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Caralvá
Si el siglo XX fue la era de las dictaduras militares y la guerra fría en América Latina, este siglo XXI será de la democracia.
Todo cambia bajo el nuevo signo del realismo social de la clase política, la fragmentación de la llamada: “derecha” más parece el surgimiento de un nuevo discurso político de poderosos sectores que abandonan el antiguo legado de la guerra fría, y apuestan a la modernización de sus principios como respuesta al desafío lanzado a partir del 15 de marzo de 2009, fecha que se impone un nuevo modelo de movimiento popular bajo el sustrato de amplias alianzas, que derrotan al temor en todas sus formas posibles.
El nuevo modelo de discurso de la derecha propone también nuevas alianzas y paradójicamente profundizar la democracia, no impulsar el vetusto anticomunismo, al tiempo que propone eliminar arcaicos dogmas en sus pilares de creencias…acción audaz y quizás estratégica.
En el campo de la izquierda, el desafío permanente coincide en avanzar hacia un modelo democrático, modernizar al sistema en sus diferentes áreas bajo las normas constitucionales y coincidir con la mayoría de los sectores sociales en la gobernabilidad.
En términos clásicos la democracia debería regirse por principios éticos, pero justamente en ese elemento se inauguran muchos discursos que fragmentan en lugar de unir a las sociedades. Uno de los casos excepcionales de las democracias es la economía, puesto que ella escapa a estos criterios, sino veamos los efectos de la crisis en nuestra nación y el mundo; nada más inmoral que el desempleo de millones de trabajadores en el mundo y peor el origen de los famosos “bonos basura” por instituciones financieras sin ninguna justificación ética.
Si la coincidencia de la clase política se orienta hacia la democracia, a favor de la modernización del sistema, debería buscarse un amplio acuerdo a favor de los objetivos económicos en estos momentos tan difíciles para las familias salvadoreñas.
Si las coincidencias en general de la clase política se orientan hacia la comprensión de los grandes errores del Siglo XX, el pluralismo participativo en la solución de los grandes problemas nacionales parecería ser la respuesta esperada por la ciudadanía, aspecto que connotaría una gran fortaleza en la gobernabilidad y elevaría la credibilidad ciudadana hacia la clase política.
La crisis económica mundial al menos hasta la fecha, no parece que ha afectado nuestro modelo democrático como lo fue en el siglo XX, que provocaba las rupturas constitucionales, ahora en cambio parece que provocó una ruptura con 20 años de un modelo de gobernabilidad que había agotado su política de alianzas.
Ahora parece que nos aproximamos al abandono de viejos paradigmas del siglo XX, avanzamos hacia la consolidación de la democracia del siglo XXI y el pluralismo se perfila como el valuarte de la unidad nacional, donde los ciudadanos son el fin del modelo, no solo un medio electoral y su participación en la vida política un factor decisivo en la gobernabilidad.
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Caralvá
De Historia diplomática de la Revolución Mexicana I (1912 y 1917) y Wikipedia: “Rubén Darío en 1910, viajó a México como miembro de una delegación nicaragüense para conmemorar el centenario de la independencia del país azteca. Sin embargo, el gobierno nicaragüense cambió mientras se encontraba de viaje, y el dictador mexicano Porfirio Díaz se negó a recibir al escritor, actitud a lo que no fue ajena probablemente la diplomacia estadounidense. Sin embargo, Darío fue recibido triunfalmente por el pueblo mexicano, que se manifestó a favor del poeta y en contra de su gobierno. En su autobiografía, Darío relaciona estas protestas con la Revolución mexicana, entonces a punto de producirse: Por la primera vez, después de treinta y tres años de dominio absoluto, se apedreó la casa del viejo Cesáreo que había imperado. Y allí se vio, se puede decir, el primer relámpago de la revolución que trajera el destronamiento”.
El motivo del rechazo al insigne poeta fue el poema titulado: A Roosevelt, del cual es el siguiente fragmento:
Mas la América nuestra, que tenía poetas
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del grande Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra, y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!
A cien años de ese acontecimiento, nuestra realidad latinoamericana resiente las graves intervenciones de la poderosa nación del norte durante el siglo pasado, todavía existen resabios y consecuencias en nuestra nación El Salvador de aquellas dolorosas intervenciones de consecuencias irreparables y aún se mantiene un bloqueo ilegal comercial contra Cuba, herencia de un pasado tenebroso.
No obstante en la primera década del Siglo XXI, con la excepción del nefasto golpe de Estado en Honduras, renovadores cambios de las democracias latinoamericanas hacen pensar que es posible construir un nuevo siglo de esperanzas y amistad en todo el continente americano.
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“Soy: Oscar Arnulfo Romero, comprendo que el Concilio Vaticano II y la Conferencia Episcopal de Medellín tienen como objetivo, la identificación de los pobres en su propia miseria, volver los ojos a ellos en esta tierra castigada por la herencia de olvido, no es pecado, los pobres tampoco pueden ser abandonados y olvidados, que estén ahí simplemente como vegetales, no es humano, no se les puede olvidar y mucho menos ignorar, hacerlos visibles, realizar esa tarea, no puede significar más que un acto ecuménico con los mandamientos de Dios.
Permanecer junto a los pobres, es abrir los ojos, percibir al mundo tal cual lo hemos heredado, donde necesitamos utopías.
El Nuevo Testamento no habla de armas, ni el buen Jesús, por ello debíamos aceptar que la Iglesia será fiel a condenar la violencia.
En estas tierras, los cambios por mínimos que sean provocan terror en las clases poderosas, se acusa a nuestras congregaciones de ser subversivas, en este país toda educación provoca terror, incluso la más democrática educación como la de Abraham Lincoln, los propios derechos ciudadanos de los estadounidenses asustan en los cantones de Cuscatlán. La educación siempre es el mayor símbolo de satanismo ante los ojos de los que no quieren cambios, a nuestro amigo Rutilio Grande García se le encarna toda la maldad social, como si años de segregación étnica fuesen contabilizados en un solo sacerdote, o años de injusticia se endilgaran a seres absolutamente buenos.
Acá la palabra de paz y amor, significa guerra y muerte, paz en su mejor sentido es considerada bandera comunista, amor bajo el signo del odio significa predicar ideales extremistas... es difícil hablar de Nuevo Testamento a las armas.
Se nos acusa de antólogos del mal, a todo aquél que hace de la Biblia su mensaje de realidad social, tal cual fue el ejemplo del buen Jesús. Hay un fallo en la llamada Teología de la Liberación, esta es que su meta no lleva hacia el Nuevo Testamento, sino hacia el Antiguo, de ahí que su vocación final sea igual que la violencia originaria del mal. De ahí las graves diferencias que los poderosos no asumen.
Son tiempos de conflicto social, almas miserables llenas de odio, la pobreza espiritual no tiene respuestas a las demandas materiales, excepto el odio.
La violencia debe detenerse con la paz, con la conciliación, pero nadie escucha.
Debemos prestar nuestro corazón a todo aquél que desee vivir bajo el régimen del Nuevo Testamento, amar al prójimo, desear la paz.
He recorrido este pequeño país llamado El Salvador y sobre cada uno de mis pasos, el Evangelio surge entre los caminos y veredas, si existe un sector que ama la Patria, se llama Sociedad Jesuita, ellos son a pesar de todo, los seres buenos de la Patria, tienen la razón en sus estudios y en sus lecturas e interpretaciones, son seres pacíficos.
De los militares debo confesar que son los seres que más amo en este mundo, son mis hermanos, son nuestros hermanos, ellos son los herederos de nuestras oraciones, son la prueba de nuestra devoción, no debemos condenarles nunca, ellos son después de todo, nuestros depositarios de la fe.”
(Fragmento de la novela: La primavera salvadoreña, recuerda España)
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3000 XX Aniversario
www.tresmilveinteaniversario.blogspot.com
Resumen (fotos de evento en este link)
La primavera salvadoreña, recuerda España
César A. Ramírez A.
Agradezco al Dr. Ramón Rivas Director del Museo de Antropología Universidad Tecnológica
A la Licda. Silvia Elena Regalado Directora Cultural Universidad Tecnológica
A las autoridades de la Universidad Tecnológica
Y a ustedes amigos y amigas asistentes a este evento especial.
La primavera salvadoreña, recuerda España es un libro de: fragmentos, resistencia, memoria y contracultura contra el ruido de la maquinaria transglobal.
Un libro de fragmentos, porque la vida es un conjunto de vivencias unidas en diversos tiempos y espacios, cada evento contiene signos de emotividad, destellos juveniles, paciencia adulta y comprensión de vejez.
La obra es fragmentaria, porque la vida son segundos, usualmente creemos que es continuidad, pero vean como las tragedias irrumpen en nuestra sociedad en pocos segundos y en esos momentos todos perdemos, pero en ocasiones también ganamos… entonces celebramos con los límites que aún conservamos… nuestros amigos y amigas, la familia, los círculos de amistad.
Este libro es de resistencia, lo podrán leer con mucha paciencia y cierta comprensión por los defectos que puedan encontrar, pero esta obra al menos se opone al embrutecimiento de diversos elementos que impiden la famosa introspección, esa capacidad de vernos y observarnos; porque un libro es el antídoto contra el ruido que a diario nos impide escuchar nuestra voz interior, el sonido de nuestra voz más espiritual.
De esta manera cada lector encontrará un mundo similar al propio, si esto se logra, entonces el libro se convierte en un amigo o amiga que le acompañara toda la vida.
Este libro es de resistencia, porque no desea olvidar, algunas pequeñas líneas marginales por ejemplo, puede ser una letra I, otra una S, pero a falta de conocer un nombre, esa pequeña letra recuerda una vida..
Este libro también es contra-cultural del ruido transglobal, porque el libro les demandará cierto aislamiento para escuchar su voz, a lo mejor para escuchar la voz de otros personajes, pero encierra un proceso que tiende a olvidarse, porque la masificación es lo opuesto a la creación del yo interior, por esta razón en ocasiones la sociedad post-moderna enajena los procesos educativos, que en otro momento eran estelares como la lectura de los clásicos o la historia.
En el recorrido que Carlos Monsiváis al referir Las alusiones perdidas de José Emilio Pacheco.
Debemos mencionar a Monseñor Romero, su ejemplo, su extraordinario aporte a la paz de la nación.
Mencionar a España tiene un significado especial. No solo por su nexo histórico, sino por aquellos personajes anónimos que también contribuyeron en esos largos años de guerra civil, así como también los padres jesuitas, Christian Poveda, Begoña García y otros. De ahí que su ejemplo será parte de nuestra historia y su obra recordada por las futuras generaciones. Si logro esto en ustedes, algunas palabras les acompañarán toda la vida, que es la máxima aspiración de un escritor, entonces.. Habré logrado mi objetivo.. Gracias