Caralvá
El día 7 de septiembre de este año, observamos a miles de trabajadores dirigiéndose a sus rutinas laborales a pesar del paro al transporte colectivo, el cual fue motivado por supuestos miembros de pandillas solicitando diversas condiciones humanitarias en los centros penales y otras extraviadas peticiones.
Las amenazas terroristas de estos delincuentes deben tomarse en cuenta, pero no deben impedir nuestro desarrollo laboral, ni provocar temor alguno, ni llevarnos a paralizar nuestro modelo cultural o social. El modelo social que gozamos puede tener muchos defectos pero la democracia es perfectible, además muchas generaciones de salvadoreños han pagado un alto precio por las libertades que ahora disfrutamos.
Es tiempo de valorar el logro de nuestro modelo social, sus mecanismos de solución de problemas, la inclusión democrática, el respeto a la vida etc. también es tiempo de valorar las causas generadores de estas violencia y proceder a la defensa de nuestra democracia, porque el fondo de estas amenazas es destruir la República al intentar chantajear por medio de la violencia a la nación; estas organizaciones intentan eliminar nuestras creencias y cambiar nuestros principios, pero están absolutamente equivocados, tanto en sus demandas, como en sus argumentos porque el crimen no paga.
Con acciones de este tipo que llenan de incertidumbre a la sociedad, se crea mucho temor porque son conocidas sus violentas acciones indiscriminadas y desesperadas contra ciudadanos indefensos. No obstante estas estructuras denominadas: Maras, están propiciando el efecto contrario a sus demenciales propuestas, se están esforzando en crear un estado psicológico en la ciudadanía honrada de unidad en los principios nacionales hacia la defensa y ofensiva contra los enemigos de la patria.
Los delincuentes están equivocado al creer que por medio de amenazas y acciones desesperadas lograrán sus objetivos decadentes, lo único que lograrán será un estado superior de beligerancia que la historia ya ha registrado en el pasado, un estado en el cual el clamor popular reivindicará su vida dentro del modelo democrático y la nación triunfará sobre el chantaje terrorista que a hora nos habla de derecho. ¿y el derecho de los ciudadanos calcinados en un bus que clamaron por sus vidas?
Es impropio atender las demandas de terroristas, cuando durante años se les ha tendido la mano y por medio de personas maravillosas como Christian Poveda que intentó re-educarles, seres que por medio de llamados a la paz les invitaron al reencuentro con la sociedad, pero su respuesta fue el asesinato y la traición.
Si estas estructuras del crimen organizado amenazan, no debemos subestimarles, sabemos de las atrocidades que son capaces, pero también conocemos del valor, el coraje y honor de los salvadoreños, si la nación llama a filas contra estas bandas terroristas no lo duden que millones de cuscatlecos alzarán las banderas libertarias contra esta nueva opresión del crimen organizado.
El crimen no paga, ni la sociedad cederá ante demandas irracionales de estructuras ilegales, pero aún vivimos en una sociedad que muestra benevolencia para aquellos que reparan sus delitos a la sociedad y aspiran reformarse.
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