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zoonpolitikom I - Page 50

  • Desalojo de la pobreza del Centro Histórico

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    Hace muchos años una decisión política de un partido político permitió la denominada “vía peatonal”, era una maniobra para favorecer a sus grupos partidarios, el objetivo era simple: crear base social, esa acción permitió la expansión sin control de todo tipo de comercios ilegales que asfixiaron a los negocios legales de la zona, cuarenta años después otra decisión política lanza del centro histórico a los pobres que se implantaron entre las calles de la capital.  Esta simple condición de otorgar espacios públicos para beneficio de una institución política es el origen del actual reordenamiento (político) de la ciudad, con resultados desastrosos para muchas familias esencialmente pobres.

     

    El otorgamiento de sitios públicos a personas particulares generó una sub-propiedad ilegal con usufructo y pseudorechos sobre esos espacios, con el correr del tiempo se creó una cultura de asentamiento en: calles, pasajes, aceras y todo espacio posible, de tal forma que la circulación de vehículos fue imposible. Esta cultura de la pobreza no solo reproduce valores de ilegalidad sino además favorece acciones ilícitas como la venta de: productos piratas, imitaciones de marcas, contrabando, distribución de productos hurtados, llegando al extremo de proclamarlo: “cachada, cachada, aproveche”…

     

    La pobreza de la situación de estas personas no se refiere a sus bienes materiales, sino a su debilidad de representación “legal”, si en cuarenta años no han logrado superar la pobreza pueden pasar otros cuarenta años y no superarán ese estado, esto significa que no se creó una cultura de derecho para avanzar hacia niveles educativos o representación, que previnieran su estado mercantil; la ausencia de representación también se refiere al elemento que tampoco tienen capacidad para protegerse de los delincuentes que operan en esa zona, ahí se comenten: asesinatos, robos, extorciones, etc. incluso recientemente se denuncia que las personas de tercera edad eran agredidos por un individuo por el pecado de caminar por esas zonas, si estas acciones eran permitidas, ocultadas o toleradas, ¿cómo puede calificarse esta área?.

     

    La superación de la Cultura de la pobreza implica el carácter de organización legal de los pequeños comerciantes honrados, con objetivos de integración económica en estructuras económicas, con proyección hacia niveles superiores financieros, con metas de desarrollo humano en sus núcleos familiares, sin estas condiciones la pobreza persistirá en estas familias para siempre. La organización de estas familias de comerciantes debe ser una meta a corto plazo para diferenciarse de estructuras delictivas, puesto que desde hace algunos años se denuncia que los “dineros” captados por la piratería solo tienen como destino el crimen organizado internacional, por tal circunstancia la organización legal de los comerciantes legítimos se impone con urgencia.

     

    La pobreza no es sinónimo de delincuencia, pero la coexistencia de algunas estructuras delictivas en esas zonas era inocultable, para desgracia de los comerciantes honrados.

     

    La organización de los comerciantes, su representación legal, la transparencia de sus negocios, la independencia de cualquier grupo debe ser verificable, de otra forma esta historia se repetirá una y otra vez.

     

    La salida de la pobreza solo puede ser por la organización legal de los comerciantes honrados.

     

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  • El Fiscal General de la República aún no electo

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    ¿Hasta cuando los partidos políticos nombrarán Fiscal de la República? Según parece no hay prisa, pero es un absurdo, se generan incoherencias en otras dependencias y en procesos pendientes de aplicación de justicia, el caso es irregular pero connota el irrespeto hacia  la sociedad civil; los Diputados deben velar por el buen funcionamiento de las instituciones del Estado,  pero la Sociedad Civil no tiene una participación directa, debido a que es una atribución de la  Asamblea Legislativa, por lo tanto el tiempo no es importante, la persecución de los delitos puede esperar.

     

    La opinión pública por medio de diversas personalidades ha expresado su preocupación, la Fiscalía General de la República está sola ante el crimen organizado, las mafias, las agrupaciones ilícitas, etc. y esta soledad también es parte de nuestra historia, los ciudadanos en general no sienten ninguna protección al acudir a la Fiscalía, el pueblo conoce los límites de los fiscales que tienen poco presupuesto, con un rezago de casos históricos y prácticamente con gran incapacidad para atender todas las demandas de seguridad ciudadana en una nación asediada por el crimen organizado.

     

    El Fiscal de la República no puede solo por su personalidad resolver esta herencia negativa, al  retroceder algunas décadas encontraremos casos simbólicos pendientes, entre ellos: masacres, mala administración de fondos públicos, contrabandos, drogas etc., que marcan un catálogo del crimen, lo cual no se resolverá de la noche a la mañana.

     

    La elección del Fiscal parece provocar el temor de perseguir delitos que han ocurrido en el pasado y mientras estos no fenezcan “legalmente” no se puede nombrar a “cualquiera”… en otras palabras elegir a Nerón para que cuide nuestra guardería.

     

    De ser ese el punto crucial, el fenómeno tiene otro nombre: “desconfianza política”, “temor al enemigo”, “punto de honor partidario” etc, que conducirá a la parálisis institucional, pero evidencia ante la nación la falta de interés por resolver los problemas fundamentales en materia de seguridad pública. No se trata de un partido político al final, es la nación la que clama porque la institucionalidad funcione, que se imponga la justicia, que el Derecho debe ser la norma que guíe a nuestra sociedad y no la conveniencia para ocultar delitos contra el Estado. De continuar con este impase, debido a que las personas propuestas no alcanzan el número de diputados, es más fácil proponer a nuevos aspirantes que seguir en este laberinto sin solución.

     

    Este panorama es desolador, si los delitos serán perseguidos u olvidados por conveniencia política, estamos en un colapso de justicia; si no aplicamos la justicia porque esto significa ganar o perder votos en las próximas elecciones, entonces vivimos la peor de las democracias, puesto que solo serán juzgados los pobres diablos atrapados robando gallinas, entonces vivimos la miseria de la injusticia… es la extrema pobreza del derecho ciudadano.

     

    ¿A quién beneficia la ausencia del Fiscal General de la República? a quienes se consideren objeto de persecución delictiva y no duermen pensando que perderán sus bienes mal habidos; al poder que no resiste el escrutinio de la historia de estos últimos 30 años y sus delitos están vigentes; a quienes saben que muchos de los archivos pendientes pueden ser activados por iniciativa de un Fiscal honesto.

     

    Este proceso es educativo, el temor a la justicia implica que algo está cambiando positivamente en la nueva sociedad democrática.

     

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  • Chus Visor: Doctor Honoris Causa

    P1150206.JPGLa poesía del siglo, XX en El Salvador, Chus Visor, Doctor Honoris Causa

     

     

     

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    Los motivos de la distinción fueron expuestos por el Dr. Alfredo Martínez Moreno: “se trata de honrar, a todos esos personajes que han contribuido al desarrollo de la cultura, de las ciencias de las humanidades o de las artes. Esta tarde (15OCT012) la Universidad Dr. José Matías Delgado, ha considerado un título de Doctor Honoris Causa a un gestor que ha realizado una obra inconmensurable en el conocimiento y fomento de la poesía universal, pero especialmente de esa poesía que enaltece a la lengua de Cervantes. El editor don Jesús García Sánchez, conocido literariamente por el sencillo nombre de Chus Visor ha realizado una obra extremadamente grande en el campo de la cultura universal, los críticos dicen que es el editor de poesía más importante en la actualidad en todas las partes del mundo, pero no es aventurado afirmarlo que lo es, en la lengua española”.

     

    La lectura de la reseña del señor Jesús García Sánchez la realizó el poeta Luis García Montero quién refirió: “Los primeros títulos presentaron sobre todo la traducción de grandes obras de la poesía mundial, los nombres de: Tristan Tzara, Kanin, Nâzim Hikmet, James Joyce, Kavafis, Mallarmé, Mayakovsky, Apollinaire, Válery, Emily Dickinson, abrieron una lista en la que hoy más de cuarenta años, está buena parte de la mejor poesía universal, en su defensa y extensión de la poesía ocupó también un papel fundamental desde el comienzo la palabra latinoamericana, en Visor se ha editado a Vicente Huidobro, César Vallejo, Eliseo Diego, Mario Benedetti, Montes de Oca, Neruda, Hellman, Pacheco, Roque Dalton, Oscar Sanz, Juan Manuel Roca y así hasta llegar a la poesía más joven, ejemplo del poeta salvadoreño Jorge Galán.  Éste interés por la poesía latinoamericana le hizo abrir una colección especial de antología con el nombre de La Estafeta del Viento, en el que ha ido señalando selecciones de lirica contemporánea, con libros dedicados a: Venezuela, Uruguay, Colombia, Ecuador, México, Argentina, Nicaragua, Santo Domingo, Cuba y recientemente El Salvador”.

     

    Por su parte Jesús García Sánchez al aceptar el doctorado afirmó: “Gracias a la poesía he vivido experiencias irrepetibles, he encontrado caminos que nunca pude imaginar, cuando me decidí a editar poesía, cuando me decidí que ella sería mi compañera. Naturalmente que algunos desengaños e intensos desaciertos, han estado presentes en ocasiones pero ahora no es el momento de recordar las contrariedades, en estos últimos días antes de embarcar para este maravilloso país que es El Salvador, revisando locaciones de los años setenta que yo mismo anotaba en una libreta de hule de color negro, encontré una cita del entonces famoso y admirado, Mao Tse Tung en su libro Tesoro Rojo, es una cita que siempre me ha acompañado: “Hay que ser modesto y prudente y evitar la arrogancia y la impetuosidad,   siempre debemos de tener muy cerca el espíritu de la autocrítica y de saber aprender y corregir los errores cometidos,  no debemos camuflar los errores de nuestro trabajo adjudicándoselos a los demás y los éxitos para nosotros”.

     

    En el marco de estos acontecimientos, se presenta la Antología La Poesía del siglo XX en El Salvador, edición de Fernando Valverde y prólogo de Tania Pleitez Vela, con aciertos y omisiones, como toda selección de autores muchos de mis mejores amigos y amigas (no) se encuentran en el valioso documento, es cuestión de ponderación, un poeta no es más o menos por encontrarse en ese libro, yo celebro su poesía y su amistad, tanto como la distinción de Chus Visor.

     

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  • La serenata de Schubert: Alfredo Martínez Moreno

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    Una mañana de Julio de 2012, por accidente de la vida, la mesa de café terminó reuniendo a diversos amigos aficionados a las letras, aunque no fue planificada, aquella reunión estaba destinada a grabarse en la memoria de los presentes como un hallazgo literario.

     

    La facilidad del verbo, el anecdotario, la prodigiosa memoria que reseña: encuentros, cifras, fechas y personajes nacionales como David Escobar Galindo y Roque Dalton, permitían a los asistentes un efecto de burbuja atemporal con vivencias y sensaciones testimoniales; “fueron amigos de infancia” – dijo – “en aquellos tiempos la sociedad ya perfilaba cierto futuro en las palabras de los poetas, de ahí: Duelo ceremonial por la violencia (1971) de David Escobar y la respuesta de Roque Dalton: Violencia aquí… que David publicó”. “David es la personas que más se preocupó por encontrar la tumba de Roque Dalton y acompañó a la mamá de Roque durante este tiempo, porque ellos eran vecinos…”

     

    El ambiente de aquellas palabras estaba rodeado de leyendas y relatos conocidos por diversas narraciones de terceras personas, habló de grandes autores con la familiaridad de un Roque Dalton alumno de derecho: “¡porque fue mi alumno!”… él tenía una memoria poderosa, podía recitar los versos de Sóngoro cosongo (1931) de Nicolás Guillén  Amor de negras uvas, Secuestro de la Mujer de Antonio.. “ te voy a beber de un trago/ como una copa de ron;/ te voy a echar en la copa/ de un son,/ prieta, quemada en ti misma,/ cintura de mi canción/…

     

    Nos habló de Carmen Lira –escritora-, Rogelio Sotelo, Isaac Felipe Azofeifa etc.

     

    Todo ello pronunciado con la firmeza de un maestro de la palabra. Aquellas memorias presagiaban muchas más historias contadas sin miseria y con detalles inéditos de grandes figuras nacionales, algunas con signos dramáticos en episodios inéditos.

     

    Alguien recordó a Ricardo Bogrand: “Estoy aquí sentado esperando que pase la justicia/y no aparece por ninguna parte”. Hubo palabras en su memoria, sus trabajos en la Universidad, la vivencia, el exilio.

     

     Sin duda que nuestras charlas al observador distal de nuestra mesa, les puede parecer una tertulia de vagos, cual es cierto y sin defensa, solo que nosotros preferimos llamarnos filósofos.

     

    Semanas más tarde nos presentó su proyecto: La Serenata de Schubert, un libro que evoca su infancia, con vivencias familiares, en ese contexto nos invitándonos a su presentación que sucedió el 9 de octubre.

     

    El libro fue presentado en el marco del trigésimo quinto aniversario de la Universidad Dr. José Matías Delgado.  Desde mi sitio en el auditorio de Fepade, observé la mesa integrada por: René Fortín Magaña, David Escobar Galindo, Enrique García Prieto, Enrique Sorto Campbel, el Nuncio Apostólico Luigi Pezzuto. También pude escuchar la voz de la Señora: Aida Mancía que recitó el poema de Gutiérrez Nájera. Reflexioné sobre este momento ante las palabras de cada uno de los oradores.

     

    Aquél joven de 89 años, que bebe el café con “filósofos” y celebra la vida es “Don Alfredito”, el mismo que un día refugió en su casa a Guillermo Manuel Ungo y le salvó la vida, que cita a Gutiérrez Nájera y nos ilustra: “Así hablará mi alma… si pudiera”.

     

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  • Cultura y vigencia de la Historia

    Armonía de mi pueblo, Fernando Llort, mural destruido, en diciembre de 2011

     

     

     

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    Lo importante de las expresiones culturales en las diversas condiciones que nuestra sociedad salvadoreña pueda concebir, reside en su vigencia histórica. La cultura en su dinámica creativa tiene muchas facetas de interpretación al igual que escuelas nacionales e internacionales, es evidente el carácter de influencia que recae sobre los artistas cuando se expresan e interpretan los momentos que viven, de esta forma el arte tiene fronteras filosóficas, religiosas, jurídicas, científicas etc.,  que adelantan sus criterios, en esencia son reflejos del estado de conciencia de los artistas. El momento de paz social que vivimos también reclama las genuinas manifestaciones de un momento inédito, es un presente privilegiado para una generación de cambio, en esencia podemos referir los siguientes elementos: no existe el autoritarismo que imponga una lectura del mundo en contra de otra visión ideológica, tampoco existe una resistencia organizada que posea el ideal de un mundo feliz con plena igualdad mundial, vivimos por primera vez en la historia de la humanidad un sistema mundial y aunque esto suene a blasfemia, de América hasta China el capitalismo es el idioma común, de tal forma que el modelo mixto en algunas regiones también tiene signos de ampliación y buena salud, estos sistemas mixtos son donde coexiste el comunismo con el capitalismo, principalmente en oriente; de no ser por algunos fanáticos religiosos, el mundo parece que no cometerá el suicidio de jugar con armas nucleares; pero ese momento deja a los creadores en un vacío de opción creativa, la cual debe orientarse hacia el modelo que viviremos en los siguientes años y la voluntad de transformar las sociedad.

     

    El artista como agente cultural, no puede permanecer pasivo ante la sociedad que perfila su horizonte histórico, además influenciado por los medios de comunicación multimedia que irrumpen en las redes sociales con sentido positivo y negativo. Debemos fijar un parámetro que cristalice la vocación de los autores y a mi parecer debe ser la historia de las naciones, el estudio, la comprensión de los límites: materiales, espirituales o religiosos de nuestros pueblos, esa es la bandera que debe orientar nuestros esfuerzos, porque al menos esta nos demuestra la genuina vocación de avance hacia el desarrollo personal o social, de esta forma colocaremos la insignia de nuestros pasos, así la tecnología estará a disposición de nuestra consciencia no a la inversa, puesto que en muchos casos poseer tecnología no es sinónimo de avance cultural, ni conocimiento, ni comprensión social, puesto que la tecnología sin orientación es la mecánica del consumo, la mala educación para endeudarse pero no para crear capital, ni consciencia productiva solo reproductiva.

     

    Vivimos un momento para la historia, con dos opciones formidables: hacia la perfección de la democracia o hacia el retorno del pasado disfrazado de nuevos discursos. Los autores con sus obras consciente o inconscientemente se pronuncian sobre el tema. La cultura implica entonces la modernización del capitalismo, la extinción de las oligarquías por la democratización del capital, la movilidad social, la conducción del cambio, la estructura de partidos políticos con proximidad al pueblo, las reformas constitucionales etc. porque esto también es cultura de paz.

     

    La vigencia de la Historia es el signo que debe guiar a la cultura y la sociedad, orienta a la nación y la democracia.

     

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  • Nueva cultura de posguerra democrática

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    Hace años que la palabra crisis nos tiene mareados, no existe día que no se le mencione en cualquier noticiario, en ocasiones éste tiempo es el mismo que el de la guerra civil todo es crisis, no obstante a pesar de ello existe producción cultural. Desde los años noventa del siglo pasado, la cultura ha escalado peldaños modestos en su ascenso hacia las expresiones democráticas, pero no sabemos si la utopía aún alimenta el imaginario salvadoreño.

     

    No obstante algunos proyectos si han funcionado, el mejor  es El Museo de Arte de una entidad privada, el 3000 Suplemento Cultural es otro buen ejemplo, que a propósito también es un esfuerzo privado de los trabajadores de Diario Co Latino, otras iniciativas privadas resaltan en artes plásticas, mientras del apoyo gubernamental sufre altibajos debido a intermitencias de acuerdo al partido gobernante. Hace veinte años comenzó una cultura diferente que irradió a la nación, era una situación de respuesta no solo en el nivel político, también existieron manifestaciones “populares”, así fueron cotidianos los grafitis, panfletos, pintas en las paredes, expresiones de los prisioneros políticos, teatros, las experiencias internacionales de grupos salvadoreños etc. aquello expresaba en síntesis que los valores coyunturales eran los valores del arte para el sector popular aunque para otros era una aberración. Aquello fue Cultura y Sociedad de guerra civil. Al finalizar el conflicto, los valores coyunturales debían cambiar, no solo por el abandono de las armas, sino porque la realidad revolucionaria ya no correspondía a la naciente democracia, la nueva realidad otorgaba una nueva legalidad, además integración, organización, propiedad etc. en otras palabras los valores coyunturales debían cambiar hacia un nuevo paradigma: “la democracia”, que no solo era un acuerdo político sino un nuevo requerimiento de cultura en todas sus expresiones. La diferencia es fundamental para todos los proyectos revolucionarios de América Latina, una lucha armada que termina en la democracia y 20 años después llega al poder político. Ese momento es Cultura y Estado.

     

    Si el origen de aquellos iniciales signos fueron: la lucha armada,  el antiimperialista, el anticapitalismo, la lucha de clases, todas las teorías de liberación, de pronto aquello se había transformado, porque no era posible continuar con esos esquemas ante un acuerdo de paz que otorga legalidad a la “ilegalidad” siempre y cuando se fijara un rumbo en los conceptos democráticos, de tal forma que el arte con sus expresiones debía tener nuevos valores democráticos. La cultura bajo ese signo tiene ahora una lectura de posguerra, en la cual el límite es la democracia, lo cual es suficiente para los siguientes cien años; en este período deben profundizarse los valores del ciudadano versus los límites del Estado, perfeccionar las libertades ciudadanas por medio de una nueva cultura multimedia, estudiar nuestra Historia, apoyar la identidad de nuestros pueblos originales, todo ello bajo el signo de las expresiones culturales a las cuales les debemos mucho más de lo aparente. La cultura democrática implica la responsabilidad ciudadana de crear horizontes de expresión inéditos, como la asociación de producción artística (Cine, literatura, pintura etc.), con aportes entre los interesados. El aporte cultural de nuestra nación para América Latina es una nueva cultura de posguerra democrática, y  si la crisis desnuda la miseria de nuestra vida, la cultura demuestra la riqueza extraordinaria de nuestro espíritu.

     

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  • Representación cultural salvadoreña en el siglo XXI

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    En pocos años acontecieron en nuestra sociedad cambios culturales notables, más por las personas involucradas que por los resultados obtenidos, me parece que debe recordarnos el libro: La cultura y el Estado/David Lloyd y Paul Thomas, quién desarrolla elementos para caracterizar estos conceptos. Pero debemos enfocarnos en nuestra realidad salvadoreña, más latinoamericana que europea o norteamericana, esta situación en relación al “nosotros” refiere: ¿cultura y sociedad? o acaso será ¿Cultura y Estado? como lo plantean los autores indicados, en cualquier caso debemos partir que nuestra historia durante siglos difiere de proa a popa con cualquiera otra sociedad y cultura fuera de nuestra condición geográfica, no obstante es más parecida a la  Centroamérica o Latinoamérica, a partir de la conquista española; si avanzamos sobre ese camino apenas hemos recorrido doscientos años de nuestros iniciales esfuerzos de cultura y sociedad al declarar la independencia. Si focalizamos concretamente a El Salvador en sus condiciones culturales a partir del siglo XX, surgen inmediatamente ideas hegemónicas relacionadas sobre: ¿qué se considera cultura y contracultura? en general a principios del siglo XX la noción general más aceptada era que todo el arte llega de Europa, lo contrario es contracultura, entonces podemos leer las influencias en el arte, esa condición nos hacía más o menos “modernos”, pero no lo suficiente para elevar los niveles educativos, de salud o producción; en ese mismo aspecto el desarrollo social agrario, monoproductivo, pero sin democracia no permitió el trinomio: cultura-libertad-desarrollo, lo  cual se expresó en excluyentes acciones orientadas hacia el fortalecimiento del autoritarismo y el caudillismo, el arte no avanza en la participación, ni en la iniciativa de las escuelas humanísticas,  creando una división profunda entre la cultura oficial y otras expresiones artísticas. Recordemos que el arte por naturaleza es asociativo, pero en nuestra nación la libertad de asociación fue similar a organización subversiva. Las expresiones de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI dentro de los movimientos sociales son condiciones aclamadas y vilipendiadas de acuerdo al sector que se defienda, de estas claras expresiones: ¿qué encontramos  en el período de postguerra?... Es evidente que las expresiones culturales del cambio democrático son muy pocas, pero significativas. No se debe esperar milagros en tampoco tiempo,  pero existen asociaciones culturales vigentes en estos últimos veinte años, puesto que la cultura no puede reducirse a una ley, pero si a una política de Estado y a la sociedad democrática a la que aspiramos, que incluya a los pueblos originales, la historia, su lengua, sus tradiciones y el aporte significativo hacia la representación cultural en sus diversas expresiones. El problema de la cultura es si ésta cultura oficial nos representa en las diversas expresiones, puesto que todas las expresiones: políticas o culturales son delegadas a partidos políticos o identificables en diversas personalidades, por esta razón muchos ciudadanos aplauden y otros rechiflan diversas acciones, si este es el caso, la cultura también debe coincidir en representaciones creíbles, en identificaciones hacia la nación, con un sentido democrático en construcción. Quizás ese es el principio de la (de)construcción cultural en el siglo XXI, la representación cultural para el cambio y todo lo demás.

     

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