piso virtual. Esa rutina de juegos electrónicos, también existen en la red de internet, televisión de paga, teléfonos, en las películas y las series de televisión transmitidas en forma abierta, de tal forma que la saga de los filmes  El Padrino parecen  infantiles ante lo que presenciamos en la realidad. El acontecimiento de Newtown es una verdadera tragedia para la humanidad.

     

    Pero nuestra nación no es la excepción, durante años hemos sufrido el asesinato de muchos jóvenes en nuestras calles, muchos han sufrido violencia en las escuelas, canchas de fútbol e incluso en su propio hogar, esta violencia es posible tanto acá como allá por el acceso a las armas, por el deterioro de los valores y la exposición masiva de los chicos a estas acciones consideradas herramientas de marketing, pero en realidad son instrumentos para destruir el respeto a la vida y la sociedad.

     

    Aurelios Agustinos (San Agustín) decía: “antes de buscar al anticristo en otras personas, deberíamos preguntarnos si no está entre nosotros”,  a lo mejor este es el principio que nos debe iluminar, las armas no matan, son las personas las que matan a sus semejantes, de igual forma una persona armada es una persona “predispuesta” a disparar.

     

    ¿Por qué la libertad se asocia con las armas?... quizás estos conceptos están equivocados, los ideales se confunden con los objetos, de tal forma que libertad es sinónimo de utilitarismo, así la pregunta nos conduce a la desconfianza entre personas y naciones, es una carrera sin fin hasta el colapso; deberíamos colocar un alto en esta autopista de la destrucción.

     

    Sabemos el destino de los pacifistas, pero el fracaso de nuestra sociedad global, con sus discursos utilitarios y consumistas nos conduce al suicidio armado, deberíamos ser buenos como Sócrates, asumir las consecuencias por denunciar la corrupción de los jóvenes por falsos dioses y liberarlos de su destino predecible.

     

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  • Incertidumbre del siglo XXI

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    Nuestra historia no es un remanso de paz desde el siglo XX, ha sido por el contrario una lucha continua de violencia institucional en coalición con otras violencias menos visibles pero igual de efectivas: la justicia, las religiones, la cultura etc. que han determinado los campos del imaginario y la realidad salvadoreña en prisiones virtuales.

     

    La certidumbre de vivir en paz inaugurada a partir de 1992 inicia un camino desconocido por muchas generaciones, pero es hasta el año 2009 que la certeza de la continuidad democrática entra en riesgo, puesto que los antiguos poderes impulsan sendas campañas de “incertidumbre” sobre todo lo construido en este breve tiempo, poco falta para invocar los antiguos métodos del siglo XX para resolver y volver al pasado.

     

    Hemos vivido en prisiones virtuales por mucho tiempo, tanto que no las reconocemos, ejemplo de algunas: “el dinero lo puede todo”, “seréis felices en la otra vida”, “todos somos iguales ante la ley”, “representamos al pueblo”… etc., si realizamos el ejercicio liberador de distinguir a personas y no a relaciones sociales de producción, nos encontramos con una nación postrada en la miseria, abandonada en muchas áreas, las personas no pueden salir de su nivel de vida porque el modelo que vivimos es injusto, se pronuncia la desigualdad con cada salvadoreño que no tiene una vivienda digna, pero desde la óptica social esta situación parece lo más normal del mundo… es extraño.

     

    La confianza en el modelo político al igual que la democracia debe construirse palmo a palmo por los ciudadanos, esta certidumbre de los sectores más vulnerables significa en pocas palabras brindarles servicios, trabajo, salud, educación, etc. lo cual es visible en obras, campañas, nivel escolar etc.

     

    Las prisiones virtuales del imaginario salvadoreño deben eliminarse, con las realidades de nuestra sociedad, estas prisiones deben derrotarse una por una, por ejemplo: la pobreza de nuestra nación no es posible erradicarla en pocos años, solo bajo una firme y decidida inversión social de al menos varias administraciones honradas; la corrupción es un modelo cultural no una acción individual, la corrupción existe en la esencia del capitalismo, porque ese “ganar-ganar” implica el negocio donde el perdedor es el Estado, en otras el fraude social o la estafa política, de tal manera que cambiar la cultura de engaño, respetar las reglas, cumplir las leyes casi es re-educar a todos los niños en el básico: “no mentirás” lo cual es una utopía; el narcotráfico es un fenómeno de importación transnacional con tantos recursos que poco podemos hacer sin ayuda internacional, pero México y Colombia son ejemplos a seguir… a pesar de todo;  la educación no está funcionando adecuadamente, ¿qué clase de ciudadanos esperamos los siguientes 20 años?, se les enseña a tolerar la diferencia, a respetar las opiniones contrarias, a organizarse en la defensa de sus propias vidas ante el peligros del crimen organizado;  las niñas son el sector más vulnerable de la sociedad, hacia ellas deben orientarse los mejores esfuerzos para alentarles a terminar su educación básica y superior.

     

    Eliminar la incertidumbre no es patrimonio del  Gobierno, también corresponde a los sectores empresariales, trabajadores, profesionales, etc. ellos también son parte de la solución, pero desafortunadamente esta acción cultural no ha existido nunca, se considera que le corresponde a otros, así  al final de la cadena nadie es responsable.

     

    Quizás la solución se inicie por reconocer nuestros límites, iniciando el acto liberador de abandonar las ideas de soluciones fáciles, no hay soluciones fáciles, solo largos años de trabajo.

     

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  • Los mismos cantos de guerra del siglo pasado

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    Las declaraciones de algunos dirigentes conservadores, son los discursos de la sangre colmando los territorios nacionales, sus palabras recuerdan  la violencia de la guerra civil, ellos claman por el pasado y quizás sueñan con una victoria de exterminio sobre los rojos.

     

    Es conocido que cualquiera: persona, grupo, etnia o sector calificado de Comunista tiene el sello de muerte en su frente, este signo concede en otras palabras, “licencia para matar”,  para asesinar  sin compasión porque es un peligro feroz para aquellos autodenominados “anticomunistas”.

     

    Incluso ahora, que de nuevo llegan las elecciones, el estribillo: “será la tumba donde los rojos (comunistas)  terminarán” es repetida día con día, desde luego que este largo cementerio tiene diferentes épocas, pero los muertos usualmente son los mismos.

     

    Es necesario que estas (des)calificaciones terminen por decreto, por buena voluntad o por vocación de paz entre los salvadoreños, debido a que además de estar en completo anacronismo, no tiene aplicación en el siglo XXI, la guerra fría terminó hace muchos años, pero en nuestra nación los grandes partidos se aferran a esos conceptos como banderas que identifican nuestro destino, esto tampoco es correcto, debido a que el mundo no avanza hacia esos destinos, sino que hacia grandes conglomerados de asociaciones económicas, eliminación de fronteras y uniones políticas, mientras los discursos políticos en nuestra nación prometen la desintegración y las atomizaciones territoriales, incluso sectoriales.

     

    Si cambiamos aquellos términos por “resistencia civil”, “lucha por autonomías étnicas”, “movimiento nacionales democráticos”, etc. el panorama es distinto porque nos daría una visión coherente con la nación, de esta forma: si la lucha en 1932 fue una resistencia civil por la autonomía étnica, que defendió sus derechos por las elecciones que ganaron sus alcaldes, además de sus tierras ejidales, el concepto entonces dejaría a cualquiera que usara la bandera de “comunista o anticomunistas” sin el recurso ideológico,  lo cual nos permitiría visualizar a la etnia con autodeterminación que fue reprimida, pero su lucha redundaría en el reconocimiento como “pueblo originario”;  de otra forma se convierte en un instrumento a favor o en contra del uso ideológico como combustible para esa lucha interminable...  ¿Conviene seguir esta división en el siglo XXI?

     

    Necesitamos propuestas audaces para la nación, ¿por qué no renunciar al discurso de amigo-enemigo? Si la democracia es nuestro futuro, entonces para que continuar la “vuelta de molino” arengado: “el mejor comunista es el muerto” o a la inversa: “… es la internacional”, esto puede ofender a la ortodoxia (de derecha e izquierda) pero el ejercicio es válido para el futuro de la nación.

     

    Si es difícil renunciar a estos principios, es peor la realidad económica de nuestra nación, la cual necesita de unidad nacional;  en estos momento es mucho más complicada la distancia científica o tecnológica de nuestro pueblo con otros, que renunciar a una  ideología de guerra fría que no alimenta;  al final es muy ingrato que todo panorama nacional con sus propuestas de solución,  se visualice por un factor electoral y no por la viabilidad que requerimos para luchar contra los enemigos de la Patria: el narcotráfico, el crimen organizado, las pandillas, etc.

     

    Renunciar a los principios ideológicos puede ser algo doloroso para aquellos que se alimentan de una mentalidad de guerra  y sangre, pero esa sed destructiva debe terminar un día, con el agua de la paz en una nación con vocación de unidad y democracia, este camino desconocido quizás suene a “poesía delirante” pero al menos da una lectura diferente para nuestros pueblos originales y el futuro que nación se merece.

     

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  • Representación Cultural: Historia, pueblo y política

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    Tenemos una Historia de represión tan arraigada, que la sola mención de la cultura étnica causa pavor en algunos intelectuales, esta negación tiene arraigo de siglos, por la discriminación iniciada en lo político-religioso de la España colonial. Desde aquellos tiempos nuestra historia tergiversada y marginada aún aguarda su re-descubrimiento, como elemento de unidad nacional, dentro del signo patrimonial de nuestro entorno.

     

    Una pequeña muestra del universo perdido y el peso de las palabras: “Que el pueblo de Caluco, luego que muere alguno, párvulo o adulto, se hace gran fiesta con mucha bebida de chicha, música y cánticos deshonestos; que el vicio más dominante es el de la embriaguez, en que no se ve enmienda, aunque ha aplicado cuando medios ha podido. Que en el de Guaimango tenían una idolatría con cura que les decía misa y administraba; que procuró su remedio que son muy inclinados a la embriaguez, como lo son los del pueblo de
    Juyutla, y que hasta aquí no tienen razón, si siguen la misma maldad….”  existen muchos relatos de aquella cultura extinta, donde todo era perverso o demoníaco,  puesto que solo debería prevalecer una cultura “imperial”, esta implicaba la administración, la política, la religión y la cultura, de esta forma se destruyó la cultura originaria. En otro apartado: “Para hacerme cargo de ciertas montañas y situación de algunos pueblos, pasé a lo que se dice puerto (Villa de Sonsonate)… En la orilla de la mar había bastante multitud de mozos y muchachos enteramente desnudos, que pasaban en el agua todo el día sin ocupación, sin crianza y sin vergüenza”… Pedro Cortéz y Larraz  (Descrip. a S.M.  1 de abril de 1771), la cultura étnica parte entonces con todos esos perjuicios y antecedentes de exclusión hacia los pueblos originarios. Aquellas antiguas autoridades condenaban todo de la cultura original salvadoreña, pero no el esclavismo, la explotación, el trato hacia los indios, ni el engaño por medio de las leyes y ritos religiosos oficiales.

     

    Tres siglos después al transcurrir el siglo XX, el nexo entre cultura y política tiene fronteras de historia con signos excluyentes en  la forma de gobernación en la nación, la sola mención del autoritarismo durante el siglo XX implica un carácter patrimonial y representación de estos agentes culturales en el discurso oficial, es evidente que nadie extraño a un movimiento simpatizante de las dictaduras podría escalar posiciones contrarias a esas imposiciones. Imaginemos por un momento, la furia desatada con la matanza de 1932 (“el peor etnocidio en América latina del siglo XX”)  justamente en estos pueblos, ya no considerados seres demoníacos, nudistas,  viciosos, sino algo peor: “comunistas”.

     

    De esta manera en el siglo XX ¿cómo se harían representar los denominados comunistas en la esfera cultural oficial?  o aquellos que no coincidían con el poder autoritario, así la nación transcurrió muchos años. La representación cultural podría caracterizarse entonces como intelectuales nombrados por el poder  político dominante, el cual no admitía discusión.  

     

    Ahora en el siglo XXI, podría resolverse la  ausencia de representación tanto de los grupos originarios como de aquellos autores segregados, el signo que debe iluminar el camino es  la Historia, desde ahí iniciar la reconstrucción de la era precolombina hasta la época colonial, una reconstrucción coherente con nuestros pueblos originario que son el núcleo humano fundamental en la creación de la nación, de otra forma los planes y las propuestas culturales serán palabras huecas, sin sentido.

     

    La representación cultural debe coincidir con los grupos representados y la vocación de la nación, son nuestros pueblos originarios los depositarios de la Historia y quienes dan sentido a nuestro futuro.

     

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  • Separación entre Partido y Gobierno

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    Caralvá

     

     

     

    Durante años hemos sostenido que la separación del Gobierno y el Partido es un logro histórico, así podemos distinguir entre éxitos y fracasos de una administración presidencial.

     

    Ahora el ex partido oficial imparte lecciones del beneficio de esta separación, cuando durante veinte años su “buque insignia” era partido igual a gobierno, de tal forma que no existía la división entre los gobernantes y los miembros de esa institución, era tal la confusión que el presidente de la república era el presidente de aquella organización, al final aquello terminó en un colapso conocido, puesto que el fracaso no distinguió entre unos y otros.

     

    Ahora los tiempos han cambiado y el gobierno tiene una clara línea divisoria entre Partido y Gobierno, podemos diferenciar entre una y otra posición. Es un logro significativo, paradójicamente el ganador de este evento es el propio partido “oficial”, que tiene jurisdicción en sus actuaciones políticas pero límites en las formas de gobierno.

     

    De las comparaciones de estas dos claras visiones administrativas y políticas podemos observar lo siguiente: durante años el partido-gobierno impuso los candidatos, además toda la estructura, conducción, cargos, beneficios, promociones, políticas, beneficios, selectividad de información, favores etc., para cada organización interna de sus jurisdicciones, estos sectores eran:  privados, públicos, sectores medios, agricultores etc, pero siempre afiliados al partido, los demás grupos fueron excluidos manifiestamente, generando corrupción en toda la línea administrativa, el daño es visible tanto por las personas implicadas como las instituciones afectadas – por cierto existen casos emblemáticos-. Ahora cuando el Partido tiene una separación con el Gobierno, existen grandes logros que solo pueden ser atribuidos a la capacidad de funcionarios brillantes y al manejo transparente de su gestión, pero existen otros nombramientos lamentables que empañan a la administración, esta acción permite identificar el fallo en personas, pero este daño no implica al Partido Oficial, al final es un signo positivo.

     

    El balance de la actual administración hasta este momento, tiene un componente de calidad: “eliminar la corrupción”, pero la transparencia general solo puede medirse en tiempo “diferido” no en tiempo real; no obstante esta condición es volátil e implica un cambio cultural de mucho tiempo; ¿acaso la corrupción es una cultura social? ¿Podremos poner un punto final a esta acción? El problema entonces no es la historia de nuestra nación con sus formas de administración, sino ese fraude administrativo del manejo del dinero ajeno y otros bienes, que terminan en manos de terceras personas. La transparencia de una administración usualmente es evaluada por la siguiente administración, de tal forma que a falta de una cultura de transparencia, tampoco existe continuidad en este tema.

     

    La ventaja de la separación de Partido y el gobierno, reside en que en ningún caso la institución oficial será perjudicada en el mal manejo de fondos públicos, acaso serán las personas involucradas, el caso contrario es el partido-gobierno el que carga con todos los males, incluso existen algunos testimonios de ex funcionarios confesos que aseguran que recibieron mandatos de cometer estos ilícitos por su Partido.

     

    Quizás debería ser norma de la nación, la separación de Gobierno y Partido político, pero eso es una cultura que debemos conquistar.

     

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  • El dinero no lo puede todo

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    Caralvá

     

     

     

    Los relatos bíblicos debemos considerarles con sumo respeto por su condición de “historia escrita”, debido a que ellos inauguraron cambios culturales profundos, muchos de los cuales ahora olvidados, los observamos en las acciones individuales y colectivas de nuestras sociedades, aquella historia del Becerro de Oro (Éxodo 32, 1-35) parece ficción, pero el simbolismo de ese acontecimiento del “oro” sobre todas las cosas, nos recuerda recientes acontecimientos sociales tanto de las pasadas elecciones en Estados Unidos de América, como las denuncias de compra voluntades en algunos partidos políticos en nuestra nación. La danza de millones de dólares en la elección norteamericana, deja reflejada la miseria de una ambición de poder a costa del dinero, con el único objetivo de dominar las estructuras que toman decisiones sobre diversas situaciones sociales o mundiales, dos discursos enfrentados con visiones opuestas: uno social y otro metálico, uno con el centro de gravedad en las personas y otro en los negocios: “que todo lo compran”, el resultado es conocido, los sabios norteamericanos votaron por: su pueblo, salud, humanizar la sociedad del concreto, en el intento de construir una sociedad plural. El monto aproximado en esta última campaña, según periódicos norteamericanos ronda los seis mil millones de dólares…El relato bíblico tiene un final sangriento con la eliminación de miles de idólatras, afortunadamente en nuestros días a nadie se le condena por adorar el dinero; no obstante las elecciones norteamericanas solo han provocado depresión en los más fanáticos aspirantes a millonarios, los demás celebran, pero cabe la pregunta: ¿todo lo compra el dinero? ¿El ídolo de oro puede transformar la mentalidad de la humanidad? ¿puede un mortal (…) resistir una oferta de quinientos mil dólares?. Estas situaciones parecen de película: "I'm gonna make him an offer he can't refuse", (voy a hacerle una oferta que no pueda rechazar) frase de aquella famosa película del Padrino.

     

    El resultado de las elecciones norteamericanas han demostrado que el dinero no lo puede todo, el 71 por ciento de la población latina votó a favor de los demócratas, se considera que el total de la población de electores en Estados Unidos del voto hispano fue el diez por ciento del total, significativo para ganar unas elecciones muy reñidas.

     

    Si en nuestra nación el fantasma de comprar voluntades por medio del dinero es real, entonces no es nada nuevo en la historia de la humanidad, pero si el cambio de  voluntad al abandonar un partido político y optar por otro no fue por dinero, entonces el esquema cambia el panorama de la visión de esa acción, con el mismo resultado: el dinero no lo puede todo.

     

    En nuestra historia reciente encontramos ejemplos notables de un sistema de valores que luchó contra el autoritarismo, valores como: solidaridad, abnegación, renuncia a bienes materiales y donaciones, eran solo algunas características morales que no anteponían un precio metálico a la lucha irrenunciable, fue el modelo del momento revolucionario, los resultados son conocidos, nuestra realidad reconoce aquél sacrificio que ahora es democracia.

     

    Debemos reflexionar si aquella historia bíblica se repetirá una y otra vez; reconocer el ejemplo en la opción del  voto hispano en las pasadas elecciones en Estados Unidos protegiendo su educación y salud;  finalmente en nuestra nación… el dinero no lo puede todo.

     

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  • Barack Obama y El Salvador 2013-2017

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    Caralvá

     

     

     

    Los aspectos que nos unen a la nación del norte son variados y de diversas connotaciones, temas sensibles y otros estratégicos a pesar de nuestra lejanía.

     

    Algunos aspectos sensibles son: el narcotráfico, el crimen organizado, el tráfico de personas,  lavado de dinero, falsificación de dólares etc., estos son temas que permanecen en el tiempo, los cuales no tienen solución a corto plazo, de tal manera que el futuro presidente de los Estados Unidos continuará con la obra iniciada en estos últimos cuatro años.

     

    Entre los temas estratégicos: el trabajo temporal de cientos de miles de trabajadores salvadoreños, que mes a mes envían sus remesas; la ayuda del Fomilenio II -proyecto que puede cambiar la realidad e historia de cientos de familias deprimidas por años de postración económica- apoyo a la estabilidad democrática en sus diversas manifestaciones políticas (alternancia, representación popular, asocio para el crecimiento), independencia en relaciones internacionales, reconocimiento a la lucha por los Derechos Humanos –el único presidente norteamericano que ha visitado la tumba de Monseñor Oscar Arnulfo Romero-, fortalecimiento de las instituciones que luchan contra la delincuencia etc.

     

    La población estimada de salvadoreños según datos estadísticos del Censo Nacional de Estados Unidos es de 1.6 millones, conformando el cuarto grupo hispano más importante, después de los mexicanos, puertorriqueños y cubanos…  relacionado con estos datos, la cifra potencial de salvadoreños indocumentados llegaría  a medio millón.

     

    Es oportuno reseñar que el 60% de nuestras exportaciones se orientan a Estados Unidos y la reforma migratoria es un tema de largo alcance que pretende beneficiar a miles de salvadoreños, esta situación permanecerá muchos años más, similar evento en los beneficios del seguro social en aquella nación.

     

    La elección realizada este martes 6 de noviembre de 2012, marcará la ruta de nuestra política de los siguientes cuatro años, la reelección de Barack Obama es un firme apoyo a la estabilidad democrática que vivimos, a pesar de todos los pesares, el avance de nuestra nación hacia el fortalecimiento institucional es optimista.

     

    La vocación democrática de nuestra nación, puede retomar estos legítimos acontecimientos puesto que el pueblo norteamericano es similar a todos los pueblos del mundo, son los trabajadores quienes producen la riqueza y defienden la democracia.

     

    En la distancia celebramos el triunfo de la democracia y el camino de la Segunda Independencia cultural en la Historia de Estados Unidos, como un 4 de julio de 1776 y su Declaración de Independencia: “que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados”…

     

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