Caralvá
Cualquiera que sean las revelaciones de Wikileaks en la nación solo serán significativas si alguna de ellas genera un proceso legal que implique a personas o instituciones, de otra forma son esquemas rutinarios de informaciones y apreciaciones que impactarán en las charlas sociales, pero no en el fondo de las relaciones internacionales entre Estados Unidos y El Salvador.
Como afirmamos en el artículo anterior, la nación necesita un cambio profundo en el carácter de la proyección nacional para el resto del mundo, con principios democráticos y objetivos demostrables en el proceso de paz, pero esencialmente una nueva imagen pluricultural y pluriétnica fundamentada en nuestra historia, con valores incluyentes y estrategias precisas en materia de cooperación, seguridad, soberanía etc.
Si wikileaks hubiese publicado estos documentos en la década de la guerra fría o en los cruentos años ochenta en la nación, seguro el curso de los acontecimientos hubiese sido diferente, esta condición habría acelerado los procesos legales que hemos conocido 10 o 15 años después, desafortunadamente muy tarde para salvar la vida de miles de inocentes.
En la misma dirección si existen evidencias de ilícitos que impliquen acciones de narcotráfico o corrupción u otros delitos, los procesos de oficio de investigación o seguridad deberían llegar a fondo, de otra forma solo será materia decorativa en las sobremesas de funcionarios y pueblo en general. Quizás bajo el mismo criterio, algunas informaciones cruciales pueden salvar la vida de inocentes.
Algunos aspectos de wikileaks ayudan a comprender los procedimientos de la diplomacia actual: ¿cómo actúan los representantes de las naciones?, las acciones de las embajadas, puesto que sus informes están cargados de conversaciones con representantes oficiales y extraoficiales, valoraciones subjetivas, apreciaciones y calificaciones insólitas, algunas con mucho desprecio para América Latina que evidencia modelos ofensivos para dignatarios y legítimos representantes de los pueblos que reciben a las embajadas extranjeras.
Hace algunos años, en una empresa corporativa demandada en su momento por otro par, un alto ejecutivo decía: actúa como espía, asiste a todos los eventos de los rivales, se muy cortés en encuentros sociales, pregunta con mucho cuidado temas sensibles indirectamente para conocer las debilidades y virtudes de los oponentes. Esto es usual en las empresas corporativas y ahora wikileaks, destaca acciones muy parecidas pero con la diferencia que los actores no son ejecutivos de grandes empresas transnacionales.
Existe una nueva realidad postwikileaks: es la democratización de informes que confirman muchas sospechas y versiones extraoficiales, pero con este recurso el grado de certeza confirma muchos secretos a voces sobre nuestra nación, en realidad muchos informes sobre la nación ya eran del dominio público excepto que desconocíamos la opinión de funcionarios extranjeros sobre las mismas.
Algunas acciones descritas en los informes wikileaks son muy parecidas a las practicadas por Talleyrand (Ministro de Relaciones Exteriores de Napoleón Bonaparte) con mucha habilidad para manejar los hilos ocultos del poder.
Wikileaks abre una nueva historia de la información y la diplomacia, democratizando la opinión pública mundial.